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Mameyes “no ha muerto” a 39 años de la tragedia

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Por Nydia Bauzá
redaccion@esnoticiapr.com

 

PONCE – Israel Collazo Torres tenía dieciocho años cuando vio desvanecerse la humilde comunidad Mameyes, que lo vio nacer y crecer. A 39 años de la desdicha le invaden sentimientos encontrados.

“Lo más difícil para mí fue ver a tantos de mis vecinos muertos, algunos se fueron en un sueño eterno, sin ver la luz del día. Fue doloroso, me sentí impotente, quería hacer más cosas en ese momento, pero no podía… Hay mucha nostalgia, sentimiento. Todavía hay mucho dolor”, rememoró Collazo Torres, quien en medio de la desgracia ocurrida el 7 de octubre de 1985 en Ponce, se unió a un grupo de residentes para rescatar sobrevivientes. Desde entonces, se ha mantenido como celoso guardián del monumento en recordación de más de un centenar de víctimas que quedaron sepultadas bajo la montaña de lodo y de otro, centenar de sobrevivientes que fueron relocalizados en la barriada Nuevo Mameyes, en el sector El Yeso, en la Ciudad Señorial.

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Israel Collazo

“Yo vivía en un barrio de gente trabajadora que se levantó de abajo y fue progresando. Tenía escuelas, cancha, parque de pelota y un centro comunal. Tengo sentimientos encontrados porque todas las administraciones discriminaron contra Mameyes. Ahí se cometieron muchos errores porque una parte no se cayó y lo que hubo fue un desalojo. La comunidad fue desintegrada para ganar votos”, reprochó.

“Del monumento (a las víctimas) hasta la calle Acueducto, lo que hay es soledad pero, Mameyes no ha muerto, Mameyes vive en nuestros corazones. Siempre que nos reunimos hablamos de cómo era nuestra comunidad”, sostuvo en entrevista con Es Noticia.

Collazo Torres labora en el Departamento de Hacienda en Ponce, es padre de un hijo que reside en Estados Unidos y a sus 58 años recordó con tristeza cómo la madrugada del 7 de octubre de 1985 cambió el rumbo de la comunidad de escasos recursos económicos.

“Ese fin de semana llovió viernes, sábado, domingo y al amanecer del lunes, a las 3:30 de la mañana, cayó un trueno bien grande que estremeció a la comunidad. Ahí fue el impacto y se vino abajo la montaña”, narró el ponceño, quien al igual que otros residentes del sector sostienen que sintieron una explosión.

“Ahí pasó algo raro porque la magnitud del daño fue más grande que un deslizamiento, ahí hubo como una explosión”, sostuvo. Aludió a versiones que circularon al momento de la tragedia de que en la montaña pudieron haber quedado residuos ocultos de una vieja fábrica de petardos.

“Estaba desvelado porque había mucha lluvia y relámpagos ly cuando cayó el rayo, que se sintió la explosión, caí de la cama porque la casa se movió. Cuando miré por la ventana se veían casas tiradas. Nosotros vivíamos abajo, en el sector El Llano, y el derrumbe quedó pegadito de casa”, narró el líder comunitario, quien entonces cursaba el cuarto año de escuela superior y vivía con su madre.

Dijo que vio fuego arriba en la montaña, se puso unos tenis y subió hasta lo que se conocía como las escalinatas, que dividían el sector en callejones. “En la oscuridad, en la escalinata 4, miré hacia abajo y todo eso se había ido. Si no es por un relámpago que me alumbra me hubiera caído para abajo porque el pie me quedó en el borde risco. Regreso a casa y le digo a mi mamá, ‘Mameyes se cayó'», relató.

“Oscuro oíamos los gritos de la gente y con los muchachos del corillo, fuimos a ayudar a una vecina, Zulma Rodríguez Portalatín, que de los Portones arriba había caído abajo a la Joya. No pudimos sacarla porque un muro de cemento le había caído encima, agonizaba y falleció”, rememoró. Dijo que rescataron a más de 25 personas de las casas.

