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Tres jóvenes entregados al voluntariado

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Por Sandra Caquías Cruz
redaccion@esnoticiapr.com

 

Yóscar E. Colón Rosario es un joven que sueña con algún día obtener su bachillerato en enfermería. Mientras, divide su día entre el voluntariado en su comunidad y una compañía en la que se dedica a transportar adultos mayores que tiene citas médicas.

Calila Figueroa es otra joven que desde muy pequeña ha estado involucrada en actividades de voluntariado. Disfruta el aconsejar a otros jóvenes, como ella, sobre sus inquietudes. Desea que todos conozcan las bellezas que tiene Loíza para ofrecer.

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Muy distantes de ambos, pero con el mismo amor por el prójimo y el voluntariado está Norelis Luciano Castillo, en las montañas de San Germán, donde recibe a aquellos que deseen realizar recorridos y adentrase en el verdor de esa cordillera.

A los tres los une el voluntariado. Son jóvenes que dedican su tiempo libre a trabajar por sus respectivas comunidades. Yóscar en la comunidad Las Mareas, en Salinas; Calila en el Centro Esperanza, en Loíza, y Norelis en la comunidad El Rosario, en San Germán.

Voluntariado en Las Mareas

Yóscar se ha dado a la tarea de servir como voluntario en Las Mareas, en Salinas, y eso incluye desde el mantenimiento de la entrada al barrio hasta el que los adultos mayores tengan que comer. “Lo más que me satisface es ayudarnos unos a otros. Estar mano a mano con la comunidad”, dijo.

“Nuestro proyecto se basa en mostrarle a los visitantes lo que fue la cultura. Tenemos varios recorridos. Recibimos grupos del exterior y de otros pueblos que desean visitar Las Mareas”, describió sobre su actual misión en el Centro Educativo y Social de Las Mareas.

Explicó que son un grupo como de 10 jóvenes voluntarios que lo mismo limpian las calles, que la entrada a su vecindario, que la casa de un adulto mayor o persona enferma. Dijo que le preocupa que el área de la pescadería se mantenga limpia y desearían que estuviera más activa para no perder el ser una comunidad pesquera.

Señaló que en su comunidad existe lo que llaman ‘El Fogón’, un proyecto que nació tras el paso del huracán María y que en la actualidad les permite llevar alimentos a unos 40 adultos mayores, al menos unas tres veces en la semana. Voluntarias de la comunidad se dan a la tarea de preparar la comida y otros voluntarios realizan las entregas.

La comunidad Las Mareas, en Salinas, en una de varias que tiene un grupo de jóvenes voluntarios que se entregan por su vecindario.

Calila tiene en su agenda un proyecto agrícola para niños

Calila comenzó a ofrecer labor voluntaria con su mamá, destacó. En el 2019 se inscribió en el programa de turismo patrimonial y eso le brindó “la oportunidad de hacer algo por la comunidad, que no solo deje ingresos, sino que exporte las bellezas que tiene Loíza”.

La joven, quien también pertenece al Boys & Girls Club, es interprete y realiza recorrido a los que visitan el Centro Esperanza y desean conocer sus proyectos y la comunidad que sirve.

Narró que le impactó mucho ver los daños que el huracán Fiona dejó en su pueblo. “Fue tan fuerte ver la cantidad de personas que vivían solitas. Sus hogares tenían unos daños tan grandes. Y fue tan bonito ver como la Fundación ayudó a esas personas”, expresó.

Calila, quien tuvo la oportunidad viajar a Uruguay para una cumbre de voluntarios de Latinoamérica, tiene el sueño de desarrollar un proyecto para enseñar agricultura a los niños y de esa forma sean “autosustentable a través de la siembra y cosecha de sus alimentos. Que lo hagan desde sus casas para que no tengan que depender de nadie”.

Norelis le adentra en Poblado El Rosario 

Mientras, Norelis es parte de un grupo de voluntarios que se dedican a servir de guías turísticos en uno de los poblados más lejanos de San Germán: El Rosario.

Norelis, quien tiene un bachillerato en enfermería, trabaja con la organización Casa Juan Pablo II. Su tarea es de guía e intérprete de una ruta que consiste en unas cuatro horas y que lo adentra de una finca de café, unas veredas hasta llegar a unas montañas de roca caliza y ver petroglifos que atesora San Germán.

La segunda parte del recorrido es caminar la comunidad, donde les hablan de la historia de ese vecindario y cómo se formó. Son unos ocho jóvenes que se dedican a ofrecer estos recorridos que debe coordinar con antelación llamando al 787-659-7083.

Resaltó que la meta de grupo es fomentar la economía local y que los voluntarios y residentes “están muy pendientes de que la comunidad esté bonita. Restauran lo que tengamos que restaurar. Tenemos como meta ser un oasis en la comunidad”.

“Es una satisfacción bien grande el brindarle a la comunidad lo más valioso, que es el tiempo, sin pensar en remuneración. Eso va más allá que eso”, expresó Norelis.