Por Sandra Caquías Cruz
PONCE – La falta de servicio eléctrico, los árboles y ramas sobre pavimento y muchos ciudadanos recorriendo por las carreteras dominan el panorama en esta Ciudad durante la mañana de un lunes y tras el paso del huracán Fiona.
Varias estructuras de la comunidad Punta Diamante perdieron sus techos y se vieron severamente afectadas, algo que también ocurrió con el paso del huracán María en septiembre de 2017.
Las ráfagas de viento que horas antes golpearon Ponce provocaron problemas en varias vías de rodaje donde ramas y árboles impedían el paso de los vehículos. Las filas en las estaciones de gasolina comenzaban a prologarse según trascurrían los minutos.
El sistema de internet interrumpía las comunicaciones y las llamadas telefónicas. Algunas farmacias abrieron sus puertas, así como panaderías y un puñado de gasolineras, donde muchas de las personas iban en busca de combustible para los generadores de electricidad.
Las principales calles de la comunidad La Playa quedaron anegadas porque las bombas no volvieron a funcionar. Mientras, las herramientas de los pescadores quedaron bajo agua cuando las embarcaciones se hundieron.
También en la comunidad La Playa hubo una estructura que perdió lo que fuera su techo.
La carretera a la comunidad La Yuca, un sector rural de Ponce, estaba cerrada mientras brigadas trataban de remover ramas y trabajar con el tendido eléctrico que había caído al pavimento. Los ponceños estaban sin servicio de electricidad.
En el centro urbano había varios escombros en las calles y aceras.