Por Marga Parés Arroyo
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(NOTA: Primera de cuatro historias sobre el inicio del año escolar en la región sur)
PONCE – Cinco años y medio después del terremoto que paralizó el sistema educativo en la región sur de Puerto Rico, unos 33 mil estudiantes de esta zona regresarán a clases la próxima semana en un panorama académico que, para muchas comunidades escolares, aún dista de la normalidad previa a este evento.
Las matrículas de 13 escuelas ubicadas en seis de los once pueblos que componen la región educativa de Ponce (Guánica, Juana Díaz, Yauco, Ponce, Peñuelas y Guayanilla) comenzarán el año académico con planteles compartidos o en estructuras modulares. Escuelas que aún no han sido reconstruidas y decenas de obras sin atender son parte del rompecabezas aún pendiente de completar.
El Departamento de Educación (DE) -la agencia gubernamental más grande del país- insiste en que todo está listo para el inicio del año académico, pero admite que aún resta trabajo por realizar a nivel de la reparación de infraestructura afectada por el sismo.
“Prácticamente estamos listos. La prioridad ha sido que cuenten con todo lo necesario para recibir a los estudiantes, con unas condiciones mínimas de higiene y de funcionamiento”, dijo a Es Noticia el secretario de Educación, Eliezer Ramos Parés.
Los trabajos menores, como de electricidad y plomería, se han podido adelantar, sostuvo, pero otros que ameritan más tiempo, como sellados de techos, reparaciones mayores y reconstrucción de escuelas, han demorado más de lo previsto. “Ha sido un trámite burocrático bastante cargado el poder rehabilitar estas escuelas”, reconoció el funcionario.
Recordó que recientemente (en marzo) se logró la reapertura de la Escuela Superior Loaiza Cordero del Rosario, en Yauco, siendo este uno de los planteles más perjudicados por el terremoto ocurrido en enero del 2020.
“Tenemos más escuelas que hay que demoler y eso ha conllevado un trámite con FEMA (Agencia federal para el Manejo de Emergencias). Desde la identificación de las necesidades de esas escuelas, que realmente (a veces) no parean entre las visitas de (personal de) FEMA y (las de) nuestros ingenieros”, dijo.
Destacó que entre las dificultades figura “la pelea de la regla del 50%”, lo que según explicó se refiere a que “si el costo de reparación supera el 50% pues ese edificio es elegible para sustituirse, demolerse y construirse uno nuevo”.
“Esas han sido conversaciones que han durado demasiado tiempo”, agregó al resaltar que esas situaciones han sido mayormente con la FEMA, procesos burocráticos que afirmó tienden a durar de 12 a 24 meses.
Por lo pronto, el titular informó que no se vislumbra el cierre de más escuelas, al menos para el inicio escolar ahora en agosto, “a menos que la comunidad lo solicite”.
No obstante, como buenas nuevas, informó que en gran parte de las escuelas afectadas se estarán sustituyendo edificios, ya sea parcial o totalmente.
Asignatura pendiente
Según una lista provista por la Oficina Regional Educativa (ORE) de Ponce, se han completado 242 obras, principalmente sellados de techos, la reparación de columnas cortas y la rehabilitación de escuelas, lo que la Autoridad de Edificios Públicos (AEP) ha definido como trabajos de plomería, electricidad, soldadura y pintura, entre otras obras menores acorde a las necesidades de cada plantel.
Mientras, muchas de las mejoras necesarias para fortalecer la infraestructura ante la eventualidad de otro movimiento telúrico siguen como asignatura pendiente.
Según la información suministrada, al 30 de julio había 91 obras bajo el estatus de “planificadas”, incluyendo muchas pendientes de la modificación de estructuras existentes para hacerlas más resistentes a la actividad sísmica (“seismic retrofit design”). Otras 25 aparecen como bajo “construcción”, la mayoría identificadas como “earthquake straight repairs”.
Fuera del papel, en un reciente recorrido por varias escuelas de la región sureña se observó cierto movimiento en algunos planteles, con escaso personal -principalmente de mantenimiento- realizando trabajos de última hora, centrados en pintura y ornato.
En otros casos, las escuelas estaban completamente vacías, sin presencia visible de personal administrativo o docente. Las clases del sistema educativo público están programadas para comenzar el 13 de agosto, mientras cinco días antes debía reportarse el personal docente.
