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Emprende con fábrica de domplines

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PONCE – Noel Morales Feliciano enfrentó lo que describe como los momentos más difíciles; la muerte de su madre, el techo de su casa colapsó y perdió su trabajo. Estas situaciones le impactaron emocionalmente y trajeron mucho desánimo a su vida.

“Fue un tiempo bien duro. Como dicen por ahí, no lograba sacar los pies del plato. Lo más difícil es que todo me vino a la vez; la parte emocional, lo económico y también los problemas familiares. De verdad que no sabía ni cómo levantarme”, relató el guayanillense, residente de Ponce.

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Noel comenzó a trabajar desde sus 14 años y aprendió el oficio de repostero. En el transcurso de su vida trabajó en varias panaderías y en reconocidas compañías y restaurantes como ‘pastry chef’, pero el difícil momento que enfrentaba no le permitía ver con claridad sus opciones laborales.

“Yo siempre he tenido talento y amor para la cocina y en especial para los postres, pero me sentía decaído y no encontraba cómo arrancar”, explicó.

Animado por su esposa Damaris Almodóvar Rodríguez, el repostero decidió hacer domplines en su casa y vender entre sus familiares y vecinos.

“Comencé a hacer los domplines en la marquesina de mi casa y los vendía por docenas. No hacía tanta cantidad porque no contaba con mucho espacio. Lo único que tenía era el tope de un gabinete que había conseguido”, contó.

Según Noel, los mismos clientes y familiares empezaron a darle ánimo cuando probaban sus domplines y le decían que el producto era muy bueno.

“Yo me alegraba mucho cuando la gente compraba y al poco tiempo volvían para comprar más. Imagínate, luego de un tiempo tan difícil estaba experimentando un nuevo comenzar y me estaba yendo bien”, expresó el pequeño comerciante.
En muy poco tiempo la cantidad de pedidos aumentó y no tenía el espacio para ampliar la producción.

“La voz se regaba entre las mismas personas y cada vez venían más clientes. Discutí la situación con mi esposa y decidimos lanzarnos y movernos a un local. Ahí dimos más forma al negocio y cuando por fin estábamos arrancando comenzaron los temblores”, contó el propietario de Domplines Deleitte.

La pequeña fábrica estuvo cerrada durante varias semanas y tanto Noel como su esposa Damaris expresaron haberse sentido perdidos, pero una vez más decidieron no rendirse.

“Después vino el COVID y recibimos otro golpe, pero aquí estamos. Cada vez la gente pide más y más. Ahora contamos con cinco empleados y una pequeña fábrica de domplines”, dijo Noel.

Hoy día la pequeña empresa produce, cada semana, entre 3,000 a 5,000 cajas de domplines.

“No ha sido fácil. Uno tiene que trabajar muy duro, pero vale la pena. Cuando uno logra levantarse del suelo, uno valora más cada cosa, cada detalle”, expresó el empresario.

Noel Morales Feliciano y sus domplines Deleitte son un claro ejemplo de que no importa cuántas veces caigamos, lo importante es la voluntad de volverse a levantar. Gente como tú que, en momentos difíciles, nos llenan de ánimo y esperanza.