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Regresa a la Isla y establece negocio de comida

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PEÑUELAS – Iris Marie Pacheco Rosario viajó a Puerto Rico, desde New Jersey, con la intensión de pasar una corta temporada, pero sus planes dieron un giro. Tras una década fuera de suelo boricua y una vida hecha en la diáspora, la guayanillense decidió reiniciar su vida en el país que la vio nacer.

“Allá tenía dos trabajos. Trabajaba haciendo uñas y tenía un negocio de limpieza de casas. Era una vida bien acelerada, pero cuando llegué a Puerto Rico volví a experimentar la paz y la tranquilidad que se siente aquí y la verdad es que eso no lo cambio por nada”, explicó la joven madre de tres adolescentes.

Iris Marie decidió dejar atrás su acelerada rutina y se mudó al lugar de nacimiento de su esposo Wilmer Correa Ausúa. Con maleta en manos llegó al barrio Barreal, en Peñuelas, uno de los lugares más altos y remotos de este municipio y que, entre montañas, curvas y cuestas empinadas, ofrece asombrosos y pintorescos paisajes.

“La verdad es que al principio fue bien extraño porque fue un cambio bien marcado y no estaba segura de poderme adaptar, pero en poco tiempo me acostumbré y honestamente estoy feliz”, expresó Iris Marie, quien añadió que a sus hijas se les hizo un poco más difícil porque no dominaban por completo el idioma español.

Motivada por su esposo, quien hacía alardes de las habilidades culinarias de la joven, la residente de Peñuelas decidió abrir un pequeño negocio de comida.

“Él estaba bien motivado y yo tenía un poco de miedo porque no sabía cómo nos iba a ir. Pero pues, decidimos lanzarnos y gracias a Dios nos ha ido muy bien”, dijo la joven.

En una pequeña y rústica estructura de madera y zinc, con una espectacular vista de fondo, la pareja inauguró su negocio: el Balcón del Salto.

“Aquí hacemos de todo un poco. Hacemos las comidas al fogón, arroz, viandas, pernil, costillas, frituras y hasta flanes. Los flanes los hace mi esposo”, explicó.

Aunque el negocio lleva poco tiempo, la joven dijo sentirse muy contenta con los logros que han alcanzado y con la cantidad de personas que los visitan. “Ha venido mucha gente en las pasadas semanas, aunque claro está, somos bien cuidadosos con el distanciamiento social y aunque el negocio es pequeño, el espacio alrededor es bien amplio y los clientes se sienten bien seguros”, explicó Iris Marie.

La joven pareja planifica, en un futuro no muy lejano, ampliar la estructura y habilitar más espacio para que la gente tenga dónde sentarse a comer.

“Somos un negocio humilde, pero aquí todo se hace con mucho amor y dedicación y eso la gente lo percibe cuando prueba nuestra comida”, indicó.

La pequeña empresaria exhortó a otras personas a reinventarse y asegura que tomó la mejor decisión al regresar a la Isla. “Lo importante es poner los planes y sueños en manos de Dios y las cosas poco a poco van a fluir”, dijo.

Iris Marie y el Balcón del Salto son ejemplo de dedicación, trabajo y visión; gente como tú que nos recuerdan que, con virtudes y defectos, somos un país encantador.