Por Sandra Caquías Cruz
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PONCE – Un policía municipal era el único reflejo de vida en el emblemático Paseo Atocha, la que fuera la principal arteria comercial ponceña en la víspera del Día de las Madres.
La pandemia del coronavirus tenía los negocios cerrados y los consumidores dentro de sus hogares. Los hospitales apenas tienen pacientes. En la Región de Ponce hay 237 ciudadanos contagiados con COVID-19, han muerto 14 personas.
La mayor cantidad de ciudadanos que decidieron salir de sus casas, una víspera del Día de las Madres, visitaban cadenas de tiendas por departamento que cuentan con supermercados.
El principal centro comercial de la región sur del país, Plaza del Caribe, mantenía sus puertas cerradas, así las tiene desde mediados de marzo cuando la gobernadora Wanda Vázquez Garced firmó una Orden Ejecutiva para obligar a la ciudadanía a quedarse en sus hogares y de esa forma prevenir contagios y muertes por coronavirus.
Un recorrido por Ponce, en la víspera del Día de las Madres, evidenció que los sureños se mantienen en sus hogares y que un reducido grupo sale a realizar compras, en su mayoría de alimentos.
Adicional a las tiendas de cadenas norteamericanas, se observaron panaderías con filas de personas en el exterior que aguardaban su turno para entrar. Igual se observó frente a farmacias de la comunidad.
En varios negocios de comida rápida había filas de autos a la espera de que fueran atendidos por la ventanilla. Filas similares bordeaban las instituciones bancarias.
Otros que también estaban en operación eran los vendedores de frutas y vegetales que tienen sus quioscos a orillas de las carreteras. También estaban a orillas de las vías de rodajes algunas guaguas que venden pollos y comida de manera ambulante.
Comenzaba la tarde y el sol y calor se combinaban sobre la desértica ciudad.
Y mientras la gente se mantiene en sus casas, las montañas comienzan a perder verdor y se asoma la sequía que año tras año aparece sobre la zona sur cuando se aproximan los meses de verano.
