Por Nydia Bauzá
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Por primera vez en décadas de historia va a las urnas una alianza entre dos partidos (PIP y MVC), en medio de una atípica campaña política plagada de denuncias contra la Comisión Estatal de Elecciones (CEE), sobre el manejo del voto adelantado, recusaciones de electores y fallecidos que no se han sacado del registro electoral.
Tampoco hay certeza de que los resultados de la elección general del próximo martes 5 de noviembre se conozcan la noche del evento.
“Hay varias cosas muy particulares y además preocupantes en estas elecciones, una de las que más me preocupa a mí es ver la fragilidad de nuestro sistema democrático, cómo se ha ido minando la credibilidad y la capacidad de poder proteger el voto”, observó Palmira Ríos, investigadora y ex decana de la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico.
La activista de derechos humanos subrayó que en vez de expandir el derecho al voto, lo que se percibe es que se está limitando. “Siempre hemos reconocido como fundamental el derecho a ejercer el voto en Puerto Rico y hemos visto cómo se ha manipulado, cómo se ha limitado ese derecho a electores y a personas. Se alega incluso, que hay candidatos que están literalmente comprando votos”, reprochó.
“Algo que uno pensaba que no ocurría ya en Puerto Rico, que es cosa de otros países y lo estamos viendo en vivo. Todos los días hay una noticia nueva en esa dirección. Por ejemplo, nos han obligado a ir a votar de forma no presencial. Las últimas enmiendas al Código Electoral resultaron ser bien negativas para el sistema democrático de Puerto Rico”, agregó la académica.
También cuestionó el que una mujer aspire a la candidatura máxima en el país y no haya asumido la bandera de los reclamos de muchos grupos de mujeres.
“La defensa de los derechos reproductivos de las mujeres, de igual paga por igual trabajo, de no discrimen, la están asumiendo los grupos que llaman de la izquierda, pero la candidata mujer (Jenniffer González Colón) no tiene eso como bandera. Así que las candidatas mujeres no van a asegurar nuestros derechos. De hecho hay unos partidos abiertamente en contra de los derechos alcanzados y eso es un recordatorio de que hay que defenderlos porque se nos pueden erosionar en cualquier momento”, puntualizó la estudiosa de temas de la raza y equidad, quien presidió la Comisión de Derechos Civiles de 2003 a 2008.
Destacó además, que la pobreza y desigualdad, dos temas medulares en Puerto Rico, han estado ausentes del debate de ideas. “Se ha evidenciado en estudios que Puerto Rico tiene una de las tasas más altas de pobreza y de desigualdad en los Estados Unidos. En mi opinión este debería ser un tema prioritario de todos los partidos, no marcado por líneas políticas, sino como un objetivo nacional y no escucho sobre eso en la discusión. Se van por cosas tangenciales, a veces, algunas irrelevantes y personalistas, pero no se ataca los problemas que afectan a la mayoría”, acentuó.
“Cuando miramos las tasas de pobreza de Puerto Rico, que son tres veces más que las de Estados Unidos, uno dice, esta debería ser la prioridad de todos los sectores y se pregunta, dónde están las propuestas no digo, para abolir la pobreza, sino para reducirla”, cuestionó la catedrática.
Otro académico y analista político, Ángel Rosa destacó que las particularidades que han caracterizado este proceso eleccionario demuestran que Puerto Rico está pasando “por una verdadera transición política”.
Rosa subrayó que será una contienda apretada para la gobernación, que podría haber un gobierno compartido, que en la Legislatura, como el cuatrienio pasado, no habrá mayoría absoluta y que en algunas alcaldías habrá cambios de mando.
“Hacía mucho tiempo que no ocurría una transición en el panorama político, realineamiento de fuerzas partidistas, resistencia de estructuras económicas y políticas. En Puerto Rico luego de la bancarrota y del impacto del huracán María y de Irma y todo lo que eso ha traído en términos no solamente de problemas en la vida, sino también de esquemas de corrupción, que se han ido urdiendo alrededor de los fondos federales y de la denuncia de falta de efectividad, Puerto Rico está en un punto de ebullición social”, analizó el ex senador.
Recalcó que los niveles de insatisfacción política son solamente comparables a los que se vivieron en la isla hace un siglo después de los desastres naturales de la década de 1920 y de la gran depresión económica de los años de 1930.
“Lo que estamos viendo es un sistema que se ha ido sobrecalentando en términos de las demandas de la población y de la capacidad que tiene de procesarlas y la resistencia de unos grupos que han vivido acomodados alrededor del poder a lo largo de tanto tiempo”, sostuvo Rosa.
Destacó que independientemente del resultado de las elecciones, los movimientos políticos que no puedan acoplarse a esa nueva realidad, no van a poder subsistir y sostuvo que para el Partido Nuevo Progresista (PNP) y para el Partido Popular Democrático (PPD), estos comicios electorales representan una prueba de fuego.
“Los tiempos de los copos electorales y de las victorias abrumadoras que se llamaban banquetes totales, se están acabando, en gran medida porque el elector ha ido aprendiendo cómo expresarse y a pesar de que el sistema electoral está todavía controlado por esos partidos, los electores se han ido buscando formas y abriendo caminos para expresarse. Cuando los pueblos quieren cambiar algo es muy difícil contenerlos, toma tiempo porque el cambio político y el cambio social es muy lento, pero es imparable”, sostuvo el también columnista.