Por Sandra Caquías Cruz
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PONCE – La notificación del cierre del centro, en el que de lunes a viernes se congrega un grupo de personas de la tercera edad, llenó de pesar y preocupación a los participantes y diez empleados del centro Luis Biaggi, en la extensión Gándara, en esta Ciudad.
El centro Luis Biaggi es uno de los cuatro centros que la organización Esperanza para la Vejez -entidad sin fines de lucro- administra en Puerto Rico y que cerrarán sus puertas del próximo 30 de septiembre debido a que hubo recortes de fondos y no cuentan con dinero para continuar ofreciendo alimentos o pagando personal que le brindaba servicios de salud y ayuda emocional a 283 adultos mayores, 110 de ellos son participantes en el centro que tienen en Ponce.
El Centro Luis Biaggi se estableció en Ponce para la década de 1960 y opera de lunes a viernes ofreciendo desayuno, merienda, almuerzo, transportación a las instalaciones y a las citas médicas, excursiones, servicio de enfermería y ayuda emocional a una población, en algunos casos, sin un familiar que procure por ellos.
«Aquí tenemos desayuno, merienda, almuerzo y, si tenemos una cita medica, también nos ayudan», indicó la participante Providencia Cabán, quien indicó que acude al lugar «a distraerme porque yo vivo en un apartamento y estoy todo el tiempo sola».
«El centro vale la pena que este esté abierto», expresó doña Providencia. «Aquí somos una familia», dijo.
«Esta decisión nos llena de dolor y consternación. Estamos hablando de dejar de ofrecer servicios esenciales a una población que cada vez más se encuentra en estado de fragiliadad. Hemos agotado todos los esfuerzos posibles para sostener estos espacios, pero el respaldo gubernamental que históricamente nos sostuvo ha desaparecido», dijo Zoraida Vega, directora ejecutiva de Esperanza para la Vejez, el cual solo mantendrá los servicios de Abuelos Adoptivos y Amigos Acompañantes.
Mientras, Mónica Maldonado Martínez, directora del centro Luis Biaggi, describió la situación como una «lamentable». Indicó que entregaron cartas de cesantía a los empleados y se lo informaron a los participantes, pero que no tienen ninguna respuesta de que alguna otra entidad, gobierno o municipio le de continuidad al programa y no tengan que cerrar.
Explicó que por los pasados años «hemos estado atravesando y sufriendo los embates de lo que son los recortes por la crisis presupuestaria. Este año ha sido uno de un impacto bastante significativo para la organización, viéndose entonces, obligado a tomar la difícil decisión de cerrar los cuatro centros que le quedan a la organización».
¿Qué le parece el cierre?, se le preguntó a otra de las participantes. «No me parece adecuado. Nosotros nos llevamos bien. Somos una familia», respondió.
¿Que le parece si cierran? «No sé. Yo vivo sola. Sería duro para nosotros. Es una situación bien triste», dijo antes de mencionar los servicios que le ofrecen. «Son compañeros muy amable. Somos una familia», lamentó otra de las participantes, quien esperaba la guagua que la llevaría de regreso a su vivienda.
La organización también tiene un centro de Mayagüez y otro en San Germán, todos con 58 años de operación ininterrumpida y que dejarán de ofrecer servicios, al igual que el Centro Cecilia Orta, en Carolina.