Por Ana Delma Ramírez
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La conjunción de madre e hija entre la atleta del deporte de bolos Rose Farinacci Bonaparte y su madre Rosario Bonaparte Fortuño, es un entrañable vinculo que sobrepasa los alcances deportivos.
Rose es la hija mayor de Rosario. Nació con Síndrome Down. Ha sido criada como cualquier niño, educada y adiestrada en actividades del diario vivir, expuesta a experiencia de vida como practicar deportes, asistir a restaurantes, reuniones familiares, academia y tener su empleo.
En el juego de los bolos ganó medallas de varios colores, algunas en eventos olímpicos, otras en latinoamericanos y centroamericanos, así como torneos locales. Rose se dio a conocer como una respetada competidora en bolos.
Rosario es todo para Rose, quien actualmente tiene 50 años y está inactiva en su deporte. Madre e hija hablan amenamente de sus experiencias a través de todas las competiciones particularmente la Olimpiada Especial de Atenas, Grecia en 2004, donde conquistó medalla de plata en bolos.
Rose tiene a Madeline Rodríguez, su mano derecha y quien le acompaña y cuida. Mientras, la mamá destina su tiempo a encausar a su hija en otros intereses como la pintura y el trabajo. Ha pintado decenas de obras de arte y presentado exposiciones.
“Me gusta ganar mi dinero, trabajo en Ayuda al Ciudadano en el municipio de Ponce, bailo, pinto, y soy fanática de Luis Fonsi”, dijo Rose con su gran picardía.
Rose, una persona super amorosa, se desvive por su madre, la regaña, se ríe con ella, le muestra carácter mientras la señala como “lo máximo”. La bolista exige que mencionemos a su padre de quien opina era “bien guapo y se ocupaba mucho de mi”.