“Antes de que llegara el gobierno logramos rescatar mucha gente de las casas que cayeron hacia el Llano. A una viejita, doña Leonor, la sacamos de los escombros. Muchos de los sobrevivientes fueron reubicados en el Nuevo Mameyes, pero muchos ya han fallecido”, lamentó Collazo Torres.

Recordó que en la familia Almodóvar murieron cuatro niños. “Eran cinco y solo se salvó una niña de ocho a nueve años y sus padres. Eso me impactó mucho”, dijo para contar que una de las niñas fallecidas era Cuca, su compañera de estudios en la Ponce High.

Dijo que en Mameyes residían alrededor de mil personas. “Era una una comunidad grande y bien organizada. Yo me siento orgulloso de haber nacido en Mameyes, yo extraño mucho a Mameyes. Era una comunidad de gente humilde y trabajadora. Mi mamá trabajaba limpiando las casas de El Vigía y La Rambla. Allí había carpinteros, albañiles, de todo”, evocó el líder comunitario.

Acto de recordación

Collazo Torres dijo que a las 5:00 de la tarde de este lunes el Municipio de Ponce conmemora en un acto ecuménico en el parque Memorial de Mameyes el 39 aniversario de la tragedia que vive en la memoria colectiva de los puertorriqueños.

Se expresó feliz de haber contribuido a rescatar el monumento de recordación a las víctimas del masivo derrumbe.

“Después de 39 años he logrado hacer realidad un sueño porque el monumento estaba en abandono y vandalizado. Vamos a pedirle a la alcaldesa (Marlese Sifre) que declare a Mameyes monumento histórico para que se abra el parque memorial al público general”, anticipó.

Monumento en el lugar de la tragedia.

Dijo que el Patronato del Castillo Serrallés está dando mantenimiento diariamente al monumento. “En los pasados años hubo saqueos, pero después de 39 años logramos rescatarlo. Ya hay un 90 por ciento rescatado”, agregó. Sostuvo que colocarán nuevas tarjas con los nombres de los residentes fallecidos que quedaron atrapados bajo los escombros y de los que fueron sepultados en el Cementerio El Yeso.

La alcaldesa interina de Ponce indicó por su parte, que la administración municipal ha realizado esfuerzos para honrar a las víctimas de Mameyes y recordar la historia de la que fuera una de las comunidades “más icónicas y vibrantes de su tiempo”.

Sifre indicó que aunque Mameyes no se ha convertido en un típico «atractivo turístico» en el sentido tradicional, hay un interés cultural e histórico relacionado con la tragedia.

Añaden a Mameyes como destino turístico

“La historia del deslave de Mameyes sirve como un recordatorio de la vulnerabilidad de ciertas zonas a desastres naturales y las lecciones aprendidas en términos de planificación urbana y la preservación de vidas humanas. Por tal razón, a través de la Oficina de Turismo Municipal de Ponce se ha añadido a este sector como uno de los lugares a visitar dentro de lo que ofrece el recorrido de City of Rum”, sostuvo la alcaldesa.

Dijo que uno de los retos que han enfrentado otras administraciones municipales ha sido el mantenimiento del memorial. “Es una zona de terreno extensa y boscosa que en el pasado solamente se limpiaba y acondicionaba para el mes de octubre. Eso ha quedado atrás con el acuerdo que suscribió el Municipio de Ponce con el Patronato del Castillo Serrallés, añadiendo este atractivo a su cartera de ofrecimientos turísticos. Al lograr la adopción de esta área, la administración municipal se asegura del continuo mantenimiento, la preservación y el respeto por el memorial, a la vez que se exhibe la joya arquitectónica del Acueducto Alfonso XII”, detalló Sifre.

Dijo que las personas que vivían allí, las figuras que se criaron allí y aportaron a Ponce, el desastre, el acueducto, todo merece ser recordado y contado a las nuevas generaciones. “El desastre de Mameyes fue un evento que dejó una huella permanente en la memoria colectiva de los puertorriqueños y una profunda cicatriz en el corazón de todos los ponceños. El dolor de Mameyes sigue siendo una lección de fortaleza, resiliencia y marcó la necesidad de mantener la solidaridad ante las adversidades”, agregó.