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“Tenía todas las herramientas pa’ quitarme”

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Por Sandra Caquías Cruz

redaccion@esnoticiapr.com

 

PONCE – Uno de los hombres más altos y que le ha dado gloria al baloncesto puertorriqueño es Francisco ‘Papiro’ León Cruz, una leyenda del deporte del canasto que reconoce tuvo todo a su favor para quitarse del baloncesto, pero la perseverancia y el empeño pudo más.

Demasiado flaco, con poca experiencia y hasta sentir bullying por su poco conocimiento del baloncesto fueron partes de los sentimientos que en vez de alejarlo del deporte le sacaron fuerzas para perseverar.

‘Papiro’, como le apodan, representó a Puerto Rico en las Olimpiadas. También lució los colores de su patria en dos mundiales, jugó en Venezuela, Santo Domingo y varios meses en Argentina.

Papiro nació en Guaynabo donde acostumbraba a pisar la cancha con una bola que todos esperaban para jugar, pero que él no tocaba durante el juego porque nadie lo reclamaba. Incluso, llegó a pelear con los primos porque no lo pedían para que jugara.

Un amigo de su papá lo llevó a una práctica en Carolina, donde el dirigente era Flor Meléndez, quien luego de varias prácticas dijo que no necesitaba más jugadores. Esa puerta la sintió cerrada.

Días más tarde, le preguntaron si le gustaría que lo llevaran ante el equipo de Fajardo, cuyo dirigente era Julio Toro, quien tampoco lo aceptó tras verlo tan flaco. “Julio le dijo a don Lalo que yo era muy flaco para jugar baloncesto”, recordó.

¿Frustrado?, se le preguntó sobre los sentimientos tras aquel segundo revés. “Yo tenía todas las herramientas pa’, quietarme del baloncesto”, dijo.

Entonces se enteró que el equipo de su natal Guaynabo tendría prácticas y decidió acudir. “Y cómo sería el único jugador oriundo de este pueblo, me aceptaron. Era para atraer los muchachos de los barrios”, comentó entre risas.

Así entró al baloncesto superior. Años después, llegó a Ponce. Se integró al equipo de Los Leones en 1985. Estuvo 12 años con el equipo. Jugó 13 temporadas y en ellas lograron tres campeonatos.

“Yo digo que Ponce es mi casa. Donde quiera que voy, donde quiera que estoy, la gente me hace sentir así. Ese calor humano que me dan. Aquí fueron mis años de gloria. Jugamos siete finales, tres campeonatos. Todavía donde yo voy la gente se para a saludarme, a tomarse fotos conmigo”, comentó.

¿La perseverancia te describe mucho? “Yo tenía todas para quitarme del deporte y nunca me quité”, afirmó.

“En el barrio me quitaban la bola y me daban de codo. Eso me dio más fuerzas. A mí me encantaba jugar fuera de Ponce y escuchar lo que la gente me gritaba, y me decían barbaridades”, aseguró. “(Pero,) en la cancha eso era lo que más energía me daba. Yo era loco con ganarle a esa gente (que le gritaba)”, recordó.

Decepción

¿Qué piensa cuando ahora ves el baloncesto? “Sin que me quede nada por dentro; ya no lo veo”, aseguró.

¿Por qué? “Es bien decepcionante verlo. No veo jugadores del patio jugando. Hoy día a un jugador del dan un golpecito y no quiere jugar por par de semanas. Los jugadores, tengo entendido, ya no comparten dentro y fuera de la cancha como antes, señaló.

“Creo que, si no actuamos a tiempo, esto va a seguir. Creo que la liga se puede caer, porque para mí fue bien triste ver la selección jugar, los otros días, todos eran con apellidos americanos. No hay jugadores del patio. Uno se pregunta que está pasando con los jugadores hoy en día. Es triste», dijo.

Explicó que la tecnología contribuye a esa situación, pero los padres tienen que pasar más tiempos con los niños, hay que enseñarles valores, principios, llevarlos a la cancha, al parque de pelota, hacer cosas con ellos y darles seguimiento.

«Hoy día todo el mundo quiere equipos de baloncesto ya hechos. Los dirigentes no dan tiempo extra para desarrollar jugadores. No creo que eso sea justo con la niñez. Donde yo me crié no tuve un líder recreativo, mi abuelo me llevaba al juego de pelota y al de baloncesto. Hoy las canchas tú las ves vacías, llenas de basura, la gente macaneando en la cancha. Los parques de pelota llenos de pisadas de caballo, la gente los deja allá adentro para que se coman la yerba y lo que hacen es dañar el terreno del juego y nadie va a jugar porque el terreno no sirve», dijo.

Papiro el gallero

Uno de los pasatiempos que más desarrolló fue el deporte de las peleas de gallos. Desde pequeño crió, preparó y visitó galleras. Recordó con detalle que su papá lo levantaba los fines de semana al amanecer para «limpiar con Lestoil» las jaulas de los gallos, «si no llega hacer por mi abuelo que me inculcó el deporte, tal vez sería el gallero más alto en todo Puerto Rico», dijo.

‘’Y creo que lo fuí”, dijo antes de destacar la gallera Tenerías, en Ponce. “Eso ahí es guerra; en Tenerías vienen los mejores”, comentó.

«De chamaquito siempre dije que me gustaría echar un pollo allí y hasta ahora he echado seis pollos y no he perdido ni uno. Es la gallera más dura en todo Puerto Rico», describió.

Papiro vive en los Estados Unidos hace 12 años. Trabajó hasta mayo pasado y contempla volver a radicarse en Puerto Rico en enero próximo. Explicó que tiene dos cirugías de cadera y el frío en Estados Unidos le afecta la movilidad, porque también tiene tornillos en los pies. «Estoy como Robocop», soltó entre risas.

¿Satisfecho con todo lo que has logrado? «Si, de verdad que sí», afirmó.

Exjugador de baloncesto Francico ‘Papiro’ León Cruz. Fotos: Tony Zayas / Es Noticia