Según Educación, parte de los atrasos a nivel de infraestructura se deben a los extensos procesos requeridos para acceder a fondos federales y a la intervención de otras agencias gubernamentales responsables de ejecutar los trabajos de infraestructura. La agencia sostiene que estas demoras son consecuencia de los procedimientos burocráticos que rigen el manejo y desembolso de fondos públicos, principalmente los relacionados a FEMA.
Pese a este panorama, datos oficiales del DE apuntan a que la Región Educativa de Ponce mantenía la segunda tasa más baja de deserción escolar a nivel isla (después de Mayagüez) y el primer lugar en cuanto a la región con la tasa más alta de promovidos, por grado, para el 2023-24 (los datos más recientes).
“No hay ningún rezago. (Al contrario) ha aumentado el desempeño de los estudiantes con maestros “team teaching” y con el Programa Nexum (Escuelas Innova). Por eso ha habido un aumento en aprovechamiento académico, aunque en las pruebas (estandarizadas) no (siempre eso) se refleja”, opinó Ramón Pagán Mercado, superintendente regional de la ORE de Ponce.
Un ofrecimiento de cursos y programas fuera del currículo académico regular, integrando el deporte, la música y el teatro, entre otros ofrecimientos, ha ayudado también a reducir la tasa de deserción escolar, comentó.
Pero, según algunos expertos, estas estadísticas podrían estar vinculadas al alto sentido de identidad y pertenencia de las comunidades escolares, que se han mantenido activas y pendientes del progreso del estudiantado, incluso en medio de la precariedad inicial tras el terremoto ocurrido en enero del 2020. No obstante, advierten que hace falta un mayor análisis, con instrumentos de medición adecuados que puedan precisar el panorama real.
“En el área sur tal vez haya un empeño distinto de los maestros y directores, a pesar de las estructuras tan abandonadas y rezagadas (por el impacto de los temblores).
Probablemente ante la adversidad, la comunidad escolar se ha preocupado mucho en ese empeño, y eso incluye a padres, tutores y maestros. Tal vez un empeño por buscar la superación”, indicó el doctor César Rey, catedrático de la Escuela Graduada de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico.
En base a su experiencia como exsecretario de Educación durante el 2001 al 2004, opinó que en la región sur permea un alto sentido de identidad y liderato en las comunidades escolares, mientras destacó que en planteles con matrículas más reducidas el control de la calidad escolar es mucho mayor que en escuelas con matrículas más grandes.
“Hay unas condiciones sociológicas que habría que analizar. Quienes son los maestros, el liderato, el interés (de las comunidades escolares). Pienso la llave podría ser esa facultad, junto con los padres. Hay condiciones sociológicas, no estrictamente pedagógicas, a nivel comunitario que sería interesante analizar. Podría ser un proyecto semilla para reproducir (en otras regiones también). El Departamento de Educación debe (comenzar a) hacer ese análisis con los municipios afectados”, dijo el también sociólogo.
A finales de julio la región educativa de Ponce contaba con una matrícula de 33,538 estudiantes y 143 planteles, ambos renglones manteniendo la tendencia a la baja, acentuada particularmente después del evento sísmico. El año previo se registraron 35,249 estudiantes distribuidos en 145 planteles de esta zona, que comprende los municipios de: Yauco, Guayanilla, Peñuelas, Ponce, Villalba, Juana Díaz, Coamo, Santa Isabel, Adjuntas, Jayuya y Utuado.
“Muchos (estudiantes) se mudaron (después del temblor) por el miedo a (la posibilidad de) otros (terremotos), especialmente en Yauco y Guánica”, sostuvo Pagán Mercado.
“Los procesos migratorios del área urbana han sido mayores”, resaltó, por su parte, Rey.
Mientras, el doctor Ángel Sierra Alemán, director ejecutivo de ABRE PR (organización sin fines de lucro reconocida por el análisis de datos), coincidió en que urge un mayor análisis de la situación. Entre las variables que se deben estudiar, dijo, destaca la motivación de los estudiantes, así como la asistencia de los maestros para conocer si incide en el desempeño escolar.
