Por Sara R. Marrero Cabán
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Pobreza extrema, estigma social y la incertidumbre sobre el asesinato de su presidente, son algunos de los problemas sociales que enfrenta Haití.
Es esta gran necesidad lo que impulsa a seis voluntarios de la Fundación Misión Misericordia -creada por los ponceños Eliot Ocasio y Johana Flores- a llevar ayuda a los niños de la comunidad rural de Biassou, ubicada cerca de la frontera de la República Dominicana. El grupo llegó a Haití el pasado 1 de julio y regresó el 9 de julio.
“Haití es pobreza y miseria. En la comunidad rural de Biassou nunca ha habido (y posiblemente tardará décadas en llegar) agua potable, sistema eléctrico, calles asfaltadas y ni siquiera los servicios esenciales del gobierno. El paisaje de débiles casuchas de barro y zinc con pisos de tierra y esparcidas entre lomas evoca al Puerto Rico de los 1920s. Todos aún cocinan a leña, una de las razones que ha provocado la deforestación del país”, relató Ismael San Miguel, organizador de viajes misioneros para la Fundación.
“Hay que ir allá para verlo y entenderlo. Es un país de extrema pobreza. Las fotos y vídeos nunca hacen justicia. Hay que estar allí”, agregó San Miguel al mencionar que la mayoría de los menores duermen sobre pedazos de cartón tirados en el suelo.
Para llegar a la comunidad, los voluntarios tuvieron que cruzar el río Artibonito en rústicas canoas y, luego, recorrer caminos de tierra en motoras.
“Es una tarea voluntaria, pero ardua”, narró al indicar que el asesinato del presidente Jovenel Moïse tuvo lugar durante el viaje misionero.
En la jornada, los voluntarios -todos feligreses de iglesias evangélicas- repartieron alimentos, efectos escolares, ayuda humanitaria, biblias y tratados evangélicos. Además, organizaron servicios religiosos y escuelas bíblicas.
“Nuestro ministerio principal son los niños, las principales víctimas de la miseria y la indiferencia. Ningún niño merece acostarse con hambre y carecer de servicios esenciales en educación y salud”, afirmó.
Ocasio y Flores fundaron la escuela Bon Bergér -traducido del criollo haitiano a El Buen Pastor- que hoy día cuenta con una matrícula de 317 estudiantes, nueve maestros, dos cocineros y sirve 70,000 almuerzos gratuitos al año.
Su presupuesto mensual ronda los $2,100 mensuales sufragados con ofrendas y donativos.
Esta no es la primera ni última ocasión en la que los voluntarios llevarán servicios misioneros a Haití. Previo a la pandemia, la fundación efectuaba varios viajes al año, agenda que paulatinamente se restablece.
“Esa escuela la utilizamos como plataforma misionera para hacer evangelismo. Entonces, todos los años vamos dos o tres veces con voluntarios misioneros de aquí a Puerto Rico para llevar ayudas, ropa, pagarles los salarios a los maestros”, indicó al mencionar que también se beneficiaron las familias de los estudiantes.
“El centro educativo sirve además como plataforma misionera para evangelizar y llevar ayuda humanitaria a uno de los sectores más empobrecidos de nuestro hemisferio”, agregó.
Para aportar a la Fundación Misión Misericordia, puede comunicarse con Ismael San Miguel al teléfono (787)633-1176, contacto que recibe aportaciones por ATH Móvil y a través de PayPal (fmmhaití).