Por Sandra Caquías Cruz
redaccion@esnoticiapr.com
PONCE – José Andrés Camacho Báez, Josean Báez como le decían sus seguidores y el ‘Hombre de Goma’, como lo apodó el narrador deportivo Manuel Rivera Morales, es sin lugar a duda una leyenda del baloncesto en y fuera de la cancha.
Horas después de celebrar su cumpleaños 71, el exbaloncelista hizo una retrospección de su aciertos y desaciertos, de por qué no le gusta visitar el auditorio Juan ‘Pachín’ Vicéns en el que escuchó miles de ovaciones por sus certeras jugadas y sí, también recordó, sus problemas con la justicia que lo llevaron 14 meses a prisión y del balazo que recibió en su espalda.
Entre un grupo de atletas de escuela superior que celebraba su día de juegos, Josean Báez cruzó el parque Charles A. Terry, en Ponce, donde es líder recreativo, para sentarse con Es Noticia y hablar de su vida. Su caminar era pausado, pero aquel hombre de 6 pies 3 pulgadas de estatura y tez trigueña era inconfundible entre aquellos adolescentes.
Sentado en las gradas de la cancha, recordó que comenzó en carreras de pista y campo. Tenía 15 años cuando observó que en la cancha estaba el jugador de Arecibo, Luis Collazo, quien hacia su práctica de baloncesto y, no recuerda por qué, pero se detuvo y se colocó debajo del canasto a verlo entrenar.
Al terminar la práctica, Collazo se le acercó y le preguntó si deseaba aprender, tal vez porque lo encontró muy espigado. Recordó que le dijo que era algo “fácil”. Así fue como el baloncesto lo enamoró.
“No sé si fue un error, pero me paré debajo del canasto. No sé si fue obra de Dios. Cuando él terminó de hacer su práctica, me dijo ¿quieres aprender esto? y yo, muchacho al fin, somos apronta’os, atrevidos, pues fui a donde él. Me dijo, son tres movimientos: un poquito de manejo de bola, combinaciones y más na’”.
“Yo me quedé mirando, me hizo los movimientos, y eso a mí se me quedó en la mente. Yo hacía la práctica de pista y campo y me iba para la cancha hacer lo que él me dijo, lo que él me enseñó. Y me envolví tanto en el baloncesto que eché la pista a un lado. No sé si como era atleta de pista y campo, eso fue lo que me ayudó”, explicó.
A los 18 años lo visitaron en su casa para firmarlo en la categoría Superior. Jugó 14 temporadas con Los Leones de Ponce. También perteneció al equipo de Guaynabo. Cuando soltó el balón -se retiró en 1987- era jugador de San Germán.
Recordó que eran tiempos en los que las canchas no tenían techo. Los juegos y practicas eran bajo el sol. “El sacrificio era grande”, comentó.
“Nosotros lo hacíamos de corazón, hoy día sí es un negocio. Había mejores jugadores antes y no pagaban, se hacía de corazón. Y hoy día, los tienen que traer, los tienen que ir a buscar. No desarrollan al de aquí y tienen que ir a buscar al de afuera”, señaló.
¿Cómo fueron aquellos años en que el Coliseo? “Yo los vi duro, los refuerzos no existían. Ponce tenía sobre 10 o 11 jugadores y todos eran de aquí, vivían en Ponce, y era fuerte. No había un ‘guard’. El ‘guard’ aparece cuando llega Toñito Colón. Y ya yo me había ido”, dijo el jugador al que el narrador Rivera Morales apodó ‘el Hombre de Goma’, lo que no le molestó. “Eso era parte del juego”, dijo.
¿Qué tan difícil era defender los colores de Ponce? “La única diferencia (con estos tiempos) es que para aquel entonces se jugaba de gratis. No había la paga que hay hoy en día. Lo que uno hacía, lo hacía de corazón. Lo hacía por su pueblo. Y a la gente como que le gustaba más”.
