Inicio Gobierno Demografía en crisis: Nadie toca la alarma

Demografía en crisis: Nadie toca la alarma

10
0

Por Marga Parés Arroyo
redaccion@esnoticiapr.com

 

Camelia y Gilta tienen más de 100 años, una 102 y la otra 103. Ambas viven en un centro de cuido para adultos mayores.

A Camelia le gusta salir y que sus familiares la busquen para pasear, cenar o visitar amistades. Por eso, es normal que se emperifolle y maquille para estar preparada para esas salidas, que suelen ser frecuentes.

El caso de Gilta es diferente. Sus dos hijos fallecieron y tiene pocos familiares. Pero su carisma y energía le han ganado el cariño de los cuidadores y residentes de la facilidad donde vive, quienes cuentan es “enamorá” y fácil con los piropos.

“La expectativa de vida antes era de 60 a 70 años, con algunas excepciones. Ahora, con una mejor alimentación, medicación, cuidados de salud y estilos de vida duramos más. Y eso es bueno”, relató Juanita Aponte, dueña del centro donde viven Camelia y Gilta.

La población envejece, los nacimientos bajan y las muertes aumentan. Las cifras lo confirman año tras año, pero ya no parecen generar alarma. Al menos no a nivel oficial, donde urge más acción frente a una realidad demográfica que exige respuestas rápidas y oportunas para atender las necesidades cambiantes de la sociedad.

“Hay que hacer más esfuerzos, campañas educativas para propiciar comunidades amigables (a adultos mayores) para que reciban las atenciones y el trato que se merecen”, comentó Aponte, presidenta de la Junta de Síndicos de la Asociación de Dueños de Centros de Cuidado de Larga Duración.

Como ejemplo, mencionó que los parques deben tener rampas para ser disfrutados por todos. Además, resaltó la importancia de que ya no se considere a alguien de 60 o 70 años como “vieja” pues hoy día suelen ser personas activas “que siguen disfrutando la vida, y eso es importantísimo”.

Publicados el pasado 11 de septiembre, los datos más recientes de la Encuesta de la Comunidad de Puerto Rico del 2024 retrataron que el año pasado cerró con 2,396 personas menos (3,203,295) que el año anterior y 345,102 menos que hace diez años (2014). La disminución es mayor entre los hombres, al punto que el año pasado había 11 varones menos, por cada 100 que residían en el 2014.

“Pasó lo que se esperaba, sigue disminuyendo la población y aumentando (el sector de) las personas de 65 años o más. No me sorprende, pero sigue siendo preocupante pues no ha llamado la atención del resto de la sociedad, tanto a nivel público como privado”, lamentó la demógrafa Vivianna De Jesús.

Situaciones de emergencia entre adultos mayores son cada vez más frecuentes, pero ya no generan gran preocupación, advirtió la también antropóloga. Señaló, como ejemplo, que cada vez son más frecuentes las Alertas Silver (sistema de notificación cuando desaparece una persona con Alzheimer o alguna otra demencia), lo que refleja una sociedad de muchos viejos.

“El año pasado la mitad de la población tenía 45 años o menos y la otra mitad tenía 45 o más. Esa mediana (de edad) es seis años mayor que ha estimada hace una década (2014), cuando era de 39.3 años”, dijo De Jesús Monge, quien advirtió que eso significa que la mitad de la población está a 20 años de alcanzar la edad de jubilación (65 años).

Además, señaló, el grupo de edad más joven (0 a 4 años) bajó a la mitad en diez años, de 184,288 (en el 2014) a 90,280 (en el 2024).

“El año pasado en Puerto Rico había un menor de cinco años por cada dos que residían aquí hace una década atrás”, sostuvo.

Según los datos más recientes de la Encuesta de la Comunidad, los dos grupos más jóvenes (0 a 14 años y 15 a 64 años) disminuyeron en cantidad. El único sector que aumentó fue el de 65 años o más, con un incremento de 172,503 adultos en una década.

“Por cada diez adultos mayores que residían en el 2014, diez años después había tres más”, explicó.

La demógrafa comentó que este retrato poblacional se observa cada vez más en las reuniones familiares, donde suelen haber más adultos mayores que niños. Eso, destacó, refleja una mayor sobrevivencia que hace varias décadas, lo que, entre varios factores, se puede atribuir a programas de vacunación, salud pública, agua potable y acceso a servicios sanitarios.

