Por Nydia Bauzá
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PEÑUELAS – “Si bebes las aguas del Río Guayanés, quedas encantado de la cabeza a los pies…”.
Esos versos cuentan la vieja leyenda de un idilio entre un cacique taíno y una española, en Peñuelas. Las estrofas recuerdan ahora, en su trayectoria a La Lola, una refrescante sangría nacida en el Valle de los Flamboyanes, que deja encantados a los amantes del popular elixir, cuya receta con más de 30 años, ha alcanzado el equilibrio entre la dulzura y la acidez.
Multi galardonada en festivales de cata y gastronomía, la acogida de esta sangría netamente peñolana la mantiene entre las preferidas del público.
“La Lola comenzó como una actividad familiar. La hacíamos para Navidad, despedidas de año y cumpleaños familiares”, cuenta Mayda León Novoa, propietaria de la sangría que en 2012 se registró como marca.
La receta la originó Ramón (Brancho) Fornés, un querido comerciante del pueblo, quien era esposo de León Novoa y en 2007, muere trágicamente en un accidente de tránsito. No tenía nombre, le decían Sangría Brancho y desde 2008, la familia empieza a llamarla La Lola.
“La sangría nace en los años ‘90 en el negocio de mi esposo. Él me dejó la receta original”, compartió León Novoa, en entrevista desde el restaurante Tiempo Fuera, en el hotel Royal Delonix del pueblo, donde se vende la sangría y se prepara el trago “Loli Mojito”, un mojito con sangría La Lola, también premiado este año.
La empresaria relató a Es Noticia que el proceso de perfeccionar La Lola, elaborarla, registrarla y obtener los permisos de venta ha sido difícil, pero el producto ha compensado los obstáculos.
Dijo que depositó el secreto de la sangría en el elaborador y distribuidor del producto, Johnny Alvarez García, quien hace varios años la llevó a playas del suroeste para que fuera catada por la gente y de esa forma, la bebida evolucionó.
Al preparar la sangría Alvarez García se enfoca en el sabor hasta lograr que la degustación sea la mejor. “Empecé con la sangría de parcha, la llevaba siempre a las playas, pero esta sangría no salió de mí, salió de la gente. Me decían, ‘mira a esto le falta china’, ‘eso sabe mucho a uva’… Entonces, yo la perfeccionaba hasta que me decían: ‘esto quedó en su punto’”, sostuvo el también peñolano.
-¿Y cómo se consigue el punto en una sangría?
“No puede ser empalagosa, ni dulce ni agria, que cuando la beba no sienta lo amargo, ni sienta lo dulce, que todo quede en una medida proporcional. Uno aprende de la gente. (Ellos) me enseñaron a mí”, expresó.
En 2014, La Lola cargó con el primer lugar de marca registrada en el Sangría Fest, celebrado en el Centro de Convenciones, pero desde 2011 ya había sido premiada.
“La primera sangría de parcha, en ganar un Sangría Fest fue La Lola en 2011. Fue una novedad”, contó León Novoa, quien recordó que en 2012, La Lola logró el primer lugar en categoría abierta, año en que la concurrida cata fue registrada en el libro de Récords Guinness.
“El nombre se inspira en una perrita que yo tenía, que llamaba Lola”, dice la empresaria, quien explica, que la etiqueta lleva el rostro de una mujer con una diadema de frutas, representativa de los diferentes sabores.
“La mujer que está en la etiqueta tiene un lunar cerca de la boca que significa el punto, que esta sangría siempre está en su punto. Es una mujer coqueta, sus labios están pintados, sus ojos son expresivos. Para mí es bien bonita y me inspiré en mi hija, Keyla, describe la propietaria de la marca.
Sin revelar las medidas de la receta, el elaborador dijo que la bebida lleva frutas, china, jugo de uva, ron, vino. “Lo más importante es el amor cuando uno la hace y tener una copa al lado, porque hay que probarla para ver si está bien o mal”, compartió.
Aunque La Lola tiene permisos de registración de la Agencia Federal de Alcohol y Tabaco, paga arbitrios al Departamento de Hacienda y puede ser distribuida fuera de Puerto Rico, todavía la bebida no se comercia fuera de la isla por los altos costos de embarque. La propietaria explicó que el espíritu destilado tiene un nivel de alcohol de 10.5 grados y para llevarla a La Florida, por ejemplo, tendrían que bajar el volumen de alcohol.
“No es tan fácil, tendríamos que cambiar la receta. El costo de una botella de La Lola ahora mismo fluctúa entre $13 y $15 y si la llevamos a Estados Unidos podría costar $30”, sostuvo la empresaria, quien sin embargo, no descarta llevar La Lola a otros confines.
La sangría se prepara en un local en el pueblo. “Yo quería que la sangría saliera de Peñuelas y para mí el lugar más importante es la casa de mi abuelo, que está aquí en el pueblo y por la importancia que tiene esa casa para mí, donde yo viví”, afirmó.
Por varios años, la comerciante, mantuvo el Café La Lola, un espacio en la Plaza Artesanal del municipio, en el casco de Peñuelas, pero con el impacto de los terremotos el negocio no reabrió.
“La Lola para mí es como un hijo, donde quiera que la veo es parte de mí, es algo que sientes que es tuyo, que cuando oyes hablar de ella te da orgullo. Es un logro grande que yo he obtenido en mi vida y no solamente para mí, sino que se lo he podido ofrecer a mi pueblo y me enorgullece mucho que este pueblo la haya hecho parte suya. Decir La Lola es decir Peñuelas”, afirmó la propietaria de la exitosa sangría peñolana que se puede adquirir en licorerías y establecimientos comerciales.
























































