Por Sara R. Marrero Cabán
Cualquiera diría que era una ponceña. Con sus mahones claros, camisa negra y zapatillas blancas, la candidata para la gobernación por el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), Alexandra Lúgaro Aponte, se camufló entre las pocas personas sentadas en la Plaza Las Delicias cuando hizo su primera parada en el casco urbano en la tarde del sábado pasado.
Pasó los primeros minutos de su llegada intercambiando palabras con los presentes, posando para “selfies”, conversando con su equipo de campaña y creando contenido para sus redes sociales. Este fenómeno pacífico, sin embargo, no duró.
“¡Bienvenida, próxima gobernadora! ¡Bella, hermosa!”, se escuchó entre el grupo que empezaba a multiplicarse.
Como obra de magia, la plaza se colmó de un centenar de entusiastas en minutos, algunos portando la bandera negra del movimiento, otros vestidos orgullosamente de los colores del partido. Cada uno buscaba la manera de interactuar con ella, a pesar de que los medios de comunicación también hacían un esfuerzo hercúleo por entrevistarla a solas.
“Mayita debe estar confundida. Debe pensar que las Justas regresaron”, expresó cuando tomó el micrófono para dar comienzo al evento ‘Lúgaro en la Plaza’.
El aire espeso y húmedo no tuvo ningún efecto en ella. Mientras los demás aspirantes que la acompañaban presentaban sus propias propuestas, se mantuvo inmóvil y serena, sujetando con sus dedos entrelazados su rodilla. En momentos, interrumpía su concentración para acomodarse su melena larga o beber un sorbo de café, para inmediatamente volver al mismo enfoque.
Cada vez que se dirigió al pueblo, dilucidó de un Puerto Rico renovado. Anunció que cerrará la Oficina de la Primera Dama para crear una división interagencial dedicada para investigar la corrupción y erradicarla. Dijo que su plan incluye darle más conexión de Internet a estudiantes y docentes. Intuyó facilitar la permisología para pequeños comerciantes, prometió cancelar el contrato de Applied Energy Services (AES) y visualizó un plan universal de salud.
Con cada propuesta que resumía, el público tronaba con aplausos y frases monosilábicas de apoyo. En ocasiones, ella sonreía. Otras veces alzaba la mano o respondía con una respuesta jocosa. Hasta cantó Cumpleaños Feliz a tres personas de entre la audiencia.
“Yo canto feo», dijo. «Pero por lo menos canto mejor de lo que baila Pierluisi”, abundó entre carcajadas.
La alarma que sonó al unísono recordándole a todos del toque de queda que mantiene la actual gobernadora la obligó a poner fin a su discurso. Una vez concluyó, las personas comenzaron a repetir su nombre, parecían deseosas de continuar preguntando o meramente disfrutar de su compañía.
El sábado, cualquiera diría que Lúgaro era una ponceña. Si llega a La Fortaleza, ojalá que no se olvide de serlo.
