Por Sandra Caquías Cruz
GUÁNICA – La pareja de William Almodóvar Rodríguez y Tomasita Toro Vázquez no habían cumplido un mes de matrimonio cuando un fuerte terremoto inhabilitó la casa que alquilaron para comenzar su vida de casados.
Durante 52 días, tiempo que precisan sin titubear, pernoctaron en un campamento en el que usaban su guagua como cama. Las llamadas ‘paletas’ o estantes, utilizados en los comercios para facilitar la movilidad de las estibas de comestibles, las cubrieron con toldos y convirtieron en los baños del campamento.
Todo era una constante improvisación en lo que llegaba la ayuda al campamento, relató el matrimonio que no podía regresar a su casa porque tenía el techo y una pared agrietados.
Así vivieron en el campamento que identificaron como Villa Tania, donde otras familias guaniqueñas trataban de salir del asombro de haberse quedado sin techo, en la calle, de la noche a la mañana.
Otros buscaban escapar de ese futuro incierto y agarraron lo poco que lograban sacar de sus destruidas viviendas y se marcharon a los Estados Unidos.
Don William y Tomasita no tenían otra opción que quedarse a la espera de alguna ayuda. FEMA le dio el dinero para el pago de tres meses de alquiler. Los fondos tenían fecha de caducidad, explicaron.
Mientras, la organización Brigada Solidaria del Oeste, una entidad de voluntarios que se organizó tras el paso del huracán María, visitó Guánica para explorar las necesidades de las familias afectadas por el terremoto, explicó Sandra Pagán Gallardo, una de las voluntarias del grupo.
Tanto la diáspora como otras entidades locales y decenas de voluntarios se pusieron en comunicación y canalizaron su ayuda a través de Brigada Solidaria del Oeste para que ellos la distribuyeran entre los necesitados.
Mientras eso ocurría, llegó la pandemia y la amenaza de contagiarse con un virus que puede resultar mortal.
William y Tomasita recibieron una llamada de Brigada Solidaria del Oeste ofreciéndole construirle un módulo. La pareja no tardó en identificar donde podía levantarlo: un terraplén propiedad de su nieto.
La selección de esta familia fue el resultado de un perfil de los afectados que realizó ese grupo de voluntarios, quienes inicialmente identificaron a dos familias de Guánica que necesitaban un techo con urgencia, explicó Pagán Gallardo.
La construcción del módulo la estimaron en varios miles de dólares que aportaba ese tercer sector que, en medio de la pandemia, se quedó ayudando a los más necesitados. Energizar el módulo desde la carretera era más costoso que con un sistema de energía solar. Un voluntario regaló la mano de obra.
Los materiales, tanto para la construcción como para amueblar el módulo lo suministró Brigada Solidaria del Oeste y otras entidades, entre ellas, el Ejército de Salvación.
Los receptores de la ayuda también debían colaborar en las labores, ya fuera en la construcción como preparando alimentos para los obreros.
“Todo lo que hay aquí es ayuda de ellos (Brigada Solidaria del Oeste)”, señaló don William, quien reside en el barrio Fuig.
¿El módulo será temporero? se le preguntó al septuagenario.
“Temporero permanente, porque si no consigo una propiedad, que ahora mismo está difícil, me quedo aquí”, dijo el hombre de 77 años, quien está jubilado y cría animales doméstico, entre ellos conejos y gallinas ponedoras.
El módulo es en madera y zinc. Tiene un cuarto dormitorio, cocina y baño. La pequeña estructura es completamente solar y frente a ella construyeron una plazoleta en cemento con el deseo de, en un futuro, expandir el módulo y construir la sala.
El árido terreno, en el que levantaron el módulo y crían los animales de corral, es del nieto de don William, quien también vive con el deseo de construir en ese terraplén, donde hace poco rellenó un área con escombros de casas y estructuras destruidas por el terremoto.
La realización del módulo fue con dinero de Brigada Solidaria del Oeste y otra organización que identificaron como SER, localizada en el área metropolitana de San Juan. También hubo organizaciones que realizaron actividades para levantar dinero y canalizarlo a través de Brigada Solidaria del Oeste, pero cuyo destinatario final son los guaniquenses afectados por el terremoto.
Pagán Gallardo dijo que con su trabajo voluntario busca mejorar la vivienda a las familias de Guánica. Recordó que tras el paso del huracán María reconstruyeron sobre una docena de casas a familias afectadas por el huracán en diversos pueblos.
“En la organización sabemos que hay gente viviendo en condiciones pésimas”, lamentó.
La organización Brigada Solidaria del Oeste la integra una gama de grupos organizados para diferentes luchas que van dirigidas a dar o canalizar ayuda para los necesitados.
“Nosotros nunca trabajamos con cosas (gestiones) del Gobierno porque reconocemos que el Gobierno ha fallado”, dijo Pagán Gallardo.
“Somos totalmente sin fines de lucro y trabajamos con otras entidades que están en la misma línea que nosotros, ayudar a los necesitados”, afirmó.
Explicó que personas en la diáspora identifican esta organización como recipiente de su ayuda porque conocen la labor que realizan desde el paso del huracán María y las diversas luchas en las que se han inmiscuido.
Pagán Gallardo mencionó que, adicional a este proyecto, realizan o están integrados a proyectos como uno que va dirigido a la comunidad LGBTTQ y en el que ofrecen capacitación en administración y comercio para los miembros de esa comunidad que deseen desarrollar un negocio.
También participan y ofrecen talleres educativos, como en el caso de ‘Aula en la Montaña’, donde durante el pasado año llevaron actividades educativas y recreativas a los niños -residente en la zona rural de Peñuelas- para reforzar las destrezas escolares. Además, han ofrecido talleres y labor voluntaria a miembros del sector agrícola.
“Nos gusta auto empoderar a las comunidades, que sepan que el pueblo es el que salva al pueblo que, si nos unimos, poder salir adelante”, expresó.
Destacó que en Puerto Rico ese tercer sector es el que lleva el mensaje de que “el apoyo mutuo es importante”.
“Habemos muchas organizaciones que queremos que los puertorriqueños vivamos bien, tengamos vivienda digna, techo seguro y qué comer”, dijo antes de destacar que se mantendrán en esa lucha “hasta que un día podamos conseguir esa utopía que queremos”.