PONCE – Durante la pandemia, Debra Micheli Rodríguez se vio obligada a pedir una reducción de jornada en su trabajo. La joven consideró necesario permanecer más tiempo en casa para atender a sus hijos y asistir a su niño mayor en las clases a distancia.
“Mi esposo trabaja en una gasolinera y yo trabajaba full time en un fast food. Ambos tuvimos que hacer ajustes para cuidar a los nenes durante la pandemia, pero fue fuerte porque cobrábamos menos”, relató la ponceña.
La joven madre necesitaba obtener algún ingreso, pero sin sacrificar el tiempo de sus hijos. “Mi esposo fue el que me dio la idea de preparar postres en tamaño snack. Como el trabaja en una gasolinera me sugirió que probáramos para ver cómo nos iba”, contó Debra.
“Lo primero que hicimos fue poner nombre al negocio. Lo llamamos Sefa Dolce en honor a mis hijos Sebastián y Fabian. Pero no sabíamos que el nombre de nuestro negocio es una palabra turca que significa deleite, dulce deleite”, explicó.
La empresaria, quien aprendió el oficio con su abuela y luego cursó un grado técnico en repostería, no lo pensó dos veces y comenzó a hornear polvorones y brownies.
“La idea era hacer empaques pequeños que sirvieran de snack. Primero porque se venden a precios módicos y accesibles para los clientes y segundo porque es la porción adecuada” indicó.
Fue un proyecto bien fuerte porque teníamos nuestros respectivos trabajos, la atención a los nenes, yo estudio en la universidad y teníamos que echar a correr el negocio. En un principio yo horneaba, empacaba, ponía etiquetas, lo hacía todo. A veces no dormía porque horneaba a las 2 o 3 de la mañana para una tirada que saldría a las 6 o 7 de la mañana. Ha sido sacrificado, pero ha valido la pena”, sostuvo la repostera.
Aunque Debra y su esposo Cristian Maldonado Vidal coinciden en que ha sido un tiempo de mucho esfuerzo y trabajo, ambos se sienten muy complacidos por los alcances que ha tenido su pequeña empresa.
A solo tres meses del proyecto, la pareja distribuye sus productos en más de 50 gasolineras y farmacias alrededor de la Isla y cuentan con tres empleados para producir, empacar y distribuir.
“Muy pronto vamos a comenzar a exportar nuestro producto. Ya estamos en conversaciones y vamos a comenzar con unos colmados en la ciudad de Nueva York”, indicó la negociante.
Sefa Dolce se ha convertido en una empresa familiar y una alternativa económica para los jóvenes. “Ha sido bien bonito porque nos hemos unido más como familia. A pesar de que es fuerte y sacrificado, compartimos tiempo de calidad y tenemos sueños y planes en común”, explicó Debra.
La joven cursa su cuarto año en administración de empresas y aspira a seguir desarrollando su negocio.
“En la vida hay que atreverse y arriesgarse. Hay que establecer prioridades y dejar los miedos a un lado”, aconsejó.
Sefa Dolce es ejemplo de trabajo, motivación y unión familiar; Gente como tú llena de posibilidades.