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Doña Carmen nunca ha tenido luz

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Por Nydia Bauzá
redaccion@esnoticiapr.com

 

PEÑUELAS – Doña Carmen Román Cruz, de 67 años, ha pasado más de la mitad de su vida sin servicio de energía eléctrica en su casita de madera y zinc en lo alto de las montañas del sector Corea, del barrio Quebrada Ceiba, desde donde se divisa la Bahía de Tallaboa, en el Mar Caribe y el canto de los coquíes, convierten las noches en una serenata.

El humilde hogar tampoco tiene servicio de agua potable y como el resto de cientos de familias de este empinado barrio, la peñolana de la tercera edad, suple sus necesidades de un sistema intermitente de agua sin procesar de la comunidad.

Para el consumo y preparar alimentos, doña Carmen tiene que comprar agua embotellada con un apretado ingreso familiar de poco más de $600.00 mensuales, del programa de Asistencia Nutricional y del Seguro Social de su esposo, don Alejandro Rosario Pérez, de 72 años.

Doña Carmen no recibe pensión, pues solo trabajó de forma esporádica como cogedora de café. Solo pudo estudiar hasta el tercer grado y la mayor parte del tiempo, trabajó como “ama de casa”, en la crianza de sus siete hijos. Es diabética, hipertensa, toma medicamentos para la presión, el colesterol, la tiroides y tiene la cubierta del Plan Vital de la Reforma de Salud.

Su esposo trabajó un tiempo en mantenimiento de carreteras en Obras Públicas Municipal, pero la mayor parte de su vida ha sido recolector de café. El día que Es Noticia entrevistó a doña Carmen, don Alejandro no se encontraba en la vivienda pues según contó ella, “estaba cogiendo café en una finca” del sector.

Desde que unieron sus vidas la humilde pareja comenzó la lucha por lograr que se les conectara la luz, pero el hogar se quedó rezagado en el apartado sector rural. En la primera casita que tuvo la pareja se alumbraban con quinqués. Con el pasar de los años, el matrimonio pudo construir otra vivienda en el mismo lugar, producto de una herencia familiar, en la que viven actualmente.

La vivienda en madera con techo de zinc deteriorado, solo tiene piso de concreto en el balcón y en el cuarto de baño. Una de sus hijas, Yahaira, quien vive más cerca de la carretera principal, le pasaba un cable con el que conectaban una planta eléctrica, pero el esfuerzo colapsó por falta de voltaje.

Luego que la situación de la humilde familia comenzó a trascender públicamente con la ayuda de grupos de la comunidad, la anterior administración municipal del alcalde Gregory Gonsález Souchet, les llevó una batería y el actual alcalde, Josean González Febres, quien fue celador, se ha comprometido con alumbrar la residencia.

En semanas recientes el municipio alambró la casita y está en proceso de levantar una columna donde se colocará el contador. El alcalde ha supervisado personalmente las labores. Faltaría que LUMA Energy coloque al menos tres postes y un transformador para conectar el servicio.

“Cuando tenga la luz voy a hacer una fiesta en familia, voy a dar la bienvenida. Todos mis hijos se van a reunir aquí. Estoy contenta, gracias a todos los que me están ayudando. Antes de Navidades espero tener la luz”, manifestó confiada con emotividad doña Carmen. “Yo nunca me he caído, siempre he echado pa’ lante, hay que tener fe. Mis hijos siempre me han ayudado”, agregó con ojos llorosos.

Lo más difícil para la familia ha sido no tener una nevera para guardar los alimentos que requieren refrigeración y medicinas. Hace 10 años doña Carmen fue diagnosticada con diabetes y con pastillas controla sus niveles de azúcar en sangre. No ha comenzado a utilizar insulina por falta de un refrigerador.

Su hija Yahaira, cuya vivienda es la más cercana, le guarda las carnes y otros productos no perecederos. “Mis hijos me traen hielo todos los días”, relató.

“Yo cojo las cosas siempre con calma, pero ya pronto, gracias a Dios, vamos a tener la luz. Lo que quiero es tener la neverita al día y una lavadora. De lo primero que voy a comprar es una lavadorita”, sostuvo al compartir que toda la vida ha tenido que lavar la ropa “a puño”, dando cantazos con las paredes.

“En todos estos años me han dicho que me mude, que nos consiguen una casa en el pueblo, pero no me quiero ir, aquí soy feliz”, expresó doña Carmen.

Lamenta falta de servicios para la tercera edad

En el mismo Barrio Quebrada Ceiba, en el sector Hoya Llanita, don Pedro Antonio Figueroa Rodríguez, otro adulto mayor que pronto cumple 80 años, lleva el timón del hogar.

Don Pedro enviudó en 2014, es autosuficiente, conduce hasta Ponce y de vez en cuando, cocina para él y su hijo con quien comparte el hogar y con otro adulto mayor postrado en cama, a quien considera como un hijo. A diario ingiere medicamentos para una condición cardiaca, pues en 2023 fue operado de una válvula del corazón. Estudió hasta el cuarto grado, es padre de dos hijos, una hija y un varón. Tiene cinco nietos, 10 bisnietos y una tataranieta.

En su juventud, don Pedro laboró como obrero en fincas y posteriormente, trabajó en mantenimiento en la petroquímica Union Carbide, de donde se retiró con 34 años de servicio. Logró construir su residencia en hormigón y junto a su esposa, Emilia Caquías, quien falleció hace 14 años, hizo labor comunitaria en el sector rural.

Lamentó que muchas personas de la tercera edad luego de ser ingresados en hospitales para recibir servicios, la familia los abandone. “Muchos se quedan solos”, sostuvo. Dijo también que muchos gobiernos prometen mejorar los servicios para la población de adultos mayores, pero no cumplen.

Don Pedro se bandea con su Seguro Social y con el Programa de Asistencia de Alimentos, pero dijo que “a veces hay que amarrar el peso bien amarrao para que dé” para hacer la compra y cubrir todos los gastos. En su caso tiene que pagar “$200 y pico mensuales” por un sistema de placas solares que tuvo que colocar en el techo de la casa por los continuos apagones.

“El agua a veces viene y a veces no. Cuando llueve a veces nos quedamos una semana sin agua. Gracias a Dios tenemos dos cisternas grandes y yo siempre estoy llenando galoncitos para no tener problemas”, detalló para agregar que el agua no es potable y para cocinar y consumir tienen que comprar embotellada.

¿Con el aumento en el costo de vida, el alza en las tarifas de la luz, la escasez de médicos y falta de servicios de apoyo, cómo describe la situación para los adultos mayores?

“Es bien difícil”, sostuvo don Pedro, quien dijo que está solicitando una ama de llaves del municipio que les ayude en las tareas del hogar.

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