Por CyberNews
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Científicos de la NASA lograron captar imágenes de radar del enorme asteroide 2016 AJ193, una roca espacial de 1.4 kilómetros de diámetro que tuvo su mayor acercamiento a la Tierra el pasado 21 de agosto.
Los estudios de la roca espacial que acaba de pasar algo cerca de la Tierra, sugieren pudiera tratarse del núcleo de un cometa inactivo o desgastado, ya que parece tener una órbita como la de los cometas, indicó Shantanu Naidu, científico de NASA/JPL.
“Nunca estuvimos en riesgo, ya que el asteroide pasó a 8.9 veces la distancia Tierra-Luna, pero fue lo suficientemente cerca para verlo a través de telescopios de aficionados, mientras que para los científicos fue una gran oportunidad de estudiarlo”, señaló la Sociedad de Astronomía del Caribe (SAC).
Astrónomos de la NASA, utilizaron una antena de 70 metros (230 pies) de diámetro, para analizar el paso de la roca espacial desde la Antena Goldstone en California, y los rebotes de las señales que enviaron al asteroide permitieron detectar pequeñas montañas, huecos o depresiones, planicies y otros detalles en el asteroide de 1.4 kilómetros.
Las observaciones revelaron, además, que el asteroide 2016 AJ193 completa una rotación cada 3.5 horas.
La roca espacial se desplaza por el espacio a una velocidad de 58,538 millas por hora (94,208 km/h), se informó.
La NASA destacó que el “2016 AJ193” es el asteroide 1001 en ser estudiado a través de señales de radar, esto desde que realizaron las primeras observaciones por radar del asteroide “1566 Icarus”, en el año 1968.
Las observaciones de asteroides ahora se realizan desde California, así como desde Australia y otras localidades que utilizan antenas medianas y pequeñas, tras el colapso del Observatorio de Arecibo en diciembre de 2020.
“El Observatorio de Arecibo hace mucha falta, no solo por sus grandes aportaciones a la Ciencia, sino también porque era la mejor herramienta para estudiar varios asteroides grandes o de notable tamaño que próximamente estarán pasando algo cerca de la Tierra”, destacó la SAC a la vez que aclaró que ninguna de las rocas espaciales conocidas tiene una trayectoria peligrosa.