Por Sandra Caquías Cruz
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PEÑUELAS – “Señora usted trae los catres”, me preguntó anoche un niño, de unos 12 años, tan pronto puse un pie en la pista atlética que se habilitó en este municipio tras el terremoto que el 7 de enero afectó el país.
Una comunicación con personal del refugio evidenció que el pequeño llevaba días durmiendo sobre frisas porque la cantidad de catres se quedó corta para los refugiados.
El alcalde Gregory Gonsález Souchet estaba en el refugio e informó que le habían prometido 200 catres, que estaban en un municipio del oeste del país y que los esperaban esa noche.
Minutos después, llegó Sandra Torres López, presidenta del Negociado de Telecomunicaciones y funcionaria que deberá ser enlace entre el municipio de Peñuelas y el Gobierno central. Llegó 27 horas después de que la gobernadora Wanda Vázquez anunció en una reunión que los alcaldes tendrían un jefe de agencia enlace para canalizar lo que necesitaban.
Torres López no había pisado Peñuelas hasta ese momento. Frente a la cámara de Es Noticia se presentó ante el alcalde como la funcionaria que sería ese enlace entre el gobierno y los alcaldes. Gonsález Souchet, de un partido contrario al de la Gobernadora, con quien ya estuvo un encontronazo por la ayuda, no estuvo presente en la reunión donde se habló de los jefes de agencias que serían los enlaces.
La funcionaria, luego de presentarse, le informó al alcalde que llegó con lo que habían pedido y que los 200 catres eran para desocupar un residencial público. El Alcalde le dijo que eso no era correcto y que desconocía que fueran a desocupar ese residencial.
El niño regresó con su familia. Llegaron unos camiones al refugio con el supuesto equipo. No volvimos a ver a Torres López en el lugar. Durante la entrevista, dijo que tenía empleados que estarán trabajando con ella para mantenerse en contacto las 24 horas.
Dos horas después, salimos del refugio. El niño me alcanzó a ver y volvió a preguntar: ¿Dónde puedo conseguir un catre? El sueño parecía vencerlo.
Esta vez, una funcionaria del refugio nos respondió que los catres serían repartidos más tarde. Mientras, daba instrucciones a los refugiados de que se fueran a registrarse y que les pondrían una pulserita para identificarlos.
La joven aseguró que esa noche le entregaría a las familias los catres que necesitaban.
El niño, flaco, trigueño y respetuoso, volvió a perderse entre los 268 refugiados. Tampoco se volvió a ver a Torres López y el alcalde había salido a atender una situación, según informó.