“Hace una década (2014) se estimó que había 27 personas de 65 años o más por cada 100 personas en edad productiva. En el 2024 eran 39 adultos mayores de esas edades por cada 100 en edades productivas”, informó.

Con el aumento en el sector de 65 años o más, los datos más recientes del 2024 informan que por cada niño de 0 a 14 años había 2 personas de 65 años o más.

Una mayor longevidad, resaltó, es un gran logro, pero también genera preocupación si el país no está preparado para atender las necesidades de una población más vieja y más reducida, con los servicios que necesitan.

Esa preparación, explicó, también debe comenzar en épocas previas, cuando las personas en edades productivas deben aportar y ahorrar para su futuro, aunque no siempre lo hacen.

De Jesús Monge comentó que hay países que han tomado medidas para retrasar la jubilación ya que como la pensión es un porcentaje del salario que la persona tenía, el generar menos dinero lleva a muchos a la pobreza.

Además, advirtió, la reducción en la población por varios factores –como la migración y el aumento en mortalidad- produce una merma en trabajadores, consumidores, estudiantes, votantes y contribuyentes.

“Como decía la demógrafa Judith Rodríguez Figueroa: “Las personas son el activo más importante que tiene una sociedad”. Por eso es importante un monitoreo continuo del estado de la población para ajustar los planes presentes y futuros del país”, subrayó.

Cifras récord en el sur

Esa merma poblacional es palpable en el municipio de Ponce, donde, según los datos de la Encuesta de la Comunidad, el año pasado residían 129,659 personas, lo que muestra una reducción de 592 habitantes, en comparación con el año anterior (2023) y de 23,881 menos que hace diez años (2014).

Al igual que en el resto de la isla, en este municipio también se notó una reducción en los sectores poblacionales de 0 a 14 y de 15 a 64 años, no así en los adultos de 65 años o más. El incremento fue de 27,988 personas de 65 años o más en el 2014 a 34,356 en el 2024.

La mediana de edad en Ponce también fue de 45 años para el 2024, lo que De Jesús Monge explicó es una estructura de edad vieja pues así se considera a partir de los 30.

“Ponce no solo tiene una población que disminuye, sino que también envejece. A toda organización que preste servicios o productos, ya sea en el sector público o privado, se aconseja prestar atención a las tendencias poblacionales a nivel local, regional e internacional, para anticipar cambios que tengan que realizarse como ajustes en esa oferta”, sostuvo.

La demógrafa advirtió que hay formas de desacelerar o hacer más lenta la reducción poblacional.

“Si la sociedad valorara a sus residentes, su principal activo, uno se sentiría más valorado y con menos ganas de irse. Pero las viviendas están tan caras que muchos dicen, “pues me voy” o pagan alquiler para hacer más fácil el irse”, dijo.

Muchos factores, resaltó, también inciden en la baja en la natalidad o en la falta de incentivos para tener hijos. A esto se suma la migración, así como poca diversidad en la oferta laboral.

En otros municipios de la región sur también se nota menos población y más viejos.
En Guánica en el 2020 había 13,686 habitantes, pero la cifra bajó a 12,117 el año pasado.

De Jesús Monge explicó que esto significa que en el 2024 había 12 personas menos por cada 100 que había cuatro años atrás. En Villalba, mientras, se notó un aumento de 14% en sus habitantes de 65 años o más, de 4,387 residentes de esas edades en el 2020 a 5,003 en el 2024.

En San Germán destaca el porcentaje más alto de personas de 65 años o más, 28.9%. Eso se traduce a que, por cada 100 residentes, unos 30 rondan esas edades. Este municipio también tiene el porcentaje más alto de personas de 85 años o más: 5.1%. Por cada 100 habitantes, cinco son adultos mayores de esas edades.

Patillas tiene el porcentaje más bajo de menores de 0 a 14 años, 10.6%. También tiene la razón viejos-niños más alta del 2024: 2.7%. Eso indica que en el 2024 había cerca de tres personas de 65 años o más por cada uno de 0 a 14 años. Además, el año pasado este municipio tuvo la mediana de edad más alta: 50.5 años.

Y en Coamo se notó la mayor diferencia entre la mediana de edad del 2020 y del 2024, que fue de 2.7 años. Mientras en el 2020 la mediana fue de 44.5 años, en el 2024 fue de 47.2 años.

