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Pequeños comercios: Grandes batallas

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Por Marga Parés Arroyo
redaccion@esnoticiapr.com

 

Restaurantes, boutiques y barberías, entre otros pequeños comerciantes, comparten la misma realidad: menos clientes, ayudas limitadas y una economía más estricta que los obliga a esforzarse más. De reojo observan el “boom” de las megatiendas, lo que los ha motivado a reinventarse y buscar nuevas formas para atraer clientela.

La vulnerabilidad económica del sur –golpeada por huracanes, pandemias y temblores- ha puesto a prueba su capacidad de resistencia. Durante un recorrido por varios negocios de Salinas y Santa Isabel, EsNoticia conoció sus luchas por adaptarse a los retos.

“Antes era mejor. No había tanta competencia, ni cadenas de tiendas, ni centros comerciales. Había mayor margen de ganancias”, comentó Pedro Bared, dueño de la Tienda La Isla, en Santa Isabel.

Esta tienda por departamento establecida en 1974 ubica cerca de la plaza pública, ofreciendo variedad de misceláneos, como artículos para el hogar, ropa y telas.

“Para coger mejores precios y competir con las cadenas (de tiendas), ya no compro por intermediarios sino directo al suplidor. Compro donde ellos compran”, indicó Bared sobre el negocio que su padre comenzó hace 51 años y donde él comenzó a trabajar tras graduarse de Administración de Empresas en 1985.Para competir con los dos centros comerciales de Santa Isabel, contó, ha reducido precios para mantenerlos competitivos. También, mantiene mercancía que ha caracterizado a la tienda, con algunos ajustes, como eliminar el departamento de bebés, aunque sigue vendiendo pañales y artículos relacionados.

“Me he expandido, con más artículos de farmacia y perfumes. También mantenemos los uniformes escolares desde que papi abrió. Pero ha habido una merma en el flujo (de clientes) por muchos factores, como la migración”, dijo al resaltar que su mayor clientela son adultos de 45 años o más.

Como en las tardes se reduce la clientela, ya la tienda no cierra a las 5:30 p.m., sino a las 5:00 p.m. Y desde hace más de diez años no abren domingos. Además, Bared y sus empleados se mantienen atentos a los gustos de sus clientes, por ejemplo, trayendo más artículos para el hogar en la época de Navidad, cuando muchos aprovechan para remozar sus hogares.

“La esencia es estar en la tienda. Ver lo que se está vendiendo y lo que no. Liquidar la que no se está moviendo y buscar espacio para la que sí. También, saber que es mejor tener una sola tienda, que cuatro mal atendidas”, relató Bared.

Reto de los apagones

“Be Happy Deli”, otro negocio de Santa Isabel, abrió sus puertas hace dos años y medio y al año enfrentaron múltiples apagones, en verano 2024.

“Tuvimos que cerrar (por un tiempo) porque no teníamos luz”, recordó Grace Rodríguez, la dueña de Be Happy, quien comentó que uno de los apagones duró tres semanas.

Según recordó, esto ocurrió cuando el transformador eléctrico falló, provocando apagones en este municipio, impactando grandemente su economía.

Sus inicios como comerciante fueron en un Airbnb en la Bahía de Jauca, negocio que comenzó con su esposo. Al no encontrar cerca muchas opciones de desayunos y “brunch” para sus clientes del Airbnb, contó, decidieron abrir este otro negocio.
Además, han tenido que adaptarse al flujo de los clientes.

“Comenzamos de 7:00 a.m. a 10:00 p.m., pero observamos que no era costo efectivo para los gastos operacionales. Nos ajustamos a las necesidades y nos quedamos como “brunch”, de 7:30 a.m. a 3:00 p.m. Y de viernes a domingo tenemos heladería, de 5:00 p.m. a 9:00 p.m.”, dijo Rodríguez, quien comentó que el cierre de un negocio cercano que abría de noche también afectó sus ventas.

“Mi sueño era que la plaza (de Santa Isabel) estuviera llena, con muchos clientes disfrutando de nuestra gastronomía, pero la economía nos ha impactado. No somos muchos comerciantes, son más oficinas”, sostuvo Rodríguez.

