Inicio Deportes Bristol Sabater: ejemplo de superación

Bristol Sabater: ejemplo de superación

17
0

Por Ana Delma Ramírez
redaccion@esnoticiapr.com

 

Criado en un entorno donde las oportunidades eran escasas, el ex vallista Arnaldo Bristol Sabater encontró en el deporte de atletismo no solo una pasión sino una vía destinada a transformar su vida.

A sus cuatro años, en unión a su familia y madre soltera, se mudó al residencial Fernando Pedro Calimano Villodas, en Guayama, un ambiente del que aseguró era de “extrema pobreza” y que le marcó profundamente, pero lo hizo más fuerte para superar los desafíos diarios.

Publicidad

Bristol Sabater es producto de la escuela pública; formado desde la infancia en los deportes de fútbol y béisbol sin proponerlo se consagró en el atletismo.

Nuestra situación comenzó a mejorar cuando uno de mis hermanos mayores sirvió en la Guerra de Corea y mi mamá comenzó a recibir una ayuda económica del Ejército de los Estados Unidos, con lo que poco a poco adquirió muebles, camas para nosotros y las cosas que nos hacía falta”, recordó el atleta, quien nació en 1945.

No fue hasta que cursó el noveno grado que le integran a correr 100 y 200 metros; así como salto de longitud para una competición de su escuela Simón Madera contra el plantel Luis A. Rivera. Bristol Sabater ganó esa prueba.

Empero, la competición que le llevó a recorrer el camino del éxito fue los Poly Relays, en San Germán, donde se enfrentó al relevo denominado ‘Lanzadera’, el cual incluyó los 110 metros con vallas y 200 metros, eventos que hizo con innata naturalidad y habilidad apoyado en su fuerte la velocidad.

“Corrí esas vallas por primera vez, 14.8 donde los tres pasos que hay que dar me salieron automáticamente. Fue entonces que los entrenadores me descubren como vallista, es donde el fenecido Eugenio Guerra pide que me lleven a las eliminatorias para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Kingston, Jamaica 1962. Comencé a practicar con las vallas altas (diferentes en altura a las de escuelas superiores o de field days). De esa experiencia salté a la cumbre del atletismo internacional que me convirtieron en uno de los atletas más jóvenes en representar a Puerto Rico en las décadas de los 60-70’s”, señaló.

El exatleta, especialista de 110 metros con vallas, se consagró como uno de los máximos exponentes de esta disciplina representando a Puerto Rico en cuatro Juegos Olímpicos de verano: en 1964 Tokyo, Japón; 1968 Ciudad de México; en 1972, en Múnich, Alemania, donde fue el abanderado de la delegación y en 1976 llegó a Montreal, Canadá.

En los Juegos Panamericanos de 1971 ganó presea de plata y en los Juegos Panamericanos de 1975 conquistó medalla de bronce. Lamenta que no le fue permitido integrar el equipo de atletismo de Puerto Rico, en los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, porque no pudo asistir a unas eliminatorias que se dieron en Cataño, Puerto Rico.

Bristol Sabater mantiene en su trayectoria deportiva interesantes y productivos resultados, marcados con esfuerzo, desempeño en la pista que ha dejado huellas en la historia del atletismo boricua, donde desde muy joven (16 años) se codeó con la camada de atletas a quien denominaban la “Finlandia del Caribe”, entre estos: Guago Montes, Orlando Rivera, Heriberto Cruz, Miguel González y Juan “Papo” Franceschi. Hizo carreras con su rival el laureado cubano, Lázaro Betancourt, a quién en una ocasión le superó el récord de 110 metros con vallas con un “14 flat”.

De acuerdo con Bristol Sabater, él llegaba casi siempre entre los primeros seis vallistas de las pruebas internacionales por lo que se dio a conocer como uno de los mejores atletas. Tuvo el privilegio de obtener una beca en la universidad Texas Southern, donde estudió dos años.

“En esa universidad me pidieron que eliminara para el equipo de Estados Unidos a los Juegos Olímpicos, pero decliné; no era opción. (Prefería) representar a Puerto Rico, como lo hice”, resaltó.

El entrenador estadounidense Wilber Ross, quien estuvo contratado en Puerto Rico para desarrollar atletas, lo entrenó para que hiciera el equipo de su primera olimpiada, en 1964.

“Cuento que me dio nerviosismo, problemas estomacales, me sentía sicológicamente impactado en esa Olimpiada de 1964, cuando supe que correría en el mismo heat que Lázaro Betancourt, en ese momento el número uno en 110 metros con vallas”, describió el vallista.

Bristol Sabater participó en varios eventos en los Estados Unidos y en los segundos juegos Iberoamericanos en España donde obtuvo el cuarto lugar. En su carrera, siendo un “chamaco”, logró ganarle a Heriberto Cruz.

Le persigue su caída de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, de 1966, en Puerto Rico, donde era el favorito para ganar la medalla de oro.

“En la valla número 8 iba adelante y con ventaja, pero en la número 9 tropecé con ella y me caí. Me superó el colombiano Arnaldo Arrechea con registro de 14 flat, no se me dio”, acotó.

El relato que ha evocado Bristol Sabater sobre su meteórica carrera deportiva tiene varios matices felices y de frustración. Sin embargo, su experiencia como atleta sigue inspirando su vida fuera de las pistas a pesar de su actual sedentarismo.