YAUCO – ”De aquí nadie se va sin comer”, es el lema de Guillo’s Hot Dogs y sus propietarios Guillermo Rodríguez Casiano y Maritza Meléndez Casiano.
Tras trabajar durante 17 años en una empresa de soldadura, Guillermo aspiraba a tener su propio negocio o a conseguir un trabajo más cerca de su casa.
“Mi trabajo requería que viajara toda la Isla. Yo todos los días tenía que salir de mi casa como a las 4 de la mañana para viajar 2 horas y media. En las tardes viajaba 2 horas y media más. Era bien fuerte y bien sacrificado. Después de 17 años perdiendo tantas horas en la carretera, quería un trabajo más cerca de casa”, contó.
Un feligrés que asiste a la misma iglesia de Guillermo, iba a vender su carro de hot dogs y se le acercó para hacerle una propuesta. Guillermo, inspirado por su fe, decidió orar para estar seguro de tomar la decisión correcta.
“No te puedo negar que sentía temor. Imagínate, iba a dejar un trabajo estable y de tantos años y me iba a aventurar con un carro de hot dogs. Recuerdo que oré antes de dar este paso y le pedí a Dios que me permitiera ver la necesidad de otros”, relató el yaucano.
Desde ese momento Guillermo decidió que nadie se iría de su negocio sin comer y así lo hace saber. “Cualquier cliente que visite mi negocio, tenga o no tenga dinero, va a recibir algo de comer y algo de beber. Dios ha sido bueno conmigo. Este carro de hot dogs es el sustento para mi familia, puedo pagar a un ayudante que está conmigo todos los días y pago un salario a mi hija por limpiar el carrito cuando regreso a casa” explicó el padre de 4 hijos y dijo con mucho orgullo que uno de sus hijos es enfermero y su hija está próxima a culminar un bachillerato en justicia criminal.
Entre los clientes fijos de Guillermo se encuentran algunos deambulantes, envejecientes y estudiantes universitarios que se acercan sin dinero o solo con algunas monedas. “Aquí vienen estudiantes con menudo y no les alcanza o vienen viejitos con hambre. Yo solo doy un poco de todo lo que Dios me ha dado”, expresó.
El propietario de Guillo’s Hot Dogs asegura que sus hot dogs son exquisitos ya que, además de utilizar productos de calidad y un pique hecho en casa, su comida es bendecida cada mañana.
“Oro por cada cliente. Pido por los que me compran y por aquellos que se acercan sin tener un centavo. Le pido a Dios que siempre me haga sensible ante la necesidad. Todos mis clientes son iguales, aquí cada persona es igual de valiosa”, resaltó.
Aunque Guillermo y su familia se vieron afectados por los terremotos, nunca dejaron de ayudar y bendecir a otros.