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Andrés Jiménez: “Me considero un jíbaro de lejos y de cerca más todavía”

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Por Nydia Bauzá
redaccion@esnoticiapr.com

 

“Aquí fue donde todo comenzó”, dice con un destello de brillo en la mirada, contemplando la Torre de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y remontándose a los años de 1969 y 1970. Época convulsa, de protestas contra el servicio militar obligatorio, de afirmación de la afrodescendencia: Andrés Jiménez Hernández (El Jíbaro) lucía una cabellera con afro y calzaba chancletas cuando de forma orgánica cantaba en la Placita de Humanidades, nombrada luego, Antonia Martínez Lagares. El cantor orocoveño no imaginaba la fructífera carrera que le aguardaba.

Para el autor de “¡Coño despierta boricua!”, su formación en la UPR fue fundamental, tanto en el desarrollo del pensamiento crítico, como en el aprendizaje lírico que ha plasmado con su puño y letra en emblemáticas letras, llenas de poesía.

“Al proceso de escribir una canción tengo que darle todo el peso a lo que yo aprendí en estos predios, en los alrededores, a la gente, a mis profesores que me enseñaron, que me aclararon mi mente en muchos aspectos… Es la Universidad la que me da ese empuje, la que me ofrece ese escenario para poder cambiar, porque, aquí todo era posible”, sostiene el trovador en entrevista con Es Noticia desde uno de los históricos banquitos de la Placita Antonia Martínez Lagares, un espacio verde para tertulias, donde se erige en uno de los costados el Teatro de la UPR.

Desde su época universitaria Andrés Jiménez comenzó a escribir canciones que fueron marcando su ruta, su estilo en la música puertorriqueña. “Voy escribiendo esas canciones que van marcando mi ruta, que son parte fundamental de ese cambio que se estaba dando y de la capacidad de entender el cambio. La necesidad de saber que todo cambia, eso yo lo aprendí aquí en la Universidad”, afirma el defensor de la música autóctona y de la cultura puertorriqueña.

“Las posibilidades de cambio estaban ahí en lo que me enseñaron los maestros de historia, filosofía, español. Eso fue lo que me preparó para emprender el oficio que hago hoy día de cantautor”, repasa el poeta vocalista. Rememoró cómo en esos años, en los predios de la UPR, comenzó a cantar con Flora Santiago, Pepe Sánchez, Roy Brown, Noel Hernández y Antonio Cabán Vale (El Topo), con quienes luego formó parte del grupo Taoné del Movimiento de la Nueva Canción. Cuenta que los corillos de la UPR le decían el jibarito de Orocovis “y decidí entonces, que me llamaría El Jíbaro”.

Se curtió como trovador en parrandas, velorios y rosarios cantados. “Absorbí la música en la piel”, dice para agregar que en la UPR también tuvo la influencia de trovadores internacionales, entre ellos, los argentinos, Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa y posteriormente, los cubanos, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.

Andrés Jiménez recuerda también cómo tuvo que abrirse paso para cantar música campesina en un mundo de intelectuales, en círculos universitarios. “En esa época todavía había un poco de discriminación con el jíbaro, con todo lo que viniera del campo y más en un lugar donde también hay un élite intelectual. Hacer valer los valores del jíbaro, la importancia que tiene, fue una de mis empresas en ese momento”, narra el prolífico cantautor, quien proviene de una familia patriarcal de 15 hermanos, todos nacidos por comadrona en Orocovis. Su papá, don Juan, era agricultor y su progenitora, doña Felícita, hacía donas y pasteles para ayudar al sustento del hogar.

Este sábado 28 de diciembre, Andrés Jiménez se presenta en el Centro de Bellas Artes, en San Juan, con el concierto “Mi ruta”, un recorrido de su larga trayectoria artística de unos 53 años.

“He hecho algunas canciones que hablan del jíbaro y de mí porque me considero un jíbaro de lejos y de cerca más todavía”, sostiene con su característico sombrero panamá blanco. En el concierto interpretará temas de Navidad, boleros, “Canción del campesino”, “Mi ruta” y “Décimas del camino”, una oda a la filosofía antigua.

“Por que ya no solamente es afirmar quiénes somos en términos de nuestra identidad, sino entender la naturaleza del universo en que vivimos, cuál es la partícula divina que produce la vida como tal, lo que es el ser humano en su totalidad. Ya no solo es lo insular, mi preocupación va un poco más allá, buscando cuál es la razón de la vida y las cosas importantes para la existencia humana”, comparte el juglar, para quien no pasaron desapercibidas las imágenes de los Tres Santos Reyes que formaban parte de la decoración navideña en la Placita.

“Los Reyes para mí son la Navidad, representan la afirmación de nuestra identidad. En la doctrina cristiana en que nos educaron los Reyes eran los depositarios de esa tradición de la Navidad. Luego viene por ahí Santa Clós a invadir el territorio, pero eran los Reyes los que primero conocimos de niños y todavía los siento igual”, dice.

A pesar de sus grandes lazos con la Iupi de Río Piedras, Andrés Jiménez no le ha escrito una canción al gran centro docente, pero dice que lo ha pensado.

“Todavía no se me ha ocurrido… será una encomienda”, agrega El Jíbaro.