Por Nydia Bauzá
redaccion@esnoticiapr.com
SALINAS – Desde jovencito frecuentaba la Central Aguirre. Empezó chiripiando hasta que logró un puesto permanente transportando las muestras de la melaza del guarapo de la caña al laboratorio del ingenio azucarero.
Ahora, a sus 74 años, a don Norberto Anaya Valdespino, lo invaden los recuerdos.
“Aquí hay mucha historia. Estudié de jovencito ahí en la escuela Woodrow Wilson hasta que me gradué de primer año. Después venía aquí (señala a los remanentes de la central) a traer almuerzos y el guardia del portón me decía: ‘Anaya no te vayas que está faltando gente para que chiripees’. Chiripiar es que uno trabajaba por la persona que faltaba”, evocó don Norberto.
“Así comencé hasta que me dijeron te vas a quedar en el laboratorio permanente trayendo muestras del guarapo de la caña .Allí trabajé muchos años hasta que cerraron la central”, hurgó en sus recuerdos Anaya Valdespino, natural del barrio San Felipe, del Pueblo del Mojo Isleño.
“Ahí en la central sacaban el dulce de la caña porque eran diferentes colonos que traían la caña en vagones de diferentes lugares. Se cogían los vagones y le ponían un ticket.
Decían ‘este vagón llegó de Humacao’ y le ponían el número del tren. Ellos le reportabanobrerocaña
Pobladoel dulce que produjo esa caña, de ese batey, como le decían”, narró al recordar el proceso mediante el cual procesaban los cargamentos del producto que llegaba de los cañaverales.
“Sacaban el melao y el guarapo de la caña. Muchos pedían permiso y en la central le daban su galoncito de guarapo para que se lo llevaran para la casa”, sostuvo el salinense, quien después del cierre del ingenio azucarero en 1990 se fue en busca de oportunidades de trabajo a los Estados Unidos. Posteriormente, regresó a su natal Salinas.
Recordó que “muchos años atrás” la plaza que bordea el correo y algunas estructuras de la otrora central azucarera funcionaba como una plaza del mercado.
“Cuando estaba funcionando la Central Aguirre aquí venían muchos vendedores de otros pueblos a vender frutas, a vender carne. Todo esto se llenaba aquí. Y también venían de otros barrios como El Coquí, San Felipe, Mosquito, Salinas venían aquí a comprar porque la mayoría de los trabajadores eran de Guayama, Salinas, Santa Isabel. Muchos se quedaban en un hotel que había ahí que le decían el hotel americano y acá atrás había otro hotel que le decían el de los puertorriqueños porque era gente de Jayuya que venía aquí a trabajar. Eso lo pagaba la Central Aguirre. Al otro iban los americanos que eran los dueños de la Central y también se lo pagaba la Central”, explicó Anaya Valdespino, quien es parte del Taller de Técnicas Básicas de Carpintería y Ebanistería Tradicional para Edificaciones Históricas del Distrito Histórico de Central Aguirre.
En el taller los aprendices se capacitan en la restauración de las casas de madera de la otrora central azucarera.
-¿Qué significa Aguirre para usted?
“Significa mucho, mucho porque aquí aprendí. Ahora estoy aprendiendo más con estos dos maestros (carpinteros) que me están enseñando y con mis compañeras que cuando no me salen las cosas bien, me dicen: ‘esto es así’ y uno aprende. Me siento bien aquí trabajando con ellos porque ellos me enseñan lo que no sabía. Ahora puedo ir a trabajar a cualquier otro lado, pinto una casa cambio una tablita porque he aprendido con ellos”, dijo don Norberto, quien conversó con Es Noticia desde un banco de la pequeña plaza donde se reunieron los carpinteros del taller después de culminar la jornada por la que reciben un incentivo a cambio de capacitarse en la restauración de piezas en madera.