Por Sandra Caquías Cruz
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PONCE – Las advertencias de lluvias llegan cargadas de ansiedad a la residencia de Andrés Santiago Vega, en la comunidad La Lula, en esta Ciudad, esto se debe a que en la parte posterior de su residencia hay una montaña con la posibilidad latente de un derrumbe.
Los deslizamientos de tierra comenzaron hace más de una década, pero la situación se agravó con el paso del huracán María, explicó el hombre que compró la vivienda hace 19 años.
Un gran deslizamiento de terreno cayó en el patio de la vivienda durante el paso del huracán María, lo que sirvió para evidenciar lo vulnerable que está esa estructura a quedar bajo tierra y escombros.
Ese deslizamiento dio paso a que continuara cediendo el terreno, explicó Santiago Vega. Los terremotos provocaron más deslizamiento, aunque mucho menor. Y el paso del huracán Fiona desprendió una gran piedra con parte de la pendiente que está formada por el llamado caliche, una tierra que no compacta.
La casa de Santiago Vega está en la calle 12 de la urbanización La Lula y tiene a sus espaldas la línea de casas de la calle A, en la urbanización Jaime L. Drew.
Osvaldo Rodríguez es propietario de una vivienda en la urbanización Jaime L. Drew, justo el vecino posterior de Santiago Vega. Explicó que llegó a la comunidad hace más de cinco décadas y que luego fue que construyeron la urbanización La Lula.
Los desarrollares de la Lula, según indicó, antes de la construcción visitaron y hablaron con los residentes de la urbanización Jaime L. Drew para notificar el proyecto de viviendas en lo que bautizaron como urbanización La Lula. También le hablaron de construir un muro de hormigón entre ambas líneas de casas y así evitar lo que ocurre al presente, pero eso no ocurrió.
“Un caballero vino por aquí, pidió permiso a los muchachos de la esquina, a los vecinos y a mí, para cortar el muro (de tierra que tenían en ese momento), con la promesa de que iba a hacer un muro de contención, y era un engaño”, indicó Rodríguez, quien compró esa vivienda hace 56 años.
“Nos engañaron”, insistió el hombre, quien no teme que su vivienda se afecte con el deslizamiento porque la estructura más próxima al deslizamiento son jaulas de gallos, observó Es Noticia al visitar la propiedad. Señaló que su vivienda está a unos 20 pies desde la pendiente por lo que cree estaría segura.
Empero, destacó que la situación afecta a la comunidad porque temen que ocurra una tragedia debido a los deslizamientos. “Contra la naturaleza no puede nadie. Esto, en una lluvia fuerte, se va para abajo”, comentó Nereida Rivera, esposa de Rodríguez.
Explicó que, antes del paso del huracán María, se había deslizado una parte del terreno y que “según sigue lloviendo, se sigue deslizando; para los terremotos también cayó terreno”.
Rodríguez narró que “cuando ocurrieron los primeros deslizamientos vinieron los de municipio y hablaron de hacer un muro de contención o poner gaviones. Eso hace más, creo que, 20 años Nunca regresaron, eso fue lo que el gobierno prometió, pero no volvieron”.
“No sé qué están esperando; a que un día muera alguien ahí. Al gobierno que actúe, esperan que haya una tragedia para poder resolver”, indicó. “Esto es una situación bien crítica”, dijo.
Rodríguez opinó que un muro de hormigón “sería lo ideal, pero lo que falta son los $140,000” que estimaron en costos de construcción.
Mientras, Santiago Vega explicó que tras el paso del huracán María solicitó ayuda a FEMA para corregir la situación, pero se la denegaron porque la tierra no impactó la residencia. Lo refirieron a realizar un préstamo, pero también se lo denegaron.
“FEMA me negó el préstamo porque no tocó la casa. No podemos seguir con esto porque aquí vivimos seres humanos. Aquí vive mi familia y tengo un nieto que es autista. ¿Van a venir después de que haya una desgracia?, preguntó.
Explicó que cuando llueve duerme con la preocupación de un deslizamiento y que después de los terremotos, de enero de 2020, compró un catre para dormir en el balcón de su casa por miedo a un deslizamiento mayor. “Ha venido (personal de) Manejo de Emergencias cuatro veces y siempre me declara que la casa no es habitable”, subrayó Santiago Vega.
El hombre había solicitado la cotización para la construcción de un muro de contención y el mismo fue estimado en unos $140,000. El estimado es del 2022 y auguró que esos costos pueden haber aumentado.
“El ingeniero Novoa me hizo un estimado de $142,000, pero no hay dinero para hacer un muro. El municipio me dice que a lo mejor me pueden ayudar con un vale para yo comprar (una vivienda) en otro lado y me expropien la casa. Ellos la rompen y me dan para comprar una casa”, explicó el residente de La Lula.
Explicó que el municipio le prometió la compra y reubicación en otra vivienda. “No puedo irme a otro lado porque tendría que estar pagando dos hipotecas. No puedo hacer nada con esto. Yo no puedo alquilar. Necesito que me den la ayuda, que no se quede en promesa”, expresó Santiago Vega, de 69 años.
“Que sea lo más pronto posible; que hagan este caso una prioridad, porque nosotros somos personas mayores”, dijo. “Mi esposa está muy mal de los nervios. Ella ni duerme”, señaló.
Empero, personal del municipio de Ponce, dijo que no conoce que fueran a comprarle otra casa y reubicar la familia de Santiago Vega, pero que sí escuchó que un legislador supuestamente le había hecho esa promesa a la familia.
Según explicó Ángel Luis Feliciano Sánchez, director de Manejo de Emergencias del municipio, la reubicación no resuelve el problema porque la montaña se podría continuar deslizando y afectaría tanto la urbanización Jaime L. Drew como los vecinos de la calle 12, en la urbanización La Lula.
Explicó, junto al director de a Directoría de Infraestructura, Ambiente y Transporte, del ayuntamiento, que el municipio refirió el caso al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) para que un geólogo evalúe el caso, pero esa agencia solo tiene una geóloga para atender los casos en toda la isla.
Indicó que es la geóloga la que finalmente podrá dar la recomendación certera de lo aconsejable para atender la situación y frenar el deslizamiento.
Los empleados municipales explicaron que el caso fue referido tanto al departamento de la Familia estatal como a la Oficina de Ayuda al Ciudadano, en el municipio, quienes trabajan la situación.