Por Sara R. Marrero Cabán
GUAYANILLA – La demolición de casas gravemente afectadas por los sismos del 2020 es un proyecto prioritario para el nuevo alcalde de este pueblo, Raúl Rivera Rodríguez. Para agilizar el proceso-que ha dilatado más de un año-buscará unir esfuerzos con los alcaldes de municipios aledaños quienes también viven esta problemática.
“Tenemos que comenzar las demoliciones. Aquí estamos planificando, estamos evaluando en realizar un consorcio con Yauco, con Guánica y otros municipios, no sé si Peñuelas, para las demoliciones. Creo que si nos unimos hacemos un consorcio entre todos podemos aligerar el paso, podemos lograr abaratar los costos y podemos demoler”, indicó a Es Noticia.
En enero, Guayanilla tuvo 809 casas marcadas en rojo, o no habitables. Más aún, con el paso del tiempo, algunas personas volvieron a habitar estos hogares, reparando algunos de los daños. Por lo tanto, la lista actual de residencias identificadas como damnificadas es de 63. Personal municipal tiene en agenda visitar “casa a casa, persona a persona” para reevaluar las 809 y determinar su estado.
“Esto es algo que raya en el abandono. Aquí tenemos que buscarles dignidad a estas personas. Ya va un año y pico de que ellos perdieron esas casas y es momento de que le hagamos justicia, que adelantemos esa causa”, expresó.
Al momento, Rivera Rodríguez aseguró que la permisología para la demolición está lista, por lo que falta celebrar subastas.
“Aquí las demoliciones es lo más importante en cuanto a vivienda, porque si no demolemos no reconstruimos. Estamos identificando lo que son las residencias abandonadas, residencias donde los dueños fallecieron y las abandonaron muchos años para nosotros declararlas estorbos públicos para así poder reubicar a unas personas que, actualmente, tienen sus casas comprometidas o, simplemente, no tienen casa”, recalcó.
Empatía para El Faro
Para los residentes de El Faro-comunidad sumergida en aguas marinas-la administración municipal entabló conversaciones con el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), el Departamento de Vivienda y el gobernador Pedro Pierluisi.
El 7 de enero de 2020 el terremoto de magnitud de 6.4 desplazó el terreno 5.5 pulgadas, o 14 centímetros, bajo el nivel del mar, según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, en inglés). Por consiguiente, las aguas inundan la mayoría del lugar.
Por cuanto varios residentes desean permanecer en el área, las posibilidades comunicadas con las agencias gubernamentales incluyen rellenar los predios con arena para limitar el acceso del agua a los hogares. De manera minúscula, vecinos del lugar efectúan esta mitigación de su propia cuenta.
“Estamos en el siglo 21, va más de un año, ellos no pueden vivir así. Hay que buscar la forma de arreglarlo. Hay que ser empáticos con ellos, hay que ser respetuosos. (A) ellos les gusta donde viven. (Pero) la gran mayoría de ellos se quieren salir de allí”, subrayó.