Por Ana Delma Ramírez
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GUÁNICA – Ramona Soto Lugo, Marisela Rodríguez y otra familia residente en este municipio, donde sobre una docena de residencias se han afectado por deslizamientos, grietas en sus calles y otras afecciones, tienen en común que son boricuas que se establecieron en Estados Unidos, regresaron y adquirieron sus casas en la misma comunidad: Alturas de Bélgica.
Soto Lugo tiene 73 años, diversas condiciones de salud y vive sola en esa comunidad. Compró su casa hace un año, al regresar de Connecticut, pero jamás pensó que pasaría por una situación tan desafortunada como la que está viviendo: tuvo que abandonar la estructura porque corría peligro.
“Mi casa es la primera del sector afectado. Es la azul”, señaló desde la guagua que conducía. “He tenido que abandonarla, irme con una hermana, no puedo ir al refugio porque tengo dos perros. Uno de ellos no está vacunado. Se está en proceso de bregar con el perro, para poder resolver. Estoy enferma y llevo una lucha con la Reforma que me siguen negando la tarjeta de salud, no sé que voy a hacer”, lamentó la septuagenaria.
Hay otra familia de adultos mayores procedentes de Ohio, Es Noticia no pudo entrevistarlos, pero Marisela Rodríguez, quien se crio en New Jersey y vive en el lugar hace más de 21 años, aseguró que están muy afectados, temerosos. Ellos y otras 15 familias se expresan muy afectados. Aseguran que en las noches no se atreven dormir en sus viviendas.
Por el día se la pasan cuidando sus pertenencias y recibiendo a funcionarios de gobierno estatales y municipales, prensa y personas que han ido a ofrecerle ayuda. En las noches se van a un refugio con la familia o la escuela que dispuso el ayuntamiento como refugio.
Llegan a sus casas mediante caminos improvisados, el hundimiento y grietas de las calles son cada vez más profundas por lo que se resguardan en una valla de cemento que interrumpe el acceso.
En la residencia de Marisela vive ella, su esposo (éste ha vivido ahí hace 30 años) y dos hijos. Él dijo a Es Noticia que el lugar es de temperatura fresca, con vista al mar, factores que han analizado para quedarse a vivir ahí.
Los servicios básicos de agua y luz ya están interrumpidos. Las familias entrevistadas no están optimistas ante la situación, pues el terreno está cediendo aceleradamente y las grietas son cada vez mayor. Su futuro dependen de lo que determinen las autoridades.