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Rompiendo el muro del silencio: Duelo por Suicidio

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Hablar de duelo por suicidio sin reconocer el carácter de la enfermedad es como tratar de curar una herida abierta con silencio. 

El duelo que dejan los suicidios es una herida silenciosa y compleja, que afecta no solo a quienes se van, sino también a las familias y seres queridos que quedan atrás.

No se trata de un duelo común. Clínicamente, los especialistas advierten que este proceso está atravesado por sentimientos de culpa, vergüenza y aislamiento.

“Las familias cargan un sentimiento de culpa, entran en un shock, y básicamente el sentimiento de culpa es lo más que los afecta”, explicó el trabajador social del Centro de Salud Conductual San Lucas, Josué Guzmán.

Esa culpa, añadió, “se convierte en un peso que muchas veces los familiares sienten que no pueden compartir, porque la sociedad aún juzga más de lo que acompaña”.

Por otro lado, la Dra. Amanda Carrera, psiquiatra del Centro de Salud Conductual San Lucas enfatizó que debemos dejar de ver la salud mental como un tema aparte. “El cerebro es un órgano igual que cualquier otro de nuestro cuerpo y se enferma. Parte de esa enfermedad es lo que es el suicidio. En psiquiatría lo llamamos el cáncer, es nuestro cáncer”, dijo.

Según la doctora, hablar de duelo por suicidio sin reconocer el carácter clínico de la enfermedad “es como tratar de curar una herida abierta con silencio”.

El Dr. Javier Morales, psicólogo clínico del Centro de Salud Conductual San Lucas, recalcó la importancia de abrir conversaciones.

“Cuando hay estigma, hay retraimiento social, vergüenza y hasta culpa. Pero hablar sobre este tema no significa que vamos a inculcarle la idea a la persona de suicidarse. Todo lo contrario: nos ayuda a identificar, prevenir y desarrollar empatía”, señaló. Morales recordó que “la prevención comienza cuando la gente siente que puede hablar sin miedo a ser juzgada”.

Los datos son contundentes.

Según la Organización Mundial de la Salud, cada 40 segundos una persona muere por suicidio en el mundo. En Puerto Rico, las estadísticas reflejan cerca de 300 muertes por suicidio cada año, lo que significa que, cada dos días, una familia enfrenta esta dolorosa pérdida.

La Dra. Amanda Carreras subraya que detrás de esas estadísticas hay un patrón que se repite: “El suicidio es la solución permanente a un problema que no es permanente”.

En tanto el trabajador social, Juan Guzmán, añadió que el acompañamiento es determinante para enfrentar el duelo. “Cuando la familia se siente escuchada y validada, el proceso de duelo, aunque doloroso, se vuelve más llevadero. La ausencia de apoyo, por el contrario, puede llevar a depresión y hasta a riesgo suicida en los sobrevivientes”, puntualizó.

Romper el silencio es, entonces, una responsabilidad colectiva. Como expresa Morales, “necesitamos entender que hablar salva vidas, y callar, en muchos casos, las apaga”. Ese mismo principio debe aplicarse al duelo de quienes quedan atrás. No basta con lamentar la pérdida; hay que reconocer el dolor de los sobrevivientes y ofrecerles un espacio para sanar. El duelo por suicidio no debe vivirse en soledad. Callarlo perpetúa la herida; hablarlo abre la posibilidad de sanar.

Para información sobre el Centro de Salud Conductual San Lucas y los servicios que ofrece, accede a sanlucaspr.org, llama al 787-625-1430 o síguelos en sus páginas de Facebook, Instagram y YouTube.

Por Centro de Salud Conductual San Lucas

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