Por Miguel Díaz Román
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En lo que representa una aterradora coincidencia, el pasado sábado 2 de mayo, cuando el país fue sacudido por un temblor de tierra de magnitud 5.4, se cumplieron 233 años de haber ocurrido el terremoto más fuerte acontecido en Puerto Rico en toda su historia.
El sismo ocurrió un 2 de mayo de 1787 y aunque para entonces no existía tecnología que pudiera medir la magnitud del evento, tras muchos años de estudio se ha estimado la magnitude entre 8.0 y 8.5, lo que demuestra su enorme capacidad destructiva.
Se estima que su epicentro fue cerca de la costa norte de la isla en la llamada Trinchera de Puerto Rico, que es la segunda fosa marina más profunda del planeta, debido a que los daños más graves se reportaron en el área norte, según informó la página digital Trayecto Meteorológico del Caribe.
El sismo causó un severo daño en San Juan donde varias edificaciones colapsaron y la población estuvo con temor por muchos días, según informó el cabildo de San Juan Bautista. En Arecibo, la iglesia de San Felipe y la ermita del Rosario y la Concepción fueron destruídas. Otros templos en Mayagüez, Caguas y Toa Alta tuvieron daños importantes.
Los fuertes militares del Morro y San Cristóbal sufrieron severos daños estructurales según Tomas de Córdova, secretario del gobierno en las primeras décadas del siglo XIX. La zona sur no registró daños considerables a excepción de la catedral Virgen de la Guadalupe, en Ponce, donde se agrietaron sus paredes.
Christa Von Hillebrandt, directora del Programa de Alerta de Tsunamis en el Caribe del Servicio Meteorológico de Estados Unidos, se mostró sorprendida de la coincidencia sobre la ocurrencia de dos sismos en la misma fecha, pero con años de diferencia.
No obstante, aclaró que no había relación alguna entre ambos eventos. “No me había percatado. Me alegra que me lo hayas dicho. Pero es una coincidencia, los terremotos no se rigen por las fechas del calendario”, dijo Von Hillebrandt.
Agregó que ambos eventos sísmicos obedecen a fenómenos geológicos diferentes aunque relacionados entre si.
“Uno de ellos, el de 1787, está asociado con la convergencia de las dos placas tectónicas, la placa norteamericana y la placa del Caribe directamente en la zona de la Trinchera de Puerto Rico. Y el del pasado sábado tiene que ver con fallas secundarias que se han desarrollado en el sur de Puerto Rico a raíz de esa interacción. Una cosa es un terremoto que se genera en la misma zona de contacto entre la placa del norteamerica y la del Caribe y otra es que se hayan generado estas fallas secundarias a causa de toda esa presión y que ocasionan terremotos de mucha menor magnitud”, dijo Von Hillebrandt.
La científica y especialista en sismología indicó que el sismo del pasado sábado también está relacionado con otra coincidencia histórica en momentos en que el país enfrenta la pandemia del coronavirus y es que en 1918 Puerto Rico fue atacado por la gripe española y en ese año también sufrió un poderoso teremoto de magnitud de 7.3. El sismo ocurrió el viernes, 11 de octubre.
“Son coincidencias, es interesante, pero son solo coincidencias”, indicó Von Hillebrandt.
La gripe española causó 260,000 casos y 11,000 muertes, mientras que el terremoto produjo 116 muertes y causó daños catastróficos en Aguadilla y Mayagüez.
Von Hillebrandt también indicó que el terremoto del pasado sábado es una confirmación del pronóstico difundido por el Servicio Geológico de los Estados Unidos, que sostuvo que existe una probabilidad de 20% de que ocurra un terremoto de magnitud cinco o mayor durante mayo y es muy probable que se produzcan hasta 2 terremotos de este tipo.
“Confirma el pronóstico y es probable que ocurra otro terremoto, claro que sí”, dijo la directora del Programa de Alerta de Tsunamis en el Caribe del Servicio Meteorológico. Los daños causados por el sismo se concentraron en estructuras de la zona histórica de Ponce, que provocaron la relocalización de 73 personas.
Sobre el sismo del 1787, Von Hillebrandt indicó que no hay evidencia sobre que tras ese sismo ocurriera un tsunami. “No había tanta población y por eso no hubo tantos daños”, señaló.
Según informes históricos, tras ese sismo comenzaron a realizar los Rosarios de Cruz como ritual religioso entre la población criolla. El terremoto se registró un día antes de la celebración del santo patrón de Santa Cruz. Por tal razón, la tradición católica eligió esta patrona como la protectora de los terremotos.
Después de esto, empezaron a celebrar fiestas en su honor en la primera semana de mayo y actualmente en varias zonas se conserva dicha tradición.