Por Sandra Caquías Cruz
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PONCE – La corporación Amor que Sana, liderada por el médico Juan Panelli, denunció que se han quedado sin dinero para mantener el servicio a los deambulantes que son adictos a las drogas por lo que dependen del voluntariado y de los buenos samaritanos para abastecer esas necesidades.
“Nos quitaron la propuesta. Operamos con donativos”, dijo Ana Medina, antes de explicar que la propuesta la tiene la entidad Coalición de Coaliciones Pro Personas sin Hogar de Puerto Rico, Inc., quienes no tienen albergue en Ponce y canalizan ayudas a las entidades.
La Coalición tiene oficinas en la calle Villa, en Ponce, donde ofrece servicios, tiene otra oficina de administración en La Rambla Plaza y tiene oficinas en Caguas. La Coalición funciona con una evaluación inicial del paciente para conocer sus necesidades y encaminar la ayuda.
“Ellos (Departamento de la Vivienda) cometieron un error, pusieron otros proyectos encima del de nosotros porque Coalición de Coaliciones tenía el bizcocho (dinero de la propuesta) desde Aguadilla a Santa Isabel”, indicó. Coalición de Coaliciones no respondió las llamadas ni mensajes para una entrevista.
Amor que Sana se mantiene operando en una estructura que pertenece al Departamento de la Vivienda donde ofrece hogar a cinco personas, todos adultos mayores, incluso uno con espectro de autismo, que no tienen hogar y su salud está comprometida, explicó Medina, esposa de Panelli y quien abandonó su trabajo de maestra para laborar de manera voluntaria con esa población.
Al momento, la corporación ofrece intercambio de jeringuillas dos veces a la semana, provee materiales de limpieza para las llagas que tienen muchos adultos crónicos y les da meriendas. En ocasiones, también les proveen alimentos a los deambulantes, pero se concentran en dar comida y todo lo que necesitan esas cinco personas que viven en ese albergue, donde el que menos edad tiene cumplió 36 años.
La ventanilla de servicio abre lunes, miércoles y viernes de 9:00 am a 12:00 meridiano. Llegan aproximadamente 50 adictos en busca de algún servicio, ya sea intercambiar jeringuilla, buscar artículos personales o materiales para limpiar sus heridas.
Ninguna de esas cinco personas sale de la Casa Ana Medina a menos que sea a buscar servicios médicos. Uno de ellos recién recibió un diagnóstico de cáncer y es llevado a sus citas médicas. SI el centro cierra tendrían que sacarlos a la calle, dijo Medina cuando la voz se le quebró.
“¿Quiénes son los que te dan? Mis estudiantes. Ya están grandes y se han identificado poco a poco con esto. Me hacen llorar. Porque yo como maestra, que tenía que ser jodona y disciplinada… Tú no sabes que los primeros que han llegado aquí son aquellos que ni me hacían caso y me dicen que no tienen mucho, pero tienen sus zapatos”, expresó. “Antes el municipio me daba hasta diésel. Eso nos lo quitaron”, señaló.
Amor que Sana es una entidad que se dio a conocer por la labor que realiza, especialmente en cuidados de salud a los adictos. Los voluntarios de Amor que Sana llevan más de una década visitando los lugares donde los adictos se inyectan y conviven para curarle heridas y llagas que le comprometen sus vidas.
La entidad llegó a tener un hogar de rehabilitación en Yauco en el que albergaba 14 exadictos, pero las limitaciones económicas los obligó a cerrar y trasladarse al centro que tienen en Ponce, pero donde había mujeres. La mayoría de las mujeres reorganizaron su vida, salieron de la drogadicción y tienen su hogar. Varias fallecieron por sobredosis.
“Algunos de los que teníamos en Yauco, les dieron apartamento porque ya estaban bien. Aquí quedaron siete, pero lo que queda son cinco porque dos fallecidos”, indicó. Explicó que las mujeres que estaban en Casa Ana Medina, la mayoría fueron rehabilitadas. Salieron para apartamento de vivienda pública. Hay dos que tienen vales de alquiler del programa Sección 8. “De aquí salieron para un hogar; que algunas volvieron con los mismos compañeros, pues. Eso no ha sido fácil”, dijo. Algunas han muerto. “la droga pasa factura”, comentó.
Los planes inmediatos es aumentar esfuerzos para recibir alguna ayuda legislativa y del municipio. “Quisiera buscar una propuesta. Estoy tratando de hacer acuerdo colaborativo para no poder tener escasez”, indicó.
“Me siento feliz con lo que hemos realizado”, dijo. “Aunque estoy en un limbo; pero, ¿qué me queda? Servir donde nos dé la sábana”, expresó.