Tampoco han tenido gran ayuda del gobierno ni del municipio, contó al reiterar que solo cuando abrieron, por dos a tres meses, recibieron ayuda parcial para pagar por varias horas de sus empleados.

“Hemos salido (a flote) con nuestros ahorros y mi esposo trabaja fuerte para que nunca nos falte nada. Es un logro, un sueño”, dijo al reiterar que su fin principal es que sus clientes salgan satisfechos y felices.

Y de cara a la Navidad, Rodríguez y su esposo se preparan para la mejor época del año, en ventas.

“Declaramos que sea de mucho éxito”, afirmó.

Otro negocio de Santa Isabel que se ha adaptado a los cambios y la economía es el restaurante Antojitos Vista Molina, que se mudó hace un año de las proximidades de la plaza pública a otro local a varias calles de distancia, donde tienen estacionamiento. Así lo informó Digmarie Enid Rivera Rodríguez, una de las encargadas del lugar.

“Con los apagones del año pasado muchas cosas se dañaron y nos mantuvimos con planta, pero los gastos subieron”, dijo Rodríguez, quien contó que en el nuevo local las ventas han mejorado.

Poco a poco

En la plaza pública de Salinas ubica “Coffee Waffler”, negocio que abrió hace año y medio, tras solicitar una propuesta municipal y pasar un proceso de subasta.

“El municipio ayuda en (el proceso de) los permisos y es bien estricto en que todo esté al día”, relató Luis Medina, encargado del lugar que abre de lunes a sábado, de 7:00 a.m. a 4:00 p.m.

Su céntrica ubicación facilita sus ventas, especialmente en las mañanas o cuando hay actividad en la plaza o la iglesia. Sin embargo, Medina admitió que sus dos retos más grandes son los vaivenes de la luz y la lluvia, pues es un negocio al aire libre.

“Hay días flojos. Quizás también por lo del PAN y otros recortes federales”, dijo al comentar que los retos de la economía han obligado a muchos a ser más juiciosos con su dinero.

Mencionó que clientes que antes iban diariamente, ahora van un día sí y otro no. Pero coincidió en que durante la época navideña las ventas suben y anticipó hará una fiesta durante el encendido de la Navidad, el 5 de diciembre. Su meta, anticipó, es abrir una cadena de este negocio y diversificar los desayunos que ofrecen.

En la cercana tienda “Top Fashion Boutique”, sus dueñas, Jerlysmar Santiago y Eva Alvarado, mantienen el negocio que comenzaron hace 10 años, atemperándolo a los cambios y tendencias, usando más las redes sociales y haciendo envíos mediante su tienda en línea que abrieron hace dos años. Inicialmente, contaron, no podían vender a los mismos precios de otras tiendas similares en San Juan pues eran excesivos. Además, al principio se hacían ventas por consignación, tipo de ventas que desistieron eventualmente.

“Ha sido un reinventarnos constante. El consumidor ha cambiado y nos hemos reinventado. Antes teníamos más accesorios y zapatos, ahora volvimos a traer más ropa. No estamos viviendo los mejores tiempos, pero hay oportunidades. Estamos trabajando para mantenernos y dejarnos sentir”, indicó Alvarado, quien resaltó que el municipio siempre las ha apoyado.

En el negocio aledaño, la barbería “Gold Lyon Style”, su dueño, Raphael Román, ha batallado con variedad de retos desde que abrió hace cinco años. Además de los gastos de la reparación del local, contó, al principio se toparon con un fraude de clonaciones de tarjetas. También, con un aumento en el costo de vida, especialmente de energía eléctrica y materiales.

“La clientela, por nuestro (buen) servicio, fluye. Son más los que se quedan que los que se van”, dijo.

Y, cinco años después de abrir, todavía trabaja en algunas renovaciones al local, junto a su familia.

“Aprendí de otros barberos que todo empieza “desde cero” y que hay que empezar con calma y aprender muchas cosas en el camino”, dijo.

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