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Barbero acicala a adictos y deambulantes

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PONCE – Nelson González Alvarado siempre ha sentido un amor especial por los deambulantes. Para el joven, servir y ayudar a los más necesitados es parte de su propósito de vida.

“Todo comenzó cuando era muy joven. Yo trabajaba limpiando y barriendo en una barbería. Recuerdo que observaba al barbero cuando recortaba a los clientes y poco a poco iba aprendiendo. Un día, cuando eso yo tenía como 16 años, busqué a un deambulante que se pasaba cerca de la barbería y lo recorté y lo afeité. Cuando mi jefe lo vio me felicitó y me dijo que tenía talento. Desde ese día me entusiasmé y quería ser barbero”, relató Nelson.

El joven ponceño decidió estudiar la profesión de barbero y tras trabajar en varias barberías, logró su sueño de tener su propio salón. “Yo tuve una barbería en la calle 25 de enero y luego en la calle Victoria. El negocio iba muy bien”, contó.

En el año 2009 el hermano de Nelson, Albert González Alvarado, sufrió un accidente de tránsito y el auto comenzó a incendiarse. Un muchacho que estaba cerca lo socorrió y logró sacarlo del vehículo.

«El carro estaba a punto de quemarse completo y la gente me contaba que el muchacho que se paró a ayudar empezó a gritar y a clamar a Dios para que le ayudara a salvar a mi hermano. Tan pronto lo sacó, el carro explotó, pero ese muchacho salvó a mi hermano».

Al Nelson indagar sobre el buen samaritano, descubrió que se trataba de un deambulante. «Ese mismo día hice un pacto con Dios y le dije que siempre ayudaría a las personas de la calle y a los más necesitados», expresó.

Varios años después, el joven barbero se vio forzado a cerrar su barbería. «Fue un tiempo bien fuerte para mí. Me había quedado sin nada y la depresión me había alcanzado. Yo sentía en mi corazón comprar una guagua y hacer una barbería rodante. Ya había visto la guagua y todo, pero no tenía ni un peso», contó Nelson.

«Con dolor en mi alma, tuve que decirle al muchacho que me iba a vender la guagua que se la vendiera a otra persona porque no tenía dinero para comprarla”, recordó.

Motivado por su esposa Ana Román Santos y ambos inspirados por su fe, decidieron orar y pedir a Dios que les ayudara a obtener esa guagua para abrir su negocio y para servir a los deambulantes y más necesitados.

“Al día siguiente ocurrió un milagro. El vendedor me llamó y me dijo que la guagua era mía y que no tenía que pagarla”, contó el ponceño con voz entre cortada.

Nelson y su esposa Ana fundaron el ministerio ¨Recorte de bendición”. Todas las semanas, Nelson va con su barbería rodante para recortar y compartir con los menos afortunados. “Ellos me ven y se ponen bien contentos porque yo llego y los acicalo. Yo voy a bendecirlos a ellos, pero el mayor bendecido soy yo”, sostuvo.

“Recuerdo una ocasión en que solo tenía 3 pesos en el bolsillo. Aun así fui a atender a mis muchachos y llegué hasta un hospitalillo de drogas. Recuerdo que fui y recorté a varios y uno de ellos me dijo que me arrodillara. Yo no entendía, pero me arrodillé y todos los que estaban allí pusieron sus manos sobre mi cabeza y oraron por mí. Luego, agarraron mi mano y me dieron algo. ¿Tú sabes lo que era? Ellos habían hecho una recolecta y me dieron dinero. Ese día me marcó”, contó el barbero sobre ruedas.

Hoy día, Barber on Wheels Ralwing es el principal sustento de Nelson y su familia. Además de su ministerio de los recortes de bendición, el joven atiende encamados, envejecientes, niños u otras personas que se les dificulta salir de sus casas.  

“Lo importante es trabajar duro y poner a Dios sobre todo. En ocasiones uno pierde la fe o piensa que las oraciones no son escuchadas, pero tengo que decir que Dios me ha bendecido y que así mismo bendecirá a otros”, dijo. Barber on wheels es ejemplo de fe, servicio y amor al prójimo.