Por Sara R. Marrero Cabán
PEÑUELAS – El sismo de magnitud 6.4 en el 2020 y sus miles de secuelas dejaron muchos más que daños estructurales en este pueblo.
Los pescadores, expertos del relieve oceánico del área, palpan de primera mano los cambios que provocó el movimiento telúrico. Máxime, distorsionó el hábitat de los crustáceos, afectando significativamente el sustento de los pescadores.
Según el vicepresidente de la Asociación de la Pescadería Santo Cristo de la Salud en Peñuelas, la merma se aproxima en más de un 50%. Esta cifra continúa en disminución. Los pescadores desconocían la cifra exacta de pérdidas monetarias desde enero de 2020.
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“Ha estado flojo, flojo. La pesca ha bajado un montón. Está peor que las ventas del año pasado”, señaló.
Además del aspecto económico, los terremotos derribaron las cuevas donde moran estos frutos del mar. Asimismo, estos cambios drásticos les costó la vida a algunos tipos de fauna.
Por ejemplo, los pescadores encontraron una tortuga carey quien quedó atascada con una piedra que cayó por los terremotos. Por lo tanto, la tortuga se ahogó.
“Ya no es igual”, afirmó el presidente de la asociación, Luis Ramos.
El flujo de clientes en búsqueda del fruto del mar, sin embargo, no ha mermado.
“Se nota. Los mismos clientes vienen a buscar y dicen ‘diablo, este año no hay na’. La gente está, lo que no está es la pesca. Tenemos botos rotos que también se habló con (el Departamento de) Agricultura y todavía no (se ha hecho nada)”, aseveró Torres Almodóvar.