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Santos: patrón del béisbol boricua

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Por José A. Sánchez Fournier

redaccion@esnoticiapr.com

 

SALINAS – Como padre y como pelotero, Santos Alomar tiene un historial envidiable.

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Su desempeño en el diamante le permitió jugar en Grandes Ligas durante 15 temporadas. Debutó con los Bravos de Milwaukee en 1964 y se retiró del mejor beisbol del planeta en 1978 con promedio vitalicio de .245, acumulando 1,168 hits y 227 bases robadas. En 1970 participó en el Juego de Estrellas.

En su rol de padre, sin embargo, Santos botó la bola. Sus hijos Sandy y Roberto brillaron por luz propia en el Circo Grande. El mayor, Sandy, fue considerado uno de los mejores receptores de esa liga por espacio de 20 temporadas. Fue seleccionado Novato del Año en 1990, temporada en la que también ganó un Guante Dorado, y participó en seis Juegos de Estrellas. También fue dirigente de los Indios de Cleveland parte de la campaña del 2012, equipo para el cual funge como coach hoy día.

Al hijo menor de Santos tampoco le fue muy mal. Roberto es considerado por muchos como la mejor segunda base de todos los tiempos. En esa posición jugó 18 temporadas en Las Mayores, participando en 12 Juegos de Estrellas, ganando 10 Guantes Dorados, cuatro Bates de Plata y ganó dos Series Mundiales. Como si esto fuera poco, en 2011 fue exaltado al Salón de la Fama del Beisbol en Cooperstown.

El béisbol también premió a Santos con muchos “hijos” más. Por décadas, el patriarca de los Alomar ha ofrecido su conocimiento y experiencia como jugador y coach a los jóvenes del área sur que desean aprender el deporte del bate y la bola. Todo comenzó cuando, en la temporada muerta, Santos regresaba con su familia a Salinas y acudía a los parques del municipio para practicar con sus vástagos.

“Cuando yo jugaba beisbol, me venía para acá en mis tiempos libres y si los muchachos no tenían algo que hacer, nos íbamos al parque o nos poníamos a hablar (de beisbol). Y si había muchachos cerca se nos unían”, recordó sobre sus comienzos como mentor extraoficial del beisbol sureño.

La vida también premió a Santos con el talento para enseñar, transmitir su conocimiento de una manera accesible a la audiencia.

“El problema de algunas personas con el conocimiento es que no saben transmitir el mensaje. Yo le digo a los coaches que nunca le digan ‘tú tienes’ a un muchacho. Porque cuando tú le dices a un muchacho que tiene que hacer algo, lo estás obligando. Mejor le dices que quizás debe o puede hacer la cosa así o como sea, y le das razones de por qué esa es la mejor manera. Así reaccionan mejor”, explicó.

Cuando Santos habla de beisbol, suena como un filósofo zen, una versión beisbolera del Sr. Miyagi, el sabio maestro de las películas The Karate Kid.

“Yo lo que le estoy tratando de enseñar a los muchachos y a los entrenadores es que aprendan a conocerse a ellos mismos y entiendan las circunstancias del juego para prepararse mentalmente. Porque cuando uno está preparado mentalmente, físicamente lo va a entender más fácil”, dijo el patriarca de los Alomar. “Lo más difícil para un ser humano es bregar con las adversidades. Cuando uno está preparado mentalmente uno sabe cómo reaccionar a los malos tiempos y poder bregar con ellos. Eso es lo que yo hablo con todos. Yo fui coach allá (en Grandes Ligas) también y allá tú vives eso a diario”, continuó diciendo.

Como muchas otras, esta es una lección que se aprende en el beisbol, pero se puede aplicar a la vida en general.

“Es algo que puede llevar a la gente a los extremos. Mucha gente llega a pensar en el suicidio porque no saben cómo bregar con las adversidades. Pero si tú sabes quién tú eres, vas a entender cómo puedes hacer las cosas a tu manera para tener éxito. Y ahí no importa que te digan que tú no puedes a ser tal o cual cosa, tú vas a encontrar la manera de hacerlo y tener éxito”, dijo Santos.

Fue entonces que Santos usó su experiencia personal para mejor ilustrar su punto.

“Yo estuve en Grandes Ligas y en ocasiones me di con gente que me decía ‘tú no puedes hacer esto o aquello’. Yo respondía ‘Ok’. Pero dentro de mí yo les decía, te voy a hacer quedar mal”, relató.

“Si te dejas llevar por lo que la gente te dice, no vas a llegar lejos”, agregó.

Con los años, las enseñanzas de Santos han ayudado a muchos jóvenes hacer realidad sus sueños de Grandes Ligas. Entre los egresados de las charlas con Santos se encuentran el retirado torpedero manatieño Tony Valentín, el otrora infield cidreño Luis López y el estelar campocorto Carlos Correa, de los Astros de Houston. Los retirados lanzadores Ricky Bones, de Salinas, y Omar Olivares, de Mayagüez, también fueron alumnos de Alomar.

“Yo creo que los muchachos le ponen más atención a uno cuando uno ha jugado (en Grandes Ligas) porque piensan que uno pasó por esas cosas. Pero hay personas que no han jugado en grandes Ligas pero que igual saben lo que se necesita para llegar allá”, indicó Santos, quien valora el sacrificio y disciplina de un prospecto, por encima de su talento natural.

“Todos nacemos con unas habilidades, pero tú no vas a ser bueno si no desarrollas esas habilidades”, dijo Alomar, quien encuentra una diferencia principal entre los muchachos que veía en el parque hace décadas y los que ve hoy día.

“Yo diría que la diferencia de los muchachos de antes y los muchachos de ahora es que los muchachos de antes se la pasaban en el parque jugando, jugando, jugando. Y aprendiendo. El muchacho de ahora se pasa oyendo lo que le dicen, pero no lo practica tanto en el terreno como hacían antes”, dijo. “Antes el muchacho escuchaba un consejo y se esforzaba para asimilarlo en el terreno. El muchacho de ahora no lo practica tanto y no adquiere la confianza y fluidez de esa nueva enseñanza como lo hacían los muchachos de antes porque los de ahora no tienen tanto tiempo practicando en el terreno. Los de ahora quieren hacerlo por computadora”.

Yo le digo a los muchachos algo que le decía a los grandesligas: La diferencia de un superestrella a un pelotero regular no es la habilidad, es la mentalidad. El superestrella se la pasa observando, escuchando, analizando para ver qué ventajas puede tomar sobre el equipo contrario. El pelotero regular no le pone esa misma atención. El pelotero superestrella está siempre anticipándose al juego”, terminó diciendo Santos.