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Cerdo del país intenta sobrevivir

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Por Nydia Bauza
redaccion@esnoticiapr.com

 

GUAYANILLA – Acariciado por la brisa del Mar Caribe y en medio de icónicos quioscos y negocios con especialidad en mariscos, se abre paso el lechoncito puertorriqueño.

Era sábado poco después de las 9:30 de la mañana. Se aproxima la Navidad y a esa hora, en la Lechonera Sazón Alvarado, en la Playa de Guayanilla, ya se había agotado un lechón asado a la vara de 140 libras.

En uno de los siete hornos estaba en turno otro cerdo asado de igual tamaño, pero no duraría mucho porque la clientela seguía llegando al local en busca del sabroso lechón con cuerito tostado.

Los comensales llegaban de distintos puntos, algunos de pueblos distantes, como un matrimonio de Aguadilla que encargó un lechoncito para una actividad en el trabajo.

Jesús Camacho Santos, de Peñuelas, aseguró un cerdito para un jolgorio familiar, mientras otros clientes llegaban de Yauco, Ponce y Guayanilla buscando la carne fresca de lechón del país. La Lechonera Sazón Alvarado es la única en el área sur que vende cerdo cien por ciento puertorriqueño, certificada por la Cooperativa de Porcicultores.

“Soy de Yauco, pero antes iba a Guavate a comprar lechón de Puerto Rico, ahora lo compro aquí. Son lechones del país, el condimento es espectacular y el servicio es excelente”, aseguró Rafael Echevarría. “Compré lo mejor que hay aquí: lechón asado, arroz con gandules y morcillas”, agregó el yaucano.

La Lechonera Sazón Alvarado opera como un negocio familiar. La propietaria, Aurealiz Alvarado Centeno, una ingeniera civil de 39 años, graduada del Recinto Universitario de Mayagüez y su hermano menor, Félix Joel (Joito), emprendieron el negocio en un foodtruck.

“Sazón Alvarado nace en diciembre de 2017, tras el huracán María. En ese momento había varios miembros de la familia desempleados y vimos que aquí en el área no había mucho restaurante abierto. Como estábamos metidos desde pequeños en la crianza de cerdos, vimos con entusiasmo seguir la tradición y llevar el cerdo a la mesa del consumidor”, narró Aurealiz de una tercera generación de porcicultores guayanillenses.

Relató que desde hace más de 50 años sus abuelos paternos Félix y Georgina criaban cerdos para la venta. “Así nosotros crecimos y como dice nuestro slogan, esto es tradición y de generaciones. Mi papá continuó con la granja y ahora mismo la tiene él”, explicó la ingeniera, quien destacó que por sus raíces en la porcicultura y el apoyo de la familia, han logrado desarrollar el negocio.

“Todo tiene altas y bajas, hay años que se vende menos y otros se vende más, pero hemos estado ahí. Nos ha ido súper bien”, expresó. “Además del lechón asado, aquí se fríe solo lechón del país”, acentuó la porcicultora, madre de un niño de seis años.
La lechonera abre los fines de semana: viernes, sábado y domingo. Su hermano Joito, es el gerente y también es el que cocina, el que pone la sazón de los Alvarado.

“Nos criamos en ese ambiente y a nuestros hijos y sobrinos los hemos criado también para que no pierdan la tradición familiar. Aquí corro todas las bases en lo que me necesiten, pero mayormente estamos en la cocina”, sostuvo el único varón de cinco hermanos.

-¿Y por qué el local se llama Sazón Alvarado? “Nosotros preparamos nuestro adobo aquí. Eso lo aprendí con mi papá Félix Alvarado. Le dimos un toque especial para que sea el sazón Alvarado”, dijo para explicar que condimenta la carne con ajo en pasta, sal y pimienta.

Dijo que los cerdos criados en la granja familiar, una vez llegan del matadero, los condimentan para que la carne sea fresca al paladar. Durante el proceso de asado “les doy bañitos con una brochita de agua con sal”, reveló el mecánico diesel de profesión.

Durante los fines de semana suelen poner asar entre siete a ocho cerdos de un promedio de 130 a 180 libras. Cada cerdo se inserta en una vara de acero inoxidable y se lleva al horno a eso de las 11:00 de la noche para que esté listo temprano la mañana del día siguiente, detalló.

“Se asan al carbón y le ponemos unos pedacitos de leña para el toquecito de fogón”, acentuó el gerente, quien se preparaba para esa noche asar tres lechones que serían vendidos domingo, día de mayor movimiento de clientes en la lechonera.

“En esta época de Navidad no nos dejan caer, como decimos acá. También tenemos clientes que se llevan cerdos enteros, picados para sus fiestas y actividades privadas. Nos piden el servicio de que los piquemos en el lugar y siempre y cuando tengamos disponibilidad tratamos de complacerlos a todos”, indicó.

La lechonera tiene alrededor de siete empleados, pero cuando dan servicio de ‘catering’, pueden requerir de manos familiares.

Además del lechón asado y arroz con gandules, que es la especialidad, el menú incluye cerdo en fricasé, morcillas, gandinga y cuajito. “También hacemos fricasé de pavo, de pollo, de ternera, de ovejo, de cabro, viandas, guineos en escabeche, ensalada de papas, ademas de pollo y pavo asado. Siempre tratamos de tener un menú variado. Aquí estamos en la playa y abundan los negocios de mariscos, este es el único que vende lechón y lechón del país”, destacó el cocinero.

“La carne de aquí es más jugosa, la congelada que viene de afuera es más seca y tiende a ser más dura. La nuestra agarra más el sabor con menos ingredientes. Es carne fresca que no va al congelador. También necesitamos que el cliente apoye lo local. Esa es la clave”, afirmó el joven porcicultor de 35 años.

La barra, contigua a la lechonera es atendida por el esposo de Aúrealiz, Doel Rivera, y también ofrece especialidades en Mojitos y una limonada con un toque de gaseosa. Elvin Montalvo, residente del barrio Indios, en Guayanilla, es cliente asiduo de la lechonera. Llevaba para almorzar lechón asado con arroz con gandules y ñame hervido.

“No lo cambio”, soltó don Elvin.

El terreno donde se ubica la lechonera es del municipio por el cual, la familia paga $400 en alquiler. Teléfono de la lechonera: 787- 974- 9121.

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