Más personas de 100 años o más

Según un informe especial de la Oficina del Censo de Estados Unidos titulado “Centenarios: 2020” (publicado el pasado 22 de septiembre) las personas que han cumplido 100 años o más representan a dos de cada 10,000 personas. La población centenaria en Estados Unidos aumentó un 50%, de 53,364 personas en el 2010 a 80,139 en el 2020.

Este incremento también fue más rápido que el de otros grupos de adultos mayores desde el 2010. La mayoría de los centenarios (78.8%) son mujeres, muchas viviendo solas.
Hawái fue el único estado con más de cuatro centenarios (4.44) por cada 10,000 personas. Puerto Rico se le unió con 4.14 centenarios por cada 10,000 personas.

Según el Censo del 2020, para ese momento en Puerto Rico vivían 1,660 centenarios. Esto destacó a Puerto Rico entonces como el sexto país, per cápita, a nivel mundial con esta realidad poblacional de adultos mayores de 100 años o más.

Más allá de los números

El sociólogo César Rey advirtió que, aunque la longevidad resalta como un aspecto positivo de la sociedad, impone un reto grande como país a nivel de políticas públicas.

“No veo un plan a corto, mediano o largo plazo, a nivel de cultura, educación, recreación. Esos primeros pasos (que se deben tomar), por ejemplo, parques recreativos, que se incluya en la planificación urbana los vehículos, la transportación pública, las aceras (adecuadas). No hay un proyecto de planificación coherente”, dijo.

En otros países, como Asia, señaló, se han preparado para este aumento de adultos mayores.

“También, desgraciadamente, una vez se retiran, muchos se quedan en casa, sedentarios, con la televisión como única forma de sobrevivencia. Hay una responsabilidad sociológica de cómo alimentar esperanzas (en adultos mayores)”, sostuvo.

Lamentó que los viejos sigan siendo objeto de “bullying” y prejuicio a través de bromas en la televisión y otras formas de entretenimiento y resalto que hay que reconocer que la pirámide poblacional está invertida, con más personas de 50 años o más que de menores.

“Antes el retiro temprano era la orden del día, el “downsizing”. Ahora los vuelven a reclutar porque las lealtades de esas generaciones son distintas a los de ahora (más jóvenes). Pero todavía hay mucho por hacer”, dijo al comentar que la organización AARP le ha dado visibilidad y respeto al tema de los adultos mayores a través de sus distintas campañas.

Observó que, como catedrático, ha visto cada vez más personas haciendo una segunda y tercera carrera profesional, por lo cual urgió a la creación de más espacios laborales.

Por su parte, José Acarón, director estatal de AARP, advirtió que, aunque hay más longevidad, hay que considerar su estado de salud. Mencionó que la expectativa de vida de las mujeres está actualmente en 83.74 años y la de los hombres en 77.21. Pero, su expectativa de vida saludable es menor, de 71 para las féminas y de 67 para los varones.

La expectativa de vida para ambos géneros es de 80.54, pero el promedio de vida saludable es de 69.60, sostuvo.

“Una cosa es que dures más y otra que dures bien. Ese es el análisis que tenemos que hacer. No es cuánto es cómo llegues”, dijo al resaltar hay que “ver más allá de los números”.

Mencionó que ya hay seis pueblos en proceso de ser ciudades amigables para todos, concepto impulsado por la Organización Mundial de la Salud y AARP que fomenta comunidades inclusivas que abracen la diversidad y faciliten el envejecimiento activo y saludable de la creciente población de adultos mayores. Los municipios son: Coamo, Vega Baja, Toa Baja, Aibonito, Ponce y Caguas.

En general, sin embargo, Acarón destacó que ni el gobierno, ni las industrias privadas, ni las organizaciones están preparadas para el crecimiento de adultos mayores.

“La gente sigue hablando de que Puerto Rico está envejeciendo, cuando ya envejeció hace diez años. Es cuando hay 10% de la población de 60 años o más. Y Puerto Rico tiene 32%. El segundo de Latinoamérica, Uruguay, tiene 19%. Pero todavía no tenemos la infraestructura: vivienda, transportación, participación social, acceso a la salud y mucho apoyo”, dijo.

“Nos falta mucho para ver la vida de forma diferente”, concluyó.

Publicidad