Por Sandra Caquías Cruz
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ADJUNTAS – El huracán Fiona volvió a develar las extremas condiciones de pobreza en las que viven muchas familias, la mayoría de ellas personas de la tercera edad y residentes en la región montañosa del país.
Los animales son los acompañantes de dos familias del barrio La Vega del Limaní, en Adjuntas, donde el anuncio de un temporal no tiene gran significado porque no saldrán de lugar y apenas se apertrecharán de víveres.
El quedar incomunicados por deslizamientos del terreno no lo perciben como algo que le cambiará su rutina porque son pocas las ocasiones en que salen del lugar. Ninguno tiene carro. Lo que tienen es problema para caminar.
El más tétrico de los casos es el de Gilberto Irizarry Rivera, apodado como ‘Corso’, un hombre de 81 años que vive con un hijo en una deteriorada casa de madera en las tierras que una vez se conocieron como la Hacienda Bianchi.
La casa está elevada en zocos. Las tablas de la estructura nunca han tenido pintura. Para ir al baño deberán salir al patio y bajar unos bloques que forman una escalera. La casa no tiene balcón y apenas se puede caminar por ella.
El hombre, con problemas de audición, apenas respondía preguntas mientras afilaba una cuchilla y sonreía. Permitió que entraran al hogar repleto de tereques. Tenía un machete fijado a la puerta y lo mostró como su arma para el caso en que llegue una persona indeseada.
“Yo me acuesto con esa puerta abierta… aquí no hay gente mala”, comentó entre risas y clavando su mirada en José Esteban López Maldonado, el joven que estudia agronomía y que se encarga de llevarle comida cuando no está en la universidad.
Mientras, las gallinas y los perros corrían por debajo de la casa. Uno de los perros estaba amarrado debajo de la casa. ‘Corso’, quien una vez fue apicultor, no recordaba cuándo fue la última vez que se alimentó.
Dijo que se iría a vivir a Santa Isabel y que en ese pueblo tenía familia que lo trataba bien. “Voy a ver si me largo de todo esto”, comentó. López, el también conocido como ‘El Joven Agricultor’, explicó que la esposa de ‘Corso’ hace varios años aceptó mudarse a un residencial público en Adjuntas, pero él no quiso.
Otra residente en Limaní que vive sola es doña Emilia González Román. Una sobrina la visita en ocasiones, según dijo. La mujer, de 87 años, es viuda. La casa es en hormigón. El hongo por la humedad se apodera de las paredes. Decenas de gallinas correteaban el patio.
La acumulación de tereques era evidencia en la sala, donde protegía un gallo que, según el relato, era atacado por otras aves que tiene en el patio. A pocos pasos tenía un racimo de plátanos arropado con un pedazo de tela multicolor, guarida de insectos.
“Los animales me quieren, pero más los quiero yo a ellos”, dijo mientras miraba al gallo que se mantenía erguido sobre el espaldar de un sofá y asomado por una ventana.
En la puerta de la nevera que tenía en la sala estaba escrito: ‘Cita el 27 de julio a las 12:00 pm’. Dijo que ese día había comido plátano con huevo. No tenía servicio de energía eléctrica y explicó que no mataba una gallina para comer porque se le perdería la mayoría de la carne porque no tenía donde refrigerarla.
Esteban dijo que ese cuadro se repite en otras casitas de la montaña. Explicó que tras el paso del huracán Fiona se han dado a la tarea de preparar alimentos para llevarle y que tuvieran algo caliente para alimentarse.
Explicó que en esas condiciones llevan años y que han recibido múltiples promesas. A ‘Corso’ lo han visitado ciudadanos que le prometen ayudarlo a construir una casa, pero nada ocurre. “Se olvidan de ellos”, lamentó.
El personal del municipio no los ha visitado, aseguraron las familias. Tras el paso del huracán María los visitó personal de la Agencia federal para el Manejo de Emergencia (FEMA), pero jamás regresaron. Tampoco la ayuda.
Los estimados de Censo para el 1 de julio de 2021 era que el 22.1% de la población de Adjuntas tenía 65 años o más, lo que representaba 3,979 personas de los 17,987 habitantes en ese pueblo.
El Censo del 2020 ubicaba al municipio de Adjuntas en la posición 62 en cuanto a cantidad de población. Adjuntas es uno de los cinco municipios del sur que menos población tiene. Es superado por Guánica, Arroyo, Patillas y Guayanilla.