Anticipó que un reciente análisis encontró que solo el 9.29% de las escuelas evaluadas de octavo y décimo grado tienen estudiantes motivados, según los criterios establecidos por ABRE PR de unas pruebas realizadas por los estudiantes que administra el DE, y el 70% de estos estudiantes son de octavo.
Mientras, destacó que estudios de ABRE PR han encontrado que la buena asistencia de maestros y su desempeño ejemplar no parece impactar directamente la mejora del aprovechamiento académico. En cambio, dijo, estudios pasados de esta organización han detectado que el involucramiento familiar sí se relaciona fuertemente con los resultados. Escuelas de alta proficiencia, sostuvo, tienen a contar con padres de mayor nivel educativo que dedican más horas semanales al estudio con sus hijos.
Amplían la oferta vocacional
Por lo pronto, Pagán Mercado informó que el nuevo año académico comenzará con la apertura de un nuevo programa vocacional y otro pendiente de incorporarse. También, con seis escuelas del proyecto bilingüe ya implantados en esta región y dos planteles bajo el programa Montessori, estos últimos iniciados hace dos años en el municipio de Coamo.
“Vamos a abrir más escuelas especializadas”, anticipó.
Según detalló, ahora en agosto la Escuela Superior Josefa Vélez Bauzá, de Peñuelas, comenzará a ofrecer un programa en Seguridad Pública con el fin de que luego los estudiantes interesados en continuar esta carrera aspiren a ingresar a la Academia de la Policía de Puerto Rico.
Mientras, informó, en la escuela Dr. Pedro Albizu Campos, Especializada en Ciencias y Matemáticas, se proyecta abrir un programa en Mecánica de Aviación para lo cual trabajan una propuesta con la expectativa de poder ofrecer esta iniciativa vocacional para el próximo año. Este plantel, que ubica en el sector El Tuque, del municipio de Ponce, cuenta con una matrícula de 75 estudiantes entre noveno y duodécimo grado. Según datos de la organización Abretuescuela, en las pruebas META del 2023 este plantel sobresalió con una puntuación de A y una clasificación como la décima, de las 208 escuelas superiores del país.
Otros programas especializados también pendientes, dijo, son uno en deportes en la Escuela Superior Dr. Pila, en Ponce, además de otro en Bellas Artes en la Escuela Máximo Donoso, en Juana Díaz.
De acuerdo con Pagán Mercado, actualmente hay dos escuelas con matrícula crítica o menos de cien estudiantes en esta zona del país. Estas son: la Escuela Elemental Carmen Solá de Pereira (Ponce) y la Escuela Segunda Unidad Jaime Castañer (Yauco).
Según una lista provista por el funcionario sobre la matrícula, por grado, en las escuelas de esta zona, al 30 de julio había algunas aulas con menos de diez estudiantes matriculados, especialmente a nivel de preescolar y primer grado. En la Carmen Solá, por ejemplo, había tres estudiantes matriculados en primero, tres en segundo y otros dos en quinto. Mientras, la Jaime Castañer contaba con una matrícula de 52 alumnos entre primero y octavo grado.
Por otra parte, comentó que la Escuela José Onofre Torres, en Yauco, continúa en reparaciones bajo una inversión de fondos de FEMA, pero anticipó se proyecta su reapertura para este mismo año. Por lo pronto, las clases de los estudiantes allí matriculados comenzarán en las antiguas facilidades de la Universidad Ana G. Méndez, en Yauco, facilidad educativa que cerró en marzo de 2020 tras los daños ocasionados por el terremoto a principios de ese año.
Pagán Mercado recordó, además, que el pasado 2 de mayo comenzó la demolición de la escuela Áurea E. Quiles Claudio, de Guánica. La expectativa anunciada ese día por el secretario de Educación, en conferencia de prensa junto a la gobernadora Jennifer González, es que los trabajos culminen en noviembre y el nuevo plantel acoja a sobre 600 estudiantes de nivel intermedio y superior al consolidar la escuela Agripina Seda, también afectada por los temblores. Ambas matrículas comenzarán las clases ahora en agosto funcionando en módulos.
Sobre las escuelas abandonadas o pendientes de reconstruirse, comentó que en febrero comenzaron un plan de seguridad junto a los municipios para que tanto policías estatales y municipales den rondas preventivas en estas zonas.