Por Sara R. Marrero Cabán
GUAYANILLA – Para sus compañeros y allegados, el periodista Reinaldo «Rei» Millán Quiñones fue -y será- la personificación de la inteligencia y la ética.
Su trayectoria por la prensa escrita -tanto en The San Juan Star, Primera Hora y El Regional de Guayama- iba vestida de profesionalismo y moral, virtudes que nunca desamparó. Su voz en la radio fue sinónimo de integridad.
Millán Quiñones, de 59 años, murió la noche del lunes tras no superar el tratamiento contra la leucemia. La familia cumplirá su deseo de que fuera cremado, pero antes habrán dos actos fúnebres: uno en Ponce, donde desarrolló su carrera profesional y otra en Guayanilla, donde creció y tenía su residencia.
Las exequias inician en la tarde de hoy miércoles en la Funeraria Báez Memorial, en Guayanilla, de 1:00 p.m. a 6:00 p.m. El público que podrá asistir será limitado debido a las restricciones impuestas para evitar la propagación del COVID-19.
El Centro Cultural Carmen Solá de Pereira, en Ponce, recibirá sus restos mañana jueves -de 8:00 am. a 2:00 pm.- donde miembros de la prensa le harán una guardia de honor, explicó la hermana Aurea Millán.
«Eterno periodista»
Las expresiones de dolor y muestras de admiración a Millán Quiñones no cesaron. Gary Gutiérrez, quien durante muchos años laboró como fotoperiodista, lo describió como «el eterno periodista».
“Rei probablemente fue el eterno periodista. Rei era un periodista de provincia que quería ser periodista de provincia y que esa inspiración de ser periodista de provincia estaba guiada por el más profundo sentimiento ético y moral. Yo creo que la única inspiración de Rei como profesional era ser ético y moral. Así que, eso para mí, cuando yo pienso en Rei, pienso en eso. Rei nunca aspiró a otra cosa”, recordó Gutiérrez, quien vivió milésimas de experiencias en el campo periodístico junto a Millán Quiñones.
Y así también lo rememoró Mario Santana, quienes compartían un amor profundo por la literatura.
“Rei fue un ser humano excepcional. Un hombre noble, sensible y muy solidario. También fue una persona con una inteligencia muy aguda. Leer era una de sus grandes pasiones. Le encantaba la literatura. Ambos sentíamos una gran admiración por Borges, el escritor, a la misma vez que estábamos conscientes de las ideas que defendía eran bastante retrógradas. El Deporte era otra de sus pasiones. La Radio era otra. Su voz compartía la entonación y corrección de los grandes maestros de la radio del ayer. Era un hombre profundo. Sabía mucho de muchas cosas. Y, a la misma vez, era un ejemplo de sencillez y de calidez humana en el trato a los demás”, revivió.
«Maestro de la palabra»
“Nunca le interesó la fama ni la procuró. Ejerció el periodismo como una causa. No concebía el periodismo sin ética. Alzó la voz y denunció lo que consideró injusto o incorrecto y lo hizo con absoluta valentía. Vivió la inestabilidad laboral del periodismo con entereza. Trabajó con igual seriedad y pasión la nota de prensa para un periódico regional que una entrevista para un programa de radio y un reportaje para un periódico de circulación general», describió.
«Era un maestro de la palabra. Sus poemas son ejemplo del poder de síntesis del lenguaje. Tenía un fino sentido del humor, producto de su inteligencia aguda. Era capaz de reírse de lo que le dolía. Y le dolía la mediocridad, el doble discurso y la hipocresía. Sabía que la arrogancia y la ignorancia están hermanadas y a ambas las enfrentó a veces a carcajadas y a veces con la palabra de denuncia”, afirmó el periodista y profesor universitario Santana.
“Hombre de una gran conciencia sobre el tiempo y la historia, dejó en su cuenta de Facebook una serie de escritos que deberían examinarse y recopilarse en uno o más libros. Gente como Rei siempre han sido pocos en el mundo y este tiempo en el que importa más la innovación tecnológica que las verdades que encierran las páginas de un libro habrá, por desgracia, cada vez menos hombres y mujeres como él a pesar de que nunca habían sido tan necesarios. Hoy, ante lo irremediable de su muerte, cobramos mayor conciencia de que fue un privilegio conocer a Rei y contar con su amistad”, agregó.
«Doy gracias a Dios por darme el privilegio de coincidir con él en esta vida»
Más allá del campo laboral, Millán Quiñones también dejó enseñanzas perennes en sus hijos Karla Correa Bonnet y Michael Báez Bonnet.
“Mi papá me enseñó que el acto más grande de amor es la solidaridad. Mi papá me enseñó que la verdadera riqueza es disfrutar y hacer lo que uno ama. Mi papá me enseñó el amor por las artes. Mi papá me enseñó que lo único que nadie te puede quitar es la educación y por eso es la mejor inversión. Mi papá me enseñó que la sangre no siempre pesa más que el agua. Mi papá me enseñó que la felicidad en el amor es la alegría de ver al ser querido feliz, aún en la distancia. Mi papá me enseñó diplomacia, ética, respeto, armonía, fe y paciencia. Mi papá me enseñó de historia, deportes, cine y chistes. Mi papá me enseñó que no existen los límites y puedo lograr todo lo que me proponga», expresó Correa Bonnet.
«Mi papá, ahora, me enseñó lo efímera que es la vida… Mi papá es la mejor persona que he conocido, y es ejemplo de amor incondicional. Por esto y mil cosas más, doy gracias a Dios por darme el privilegio de coincidir con él en esta vida y poder llamarle papá. Sé que él tenía mucha fe de recuperarse de este monstruo que lo tomó por sorpresa, y de poder de compartir con sus nietos una vez pasara el COVID. Tenía muchas cosas por hacer y muchos libros por escribir… ahora no sufre más y tengo otro ángel que me cuida desde el cielo”, conmemoró.
Descanse en paz Reinaldo Millán Quiñones
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