Por Sandra Caquías Cruz
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PONCE – “Esa nena va a ser mía”, pensaba René Cruz mientras una jueza preguntaba a los padres biológicos de la pequeña, de apenas un año de nacida, si estaban convencidos del paso que darían al entregar a su hija para la adopción.
“Tres veces le preguntaron a cada uno de ellos y tres veces contestaron que sí”, recordó René Cruz 25 años después y mientras se miraba las manos. “Nunca voy a olvidar lo que me dijo la jueza: ‘llévesela y que estos animales no vuelvan a ver a su hija’”, recordó René Cruz en el atelier que tiene en la calle Sol, en Ponce.
Así ese nuevo padre terminó la etapa del proceso de adopción. La niña que una pareja no quería él anhelaba criarla. Salió del Tribunal cargado de un torbellino de emociones: Tenía la niña que soñó, pero sufría el tener que separarla de sus dos hermanitos.
René Cruz, un reconocido diseñador de alta costura y maestro de diseño de moda, cuyo nombre de pila es Luis René Colón Cruz, vivía solo. Siempre le expresó a su familia que “sería papá de una nena adoptada”.
Belkys M. Rivera De Jesús llegó a cumplirle ese sueño. “Belkys cambió mi vida totalmente. Y ella sabe que cuenta conmigo siempre”, expresó para dejar saber que había alguien que sí se ocuparía de ella.
René Cruz quedó huérfano de madre cuando tenía 14 años. Su papá, quien se dedicó a la ebanistería, se volvió a casar. La madrastra de René se convirtió en su soporte hasta que cumplió 18 años y salió de Arecibo rumbo a San Juan. Deseaba convertirse en enfermero, lo que logró.
Al ocurrir la tragedia de Mameyes, consiguió trabajo en Ponce, desde entonces afirma que es ponceño. Las vivencias de atender esa comunidad, que enfrentaba el dolor de una tragedia, lo marcaron para toda la vida, aseguró.
Al cerrar el refugio de esas familias, en un antiguo hotel en Ponce, regresó a San Juan donde estudió alta costura con grandes modistas, entre ellos, la diseñadora Carlota Alfaro. Todo eso con la mente en que sería padre adoptivo de una niña. René regresó a Ponce tras estudiar diseño de moda.
Un día la madrastra le comentó que tenía una sobrina por nacer y que la darían en adopción. René no tardó en comenzar el proceso. La niña no había nacido cuando él se veía cargándola en brazos.
El proceso no fue sencillo. Recordó que en una ocasión la Policía tocó las puertas de su casa. Eran las 4:00 am. La visita era parte del proceso para darle la niña en adopción.
Los agentes buscaban conocer si un hombre soltero estaba en su vivienda a esa hora en un fin de semana. Además, querían confirmar si el hogar contaba con todo lo que necesitaba una niña para su crianza. La sorpresa fue encontrar que el cuarto del Belkys, pintado rosa y blanco, ya tenía hasta la ropa y peluches que había adquirido para recibir a la pequeña.
“Querían ver si estaba preparado para recibir esa niña”, dijo tras narrar el asombro que sintió cuando frente a su hogar se estacionaron dos patrullas de la Policía en horas de la madrugada. ¿Cualifico o no cualifico? le preguntó a una de las agentes antes de que se marchara. “Ella va a ser tu hija”, le respondió la mujer policía y salió de aquel hogar. Días después, la jueza le entregó la niña.
Entre telas, modelos y máquinas de coser, crío a Belkys. Era la niña que corría el atelier. Narró que llevaba la niña a Arecibo y la madrastra aprovechaba para llamar a la mamá de Belkys para que le llevaran los hermanos, los viera y jugara con ellos. Belkys era la menor de tres hermanos. La mamá de Belkys está viva. Uno de sus hermanos murió.
Aquellas separaciones de regreso a Ponce eran dolorosas para ambos. René recordó que, sin que Belkys lo viera, se le salían las lágrimas del dolor que esa separación representaba.
Incluso, no olvida, y todavía se emociona, al narrar que Belkys le pedía un dólar para dárselo a cada uno de sus hermanitos. Belkys era la menor de ellos, pero la única nena.
“Belkys cambió mi vida totalmente”.
“Yo lloraba sin que ella me viera”, describió. Relató que cuando Belkys se compró un carro se iba -a escondida- para Arecibo a ver a sus hermanos. “Belkys sufrió mucho por los hermanos que dejó en Arecibo”, lamentó René Cruz.
La etapa más difícil del proceso de crianza fue la adolescencia de Belkys. La niña era traviesa y fueron muchas las ocasiones en lo llamaron de la escuela para darle quejas del comportamiento de la muchacha, pero confiaba en que superarían esa etapa y así ocurrió, tras multiples ayudas y consejos.
Belkys fue inspiración, tanto para los diseños que creaba su padre adoptivo como para muchos de los estudiantes de alta costura. Fue modelo de muchos diseñadores.
“Enseña al niño su camino y nunca se apartará de el”, fue el lema de vida al que se aferró René para críar su niña.
Hace unos años, Belkys decidió emprender la vida con su pareja, Jessie Tacoronte. René Cruz se convirtió en abuelo hace unos meses, con el nacimiento de Aaron Jessel, embarazo que su hija le informó por la aplicación WhatApp, aunque como padre al fin, ya lo presentía.
“Me siento papá totalmente”, dijo René Cruz, quien reconoció que tenía un amigo al que le delegaba el peinar a Belkys porque nunca sintió que hiciera bien esa tarea, así soltó una carcajada.
“Yo cogí a esta niña con el compromiso de hacerla una mujer de bien”, dijo. Belkys estudió enfermería, pero en agosto comenzará a estudiar Justicia Criminal.
“Dios no me ha abandonado”, dijo el creador del South Fashion Week, un evento en el que da a conocer diseñadores nuevos que se abren paso en la alta costura.
“Soy feliz; me siento completo, si lo hice bien o no la vida lo demostrará con mi hija”, dijo antes de expresar: “Si esa era la misión de vida, la cumplí”.