La guerra en Ucrania es una amenaza al bienestar físico y emocional de los 7.5 millones de niños y niñas que viven en ese país, y que no entienden por completo lo que está pasando, denuncia el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).
De acuerdo a la Unicef, más de un millón de niños han huido de Ucrania junto a sus familias a países vecinos, dejando atrás todo lo que conocen.
Por otra parte, miles de menores de edad no están acompañados por su familia y en algunos casos se desconoce dónde están, lo que los pone en riesgo de ser víctimas del tráfico humano, que puede incluir redes de explotación sexual.
Entre las miles de personas que han muerto o están heridas a causa del conflicto bélico se encuentran cientos de niños.
Ni siquiera los hospitales son un lugar seguro para los menores de edad.
El miércoles 9 de marzo fue bombardeado un hospital pediátrico en Mariúpol, en el que había un área de partos. Según el gobierno de Ucrania, unas cinco personas murieron en el incidente, incluyendo dos menores de edad. Al menos 17 personas resultaron heridas, entre ellas varias embarazadas. Decenas de miles de embarazadas no recibirán la atención médica que necesitan por los próximos meses.
Desde que comenzó la guerra en Ucrania, se han documentado 31 ataques contra los servicios de atención de la salud a través del Sistema de Vigilancia de Ataques contra la Atención Sanitaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según estos informes, 24 incidentes han dañado o destruido establecimientos de salud, mientras que en cinco casos han dañado o destruido ambulancias. Como resultado de estos ataques, al menos 12 personas han muerto y 34 han resultado heridas, y el acceso y la disponibilidad de servicios de salud esenciales han resultado afectados. La OMS se está encargando de verificar otros informes a medida que se siguen registrando ataques, a pesar de los llamamientos a la protección de la atención de la salud.
El conflicto bélico en el este de Ucrania lleva ocho años. Mientras que la invasión rusa a Ucrania lleva cerca de tres semanas.
Los bombardeos a pueblos y ciudades han destruido viviendas, escuelas, orfanatos y hospitales, además de la infraestructura, como son las instalaciones para purificar agua o limpiar las aguas usadas, y el servicio de electricidad en medio del invierno. Millones de niños han sido afectados.
«Solo quiero volver a casa, que no haya guerra», dice Tatiana, una niña de 9 años.
«No sabes a dónde escapar», dice por su parte Valeria, una madre que huyó de Ucrania junto a
“Es aterrador ver humo y bombardeos”, afirma Yuliya, madre de Vera, una bebé de pocos días de nacida.