PONCE – Luis Miguel Arroyo Ortiz, desde niño, pasaba horas pintando y dibujando. Aunque el ponceño reconocía su pasión y su talento con la pintura, tenía la idea de que necesitaba hacer una carrera alejada de las artes para poder subsistir económicamente.
“Yo era de los que pensaba que si estudiaba artes me iba a morir de hambre. Fui a la universidad y estudié enfermería. Me dejé llevar por los estereotipos y aunque finalicé mi bachillerato, yo siempre supe que eso no era lo mío”, explicó el joven.
Tras varios empleos en restaurantes y tiendas por departamento, el joven sentía la inquietud de practicar sus dibujos y sus pinturas.
“Eso siempre ha sido lo que me apasiona, pero me envolvía en mis trabajos y en distintas cosas y dejaba a un lado las artes. El pasado año, a principios de la pandemia, me contagié con Covid. El encierro y el aburrimiento de no estar haciendo nada me dieron la oportunidad de agarrar mis pinturas y ponerme a practicar. Tomé varios cursos y me animé a pintar”, relató el artista.
Luis Miguel empezó a hacer diseños en sus tenis y cuando publicó el resultado en sus redes sociales, no faltaron amigos y familiares que le hicieran sus encargos.“Las personas me empezaron a llamar para que les hiciera diseños únicos. Al principio me daba un poco de temor porque yo sé que los tenis tienden a ser bastante caros, pero a la misma vez me entusiasmaba al saber que la gente confiaba en mi arte y en mi trabajo”, expresó.
El joven ponceño compartía su trabajo en diferentes redes sociales y comenzó a dar forma a su actual negocio L.A. Custom.
“Yo utilizo una pintura especial y se da un tratamiento a ese calzado para que no se despinte ni desmerezca. Las personas tienen unos tenis únicos, es un trabajo artesanal. En algunos casos las personas eligen sus diseños y otras veces confían en mi creatividad. Tengo que aceptar que los cartoons son mis diseños favoritos. Me encantan las caricaturas y poner mucho color, pero todo depende de el gusto del cliente”, indicó el pequeño empresario.
Además de personalizar tenis, gorras, camisas y hasta vasos, L.A. Custom se ha convertido en una marca y mercadea variedad de productos.
“Uno tiene que dejarse llevar por sus dones y por las cosas que a uno le apasionan. ¿De qué vale hacer una carrera por el hecho de generar dinero? Uno tiene que buscar en su corazón y saber cuáles son sus propósitos, qué es lo que a uno le apasiona; eso es lo que realmente trae felicidad”, resaltó el pintor.
Hoy día Luis Miguel recibe clientes de toda la Isla en busca de su arte y agradece a Dios, a su familia y a sus amigos por el apoyo que le han dado.
Planifico hacer una boutique en Ponce. L. A. Custom es un recordatorio de que estoy haciendo lo que me apasiona. Me gano la vida haciendo lo que realmente me gusta y eso es una gran bendición” expresó.