Por Redacción Es Noticia
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El director de Comunicaciones del Departamento de Salud, Eric Perlloni, renunció a su cargo en la mañana de hoy luego de que la gobernadora Wanda Vázquez le solicitó ayer en noche al secretario de Salud, Lorenzo González Feliciano, que investigue unas expresiones grabadas atribuidas a Perlloni que contenían palabras soeces y despectivas en contra de periodistas de El Nuevo Día.
“Decido abandonar mi posición como Director de Comunicaciones del Departamento de Salud, evitando ser una distracción en las gestiones titánicas que debe liderar hoy la agencia junto a la administración de gobierno. Ese debe ser el único enfoque de todos ante los tiempos decisivos que estamos viviendo”, sostuvo Perlloni en una carta de página y media en la que pide disculpas a la prensa por las expresiones que fueron difundidas en el blog de la periodista Sandra Rodríguez Cotto.
En la grabación se escuchan insultos y expresiones despectivas hacia profesionales de El Nuevo Día en una supuesta reacción a un comentario publicado en la sección “Entrelíneas” del periódico, el pasado lunes 9 de marzo.
“En hechos sumamente lamentables que trascendieron ayer en la noche, se difundieron extractos de una conversación que sostenía una persona común quien durante una charla privada buscaba desahogar el malestar que sentía durante un periodo de intenso trabajo que forma parte del quehacer diario en el ejercicio de sus funciones. Los adjetivos utilizados y el vocabulario empleado en dicha tertulia carecían de toda ética profesional y solo se basaban en emociones momentáneas que respondían a reacciones anímicas que nada tienen que ver con la racionalidad de los hechos. Esa persona era yo…”, indicó Perlloni en la carta.
En el blog de Rodríguez Cotto también señala que “en medio de la emergencia global ante la expansión del coronavirus, el director de Comunicaciones de Salud, Eric Perlloni, se ha convertido en un obstáculo para el acceso a la información. Esto es materia de conversación habitual entre los medios periodísticos. Los profesionales de la información advierten que ya es costumbre la indiferencia y el desdén con la que Perlloni atiende las peticiones de información y entrevistas de periodistas sobre temas tan importantes como este”.
Hasta ahora el secretario de Salud, González Feliciano, no ha emitido comentarios sobre la renuncia de Perlloni ni ha indicado quién lo sustituirá en el cargo.
A continuación el texto íntegro de la carta de Perlloni:
“En hechos sumamente lamentables que trascendieron ayer en la noche, se difundieron extractos de una conversación que sostenía una persona común quien durante una charla privada buscaba desahogar el malestar que sentía durante un periodo de intenso trabajo que forma parte del quehacer diario en el ejercicio de sus funciones. Los adjetivos utilizados y el vocabulario empleado en dicha tertulia carecían de toda ética profesional y solo se basaban en emociones momentáneas que respondían a reacciones anímicas que nada tienen que ver con la racionalidad de los hechos.
Esa persona era yo… y aunque en este caso, el primordial principio violado fue el de la intimidad, mediante una grabación sin mi consentimiento, que se hizo pública de manera editada y sacada de contexto, me corresponde pedir disculpas dentro de un escenario que aún me parece sombrío y extremadamente espinoso. Mis disculpas deben ir dirigidas más que nada a la clase periodística del país a quienes no solo respeto y admiro, sino sobre quienes reconozco la imperiosa responsabilidad de poner en práctica uno de los máximos derechos que nos cobija a todos como lo es el de la información. Herramienta esencial para el funcionamiento democrático de las sociedades y el bienestar colectivo.
No obstante, los sucesos ocurrieron dentro de un entorno privado y carentes de intencionalidad, por lo que categorizar de improperios, agravios u ofensas las expresiones vertidas en los extractos de conversación a los que se hace referencia, sería incorrecto. Los insultos se consuman cuando existe la intención de hacerle daño a una contraparte, y el propio emisor lo hace público. En este caso, nada más alejado de los hechos.
¿Quién no ha tenido problemas en su matrimonio y se ha sentado con colegas a conversar de sus situaciones y ha terminado hablando despectivamente de su pareja? ¿Quién no se ha peleado con su hermano y durante su disgusto utiliza palabras soeces para expresar su malestar? ¿Quién no ha tenido que enfrentar diferencias con sus padres y termina ventilándolas en las fiestas familiares? En ninguna de estas circunstancias existe una acción inherente de dañar a ningún sujeto. Mas bien reflejan la cotidianidad de cualquier ser humano quien usualmente, busca descargar su momento de ira para luego proceder a una solución del problema y continuar su relación con la otra parte.
De igual forma, mis expresiones en ese momento privado no reflejan de manera alguna mi ejecución en el trabajo o mi sentir hacia la clase periodística. Comencé mi vida profesional en la Revista Vea en el año 2000, luego trabajé en Editorial Televisa y posteriormente en el periódico El Vocero. Toda mi carrera la he hecho en los medios, por lo que aludir que exista animosidad hacia la prensa del país no guarda relación con mi realidad. Trabajo incansablemente y siempre he perseguido la excelencia en cada proyecto que emprendo, los cuales siempre han incidido con algún medio del país.
Reconozco la responsabilidad mayor que se le exige a todo servidor público y cómo existen unos cánones éticos que deben permear durante la práctica de esa labor. Al expresarme de la manera que lo hice, fallé, como todo ser humano. Pero no solo le fallé a mis colegas periodistas y relacionistas públicos, también me fallé a mí mismo al pecar de inocente sin entender el terreno movedizo sobre el cual estaba parado. Rodeado de un ambiente con tal nivel de toxicidad, que el entrampamiento viciado abunda solo con el fin de hundir indiscriminadamente a unos en ese fango que ahoga y asfixia, para que otros adelanten sus agendas.
Sé que a partir de hoy me enfrento al escarnio público, pero lo hago con la frente en alto, reconociendo que soy un ser humano como cualquier otro, aceptando que tengo mis defectos, que en ocasiones digo groserías como cualquier otro y que me enfado como cualquier mortal; pero siendo fiel a mis principios y sin intención alguna de hacerle daño a quienes me rodean o difieran de mí. Quienes maliciosamente violentaron mi intimidad y lo hicieron público incurriendo en ilegalidad, no podrán decir lo mismo.
Ante dichas circunstancias y reconociendo el crítico momento por el que atraviesa el país en su batalla en contra del COVID-19, decido abandonar mi posición como Director de Comunicaciones del Departamento de Salud, evitando ser una distracción en las gestiones titánicas que debe liderar hoy la agencia junto a la administración de gobierno. Ese debe ser el único enfoque de todos ante los tiempos decisivos que estamos viviendo”.