“Hoy día no. Hoy día tú ves al equipo de Ponce y si hay un jugador que es de Ponce, que vive en Ponce, es mucho. Yo ni voy al Pachín Vicéns, no me gusta el juego”, dijo.
“La raya de tres puntos dañó el juego; le quitó muchas cosas al juego. Ya no se ve un Joe Hatton en la cancha. No sé ve un Neftalí pasando bolas, o un Héctor Blonded, o un Bermudez jugando en su área de los tres segundos. Ahora todo el mundo se aleja del canasto a tirar. Eso le quitó chispa, tanto ofensiva como defensivamente”, describió
¿Hay algo que extraña de aquella época?
“Extraño a Michael Vicéns y a Larry Seilhamer. Recuerdo que nos hacíamos maldades. Cuando nos encontrábamos, lo primero que hacíamos era reírnos, porque nos acordamos de las cositas que hacíamos”.
¿Qué le cambiaría al baloncesto?
“Traería a los dirigentes americanos… ¿por qué? ellos son los que están adelante en esto. Tienes el ejemplo de Guaynabo, con seis jugadores llega una serie final. Porque ellos (dirigentes extranjeros) tienen lo moderno del baloncesto. Yo no le estoy quitando al dirigente puertorriqueño, pero nos hemos quedado igual. Hoy día es una pena”, indicó.
Explicó que también eliminaría la línea de tres puntos. “Eso dañó el juego; porque tengo un juego de habilidad. Antes, las rayas no estaban, era distinto”.
¿La pandemia afectó el baloncesto?
“Sí, afectó todo… cuando llegó María los muchachitos se fueron. Todos desaparecieron; se fueron para sus casas a jugar con la computadora y con los celulares”. Dijo que esa es una generación de varios años que hay que sacar de la casa para que regrese a la cancha o al parque.
¿Para el deporte es competencia la computadora? “Si”, afirmó. “Ahora mismo, mira ese ‘Field Day’, que hay ahí, esto está vacío”, señaló.
14 meses en prisión
Fuera de la cancha, la vida de Josean Báez tuvo encontronazos con la Policía. Josean Báez cumplió 14 meses en prisión. Explicó que esa fue la recomendación de su abogado en busca de ponerle punto final a una persecución que sentía por parte de la Policía que no cesaba de intervenir con él.
“A un fiscalito le dio conmigo y me fabricó los casos. A él lo botaron porque el corrupto era él. Los casos fueron fabricados, yo salí bien… Cada rato la Policía aparecía en casa. Yo sin saber por qué. Lo que tenían era un abuso”.
Dijo que todavía le duele recordar las intervenciones porque hicieron sufrir mucho a su mamá, quien falleció hace poco tiempo. “Nunca le hice nada (al fiscal). No sé por qué la cogió conmigo”.
Explicó que la vez que le dispararon por la espalda, lo que él cree fue un agente de la Policía, se sentó en su carro con una bala que su cuerpo rechazó y en la congestión de auto que eso ocasionó estaban sus padres que se enteraron y tuvieron que socorrerlo y llevarlo al hospital.
La herida fue en plena temporada del baloncesto. Josean Báez estuvo dos días bajo observación y fue dado de alta. Inmediatamente regresó a la cancha y se incorporó al equipo. El proyectil le provocó una herida, pero no se le alojó en el cuerpo.
“Tuve que ir preso como 14 meses. El mismo abogado me dijo que alzará las manos para que me dejaran quieto. Josean (los policías) te pueden matar, me dijo”, recordó.
El exbaloncelista tiene cuatro hijos. “Gracias a Dios todos se hicieron profesionales. Tengo una hija y tres varones: José Andrés, Rose, Omar y Luis Andrés. Tiene 8 nietos y dos biznietos”.
¿Satisfecho con el trabajo que hizo?
“Sí. Me siento contento e hice lo más que pude como ser humano que soy. Creo que cumplí”.