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Llamado a prevenir el cáncer cervical

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El Papanicolau comienza a realizarse a partir de los 21 años.

El cuidado de la salud en la mujer comienza con el cernimiento rutinario de ciertas condiciones que, podrían afectar su calidad de vida e inclusive, reducir sus posibilidades de un tratamiento exitoso.

Sin embargo, los adelantos en la medicina permiten que, algunos cánceres como es el cervical, pueda prevenirse a través de la prueba del Papanicolau (PAP) que es un procedimiento ginecológico efectivo en la detección temprana.

Este examen ha permitido que el diagnóstico de cáncer cervical continúe reduciéndose significativamente en Estados Unidos y Puerto Rico, de acuerdo con la ginecóloga obstetra Dra. Anabelle Ortiz Rivera.

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“Usualmente es un cáncer que ha bajado en diagnóstico porque nosotros nos encargamos de hacer las pruebas del Papanicolau, que han disminuido los números. Pero es un cáncer que se desarrolla cuando la mujer deja de venir al ginecólogo o pasan muchos años sin hacerse una evaluación”, explicó.

La especialista en la salud de la mujer detalló que, “este es uno de los cánceres que tiene cernimiento, que podemos capturar sin que llegue a convertirse en cáncer; atajarlo, o evitar que llegue a ser cáncer”.

En cuanto a la sintomatología, Ortiz Rivera mencionó que, “la paciente usualmente puede tener síntomas que pueden confundirse con otras cosas, pero puede tener sangrado cuando tiene relaciones sexuales, sangrado entre periodos, sangrado luego de que la menopausia le haya llegado o sangrados más fuertes que lo usual”.

“También puede presentar mal olor o una descarga vaginal que tenga mal olor, que sea aguada; no es típica de lo normal, como puede tener dolor en las relaciones sexuales o dolor pélvico que no es usual”, advirtió.

Mientras que, en los factores de riesgo, resalta el uso de cigarrillos, “haber tenido enfermedades de transmisión sexual de otro tipo como herpes, sífilis, entre otras. También, al tener un sistema inmunológico débil, tenemos menor probabilidad de que el HPV se vaya”.

“Las mujeres que no tienen vida sexual activa también tienen riesgo, pero el empezar una vida sexual temprana o tener más parejas sexuales aumenta el riesgo. El no tener vida sexual el riesgo es menor”, manifestó.

“Pero, afortunadamente, en la medida que bajemos los riesgos, como el uso de condones, hacernos regularmente las pruebas y la vacunación, podemos reducir el desarrollo del cáncer cervical. La vacuna está autorizada desde los 9 años hasta los 45, en varones y en mujeres”, agregó.

Prueba del Papanicolau

La ginecóloga obstetra destacó que la prueba del Papanicolau comienza a administrarse a partir de los 21 años.

“Usualmente, entre 21 a 30 años, si esa prueba está negativa se hace cada tres años. Luego de los 30 años se hace cada cinco años, si está negativa, porque se le añaden otras pruebas como el HPV o del virus del papiloma humano”, esbozó.

“Si encontramos alguna célula precancerosa o algún cambio que es precanceroso, realmente pasan años para que pueda cambiar y ser cáncer cervical, claro con atención médica”, aclaró.

No obstante, de notar cambios en su cuerpo tales como secreciones, sangrado fuera del ciclo menstrual o por relaciones sexuales, la mujer deberá regresar al ginecólogo para que le realicen el examen del PAP, aunque no hayan pasado cinco años desde la última prueba que le realizaron.

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Por Centro Médico Episcopal San Lucas