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«Como cualquier otro perro sarnoso y realengo caminé sin rumbo por la descojonada zona histórica (de Ponce)»

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Por Redacción Es Noticia
redaccion@esnoticiapr.com

 

PONCE – El pintor ponceño Jesús Ortiz, quien recién estableció una Galería de Arte en el centro histórico de esta Ciudad, recurrió a las redes sociales para expresar su frustración y llamar la atención de la administración municipal ante las condiciones en que se encuentran las calles ponceñas y la proliferación de perros y gatos realengos.

«Hoy no pude aguantar más presión, ni menos olor a mierda de gato ni perro, del sitio donde vivo». Así inició un escrito que publicó la noche del jueves 3 de julio.

«Me fui al Casco de Ponce Centro. Comí afuera, muy bueno!!! Los precios más altos que en cualquier gran ciudad europea: Madrid, Paris, Lisboa. Claro… la luz la pagamos muchísimo más cara». 

«Como cualquier otro perro sarnoso y realengo caminé sin rumbo por la descojonada zona histórica. Es primer jueves del mes!!! Lo que significa: “Noches de Galería”!!! Pero… mierda es!!!».

«Todas estaban cerradas. El municipio y Centro Cultural también. Esas Noches nunca se planificaron!!!».

«Seguí dando la vuelta, vi más perros andando, durmiendo y cagando. Un ancianito buscando comida en los zafacones. Un turista boricua conmovido le dió 5 dólares, con la inseguridad de que no los usara para mal. Yo le aclaré, que lo conocía y, que él no es usuario de drogas».

«La larga fila frente a los helados chinos!!! Toda esa parte de la plaza estaba llena de turistas, deslizando la textura de la lengua sobre el frío, viscoso y sabroso producto».

«Más arriba, al lado sur de la Catedral, el único quiosco de artesanías y manualidades boricuas estaba siendo intervenido por la Policía Municipal, por tener una focking carpa!!!».

«La señora, que en ese espacio también hacía de orientadora turística, estuvo largo rato atendiendo esa estúpida intervención». 

«Eso… mientras el país se nos llena de extranjeros adinerados, de dudosa reputación, quedándose con todo y sin pagar impuestos».

«Seguí caminando y traté de hacer como los perros: cagarme en la adoquinada acera, pero como no tenía ganas, me subí los pantalones y me fui.. . a seguir oliendo la misma mierda que hay en mi urbanizada callada y cagada calle», expresó.

Las denuncias sobre las malolientes calles del centro urbano no son nuevas y hacen alusión a que existe otra Ciudad fuera de la cuadra en que está la plaza pública.

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