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La Margarita busca convertirse en comunidad de energía solar

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Por Sandra Caquías Cruz

redaccion@esnoticiapr.com

 

SALINAS – Lograr que todos los residentes de la urbanización La Margarita, en este costero pueblo, finalicen su dependencia de los servicios de energía eléctrica que ofrece el Gobierno, es la meta de un grupo de vecinos que se incorporó como una cooperativa de energía solar.

La Cooperativa de Energía La Margarita, bautizada como ‘Abeyno Coop’, en la urbanización La Margarita, persigue mostrar con la acción que se puede ser resiliente a pesar de sentirse atrapados en lo que describieron es “un hoyo” en el que los sucesos atmosféricos se mezclan con leyes y burocracia gubernamental que le han obstaculizado sus metas.

Entre los fines y propósitos de esta cooperativa está el brindar servicios de energía de forma continua, estable, eficiente, confiable y resiliente, a los menores costos posibles, pero sin limitarse a la generación, transmisión y distribución de energía de fuentes limpias y renovables.

“Más que una cooperativa buscamos que sea era una comunidad solar”, dijo José Santiago Rivera, presidente de la Junta, quien explicó que los trámites para la incorporación de la cooperativa comenzaron, con ayuda de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico, en julio del 2021.

“Queremos una comunidad resiliente, autosuficiente en términos de energía, agua y comunicaciones. Y queremos entrar en cada en cada techo de nuestra comunidad. Sabemos que va a ser mucho trabajo, muy trabajoso, pero es nuestra intención de que cada miembro de la comunidad tenga energía en su techo. Vamos a tratar de entrar a través de placas solares”, indico.

La comunidad se incorporó como ‘Abeyno Coop’.

Santiago Rivera explicó que el funcionamiento de la entidad es que la cooperativa sería la encargada de proveer los materiales e instalación de paneles fotovoltaicos en los techos de las viviendas y los residentes pagarán una cantidad ínfima, que aun no han establecido, por la energía que consuman.

El electricista y agente residente, José Colón Rivera, explicó que parte del proyecto es cambiar la mentalidad de sus vecinos a que no todo es gratis y a que debe adquirir enseres costo efectivos, como secadoras y estufas de gas.

“Claro que hay que pagar. Hay que mantener el equipo. Hay que cambiarle batería. Hay que cambiarlo si se daña, por lo tanto, debe pagar este la energía que está consumiendo”, indicó.

El dinero que pagarían los residentes sería utilizado para continuar instalando paneles a todos los residentes y pagar el mantenimiento por el sistema como, por ejemplo, problemas con alguna batería, entre otros. La cooperativa también espera generar empleos en el servicio y la lectura de contadores.

El capital inicial, además de los $50 en acciones que son requeridos a los participantes, sería mediante propuestas, en su mayoría fondos federales, disponibles para comunidades que buscan ser resilientes.

Unas 50 familias, de las 312 unidades de viviendas que tiene la comunidad, expresaron su interés en ser parte de la cooperativa. Uno de los requisitos para ser socio es ser residentes y estar interesado en que su vivienda sea parte del sistema de placas solares.

“Esto es para que tengan la energía necesaria para la nevera, un abanico, la televisión, la lavadora”, comentó Santiago Rivera.

Luchas ambientales

La urbanización La Margarita la construyeron entre finales de la década de 1960 y principios del 1970. La mayoría de las personas que compraron una casa en ese lugar eran maestros. Muchos de ellos viven encamados o con un tratamiento medios debido a diversas condiciones de salud.

Las casas están en una zona inundable y evidencia de ellos fue el vídeo del río que cruzó la comunidad durante el paso del huracán María. Los residentes explicaron que el cauce de río Nigua fue desviado en un momento, pero las lluvias se encargan de dirigirlo a su cauce original que son las calles de esa urbanización.

“Tenemos un gobierno que es más reactivo que proactivo. Necesitamos un Gobierno de más acción; que tome acción antes de que ocurran las situaciones. Y las comunidades se han tomado la iniciativa de ver por sus intereses”, explicó Santiago Rivera.

“Tenemos las construcciones ilegales. Las invasiones de terreno que nos han ido cerrando, y nos han ido metiendo en un hoyo, a estos efectos, pues queremos tener una comunidad resiliente, autosuficiente en términos de energía, de agua”, señaló.

Oposición a antenas

Los vecinos de La Margarita también luchan contra una empresa que levantó una torre de antenas en su vecindario y que los residentes advierten el daño que causaría tener esa antena en funcionamiento, explicó Wanda Ríos Colorado, presidenta de la Asociación de Residentes de la Margarita.

Los vecinos han realizado protestas y requerido la intervención del Gobierno para que paren la instalación.

Una enorme torre de metal, en la que colocaría las alegadas antenas, fue instalada en la comunidad aun cuando los vecinos hicieron una protesta y hasta se lanzaron a la excavación para impedir los trabajos.

Las antenas no están en operación, pero se colocó la torre.

Por otro lado, los residentes no descartan que puedan instalar un pozo, en el área del centro comunal, para, con la ayuda de Programa de Planificación Integral de la Resiliencia Comunitaria (WCRP), convertir el lugar en un centro comunal resiliente en el que puedan refugiar personas en caso de una inundación o tempestad.

Centro comunal resiliente

El Centro Comunal se supliría con energía solar y obtendría agua de un pozo, en caso de que se lo permitan, explicó la Presidenta de la Asociación.

Simultáneo a esa propuesta, los vecinos comenzaron a indagar la posibilidad que PRIDCO le traspase a la Cooperativa u antiguo edificio desocupado que tiene frente a la comunidad y en el que tendrían las oficinas de la cooperativa y lo utilizarían como centro de servicios para los vecinos.