Porzlourdes I. Aquino Medina. MSW
Coordinadora Clínica Administrativa
Clínicas de Hospitalización Parcial Mayagüez
Varios estudios han analizado las implicaciones de la pérdida de uno de los padres por suicidio.
Estos indican que los niños y jóvenes deben enfrentar a la misma vez dos eventos estresantes, primero la pérdida de uno de sus cuidadores primarios, y segundo, la muerte de una persona significativa de una manera tan traumática y con tanto estigma como el suicidio.
Señalan, además, que estos niños sobrevivientes al suicidio de sus padres corren un alto riesgo de padecer problemas psicosociales y trastornos mentales incluyendo la conducta suicida.
Holly C. Wilcox (profesora en la Universidad de John Hopkins e investigadora de la conducta y prevención del suicidio), señala que “perder a un padre a una edad temprana se considera un catalizador para el suicidio y los trastornos psiquiátricos”. De hecho, quienes perdieron a uno de sus padres en la niñez o adolescencia tienen tres veces más riesgo de suicidarse y dos veces más riesgo de ser hospitalizados por depresión que quienes tienen sus padres vivos. Se señala, además, que el suicidio de uno de los padres afecta más a los hijos en la medida en que son más jóvenes.
No debemos olvidar que existen también factores hereditarios y ambientales que pueden contribuir a aumentar o disminuir el riesgo de estos niños y jóvenes.
Un ambiente familiar amoroso, comprensivo, de apoyo, que promueva la comunicación y la expresión de sus pensamientos, miedos, sentimientos podría compensar en parte la pérdida sufrida y/o enfrentarla de una manera positiva.
Como sociedad, ¿cómo podemos ayudar?
- hablando del suicidio en nuestras comunidades y en nuestros círculos cercanos.
- promoviendo la prevención del suicidio.
- hablando de la detección temprana de síntomas y signos de depresión o de alguna condición de salud mental incluyendo la adicción a drogas recetadas o ilegales, porque ellos y ellas también se sienten desesperados, sin esperanza, abandonados, rechazados y todo eso se convierte en una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar.
- brindando los números de teléfono para buscar ayuda
- no hacernos de la vista larga, ver esto como un problema de TODOS.
Podemos ser de ayuda para las familias y amigos sobrevivientes:
- Escuchándolas atentamente y sin juzgarlas.
- Apoyándolas cuando requieran de nuestra ayuda
- Acompañándolas cuando se sientan solas y con necesidad de hablar con alguien.
- Evitando el solicitar que le cuenten los detalles del evento y preguntas que ocasionan más dolor.
- Haciéndoles saber que en esos momentos en que la persona tomó la decisión de terminar con su vida padecía una enfermedad en la cual las ideas suicidas eran parte de los síntomas y no fue por culpa de otra persona.
- Ayudándolas a entender que el dolor emocional que estaba experimentando esa persona era tan fuerte que se convirtió en insoportable, se le agotaron las estrategias para solucionar problemas y perdió la esperanza en una vida mejor.
- Ayudándoles a identificar la necesidad de ayuda psicológica y hacerles accesibles la coordinación de servicios.
Hablemos de suicidio, erradiquemos el estigma y sirvamos de puente para la restauración de la salud mental de todo un pueblo.
Hablemos 787-806-7687 estamos ubicados en el edificio Val Harbour Suite 105 Ave. González Clemente, sector Guanajibo, Mayagüez.