Por Sara R. Marrero Cabán
PONCE – La cantidad poblacional decreció significativamente en la pasada década y, en esta ventana de tiempo, unas 11,116 viviendas de la región sur quedaron desocupadas, reveló el Censo de los Estados Unidos.
El Censo efectuó el conteo en el 2020, año que inició con un sismo de magnitud 6.4, cuyo epicentro fue en el Sur del país. Casas, edificios y escuelas se agrietaron a consecuencia de ese temblor y sus réplicas.
Otras estructuras que no sucumbieron a los terremotos quedaron agrietadas y cada remezón amenazaba con derrumbarlas.
El municipio de Guánica fue el más estropeado por los movimientos telúricos. También, fue el de mayor cambio porcentual en viviendas desocupadas en la década, basado en su población.
En el 2010, unas 9,666 viviendas estaban ocupadas, ya sea por alquiler, venta o para uso estacional, según la definición que establece el Censo. Para el 2020, había 8,563 casas habitadas, cifra que representa una disminución de 1,103 o 11.4%.
Los terremotos que estremecieron el Sur también causaron que cuando voluntarios del Censo visitaron casa a casa los pueblos del sur- en especial Guánica, Guayanilla, Yauco y Peñuelas- encontraran múltiples casas vacías, ya sea porque algunos buscaban refugio en albergues a la intemperie o exploraban nuevas oportunidades en países extranjeros, como los Estados Unidos. No faltó el residente apático de ser partícipe del proceso.
La situación se repetía pueblo por pueblo.
Menos casas en Patillas
A pesar de ubicar a millas del epicentro del temblor, el pueblo costero de Patillas figura como el segundo municipio de la región sureña en el que más viviendas pasaron a estar desocupadas.
El Censo detalló que entre el 2010 al 2020 la cantidad de viviendas desocupadas en este municipio sumó a 965, llevando el cambio porcentual a 10.3%.
Para la alcaldesa Maritza Sánchez Neris, fue el huracán María del 2017 el que expulsó a los patillenses de su pueblo natal. Otro aspecto que mencionó fueron las pocas fuentes económicas que existen en ese pueblo. Al carecer de ofertas atractivas, Sánchez Neris consideró que muchos de sus compueblanos optaron por la migración.
“En los pasados años aquí no se presentaron alternativas de desarrollo económico. Ante la falta de recursos, nuestra gente tuvo que migrar, salir de Puerto Rico como le pasó, en términos generales, a muchos puertorriqueños. En Patillas, muchos patillenses tuvieron que salir a los Estados Unidos a rehacer su vida, porque aquí estaba un poquito difícil”, señaló al garantizar que su nueva administración busca impulsar la economía local para evitar la peregrinación.
Villalba no es la excepción
En el pueblo montañoso de Villalba, la cantidad de viviendas ocupadas decayó de 9,710 a 8,875, para un cambio porcentual de 8.6%. El huracán María golpeó fuerte al municipio, pueblo que tuvo comunidades que tardaron meses en recibir los servicios esenciales como la energía eléctrica.
A esa situación los alcaldes sumaron el que no todos los puertorriqueños decidieron participar en el Censo 2020.
“No todo el mundo llenó el Censo, como de costumbre. Hay un porciento de personas que no participan en eso y se afecta”, afirmó el alcalde de Juana Díaz, Ramón Hernández Torres.
“No entienden la importancia que tiene que ver el Censo, los datos geográficos que tenemos ahí, la información de nuestra población, la población general en cada uno de los municipios, la población general de Puerto Rico. Todas estas consideraciones son importantes para asistencia, ayudas y programas por parte del gobierno federal de Puerto Rico”, opinó.
Juana Díaz la excepción
De los 14 municipios que comprenden la región sureña, Juana Díaz es el único que vio un aumento de viviendas ocupadas en la pasada década.
El Censo especificó que el pueblo tuvo un aumento de 154 casas habitadas desde el 2010. Hace 10 años, la cantidad era de 20,019. Para el 2020, este número incrementó a 20,173.
Del mismo modo, aumentó la cantidad de personas adultas residiendo en el municipio. El alza, tanto de adultos como viviendas ocupadas, se debe a la oferta económica que presenta el pueblo y los más de 18 proyectos de vivienda recientes, indicó Hernández Ortiz.
“Obviamente, hay una gran oportunidad. (Juana Díaz) sigue creciendo, hay un desarrollo, hay varios negocios que están moviéndose a Juana Díaz”, acertó el alcalde al asegurar que personas de pueblos aledaños se suman a la población juanadina.
Para residentes de pueblos más rurales, como Villalba, Juana Díaz es punto céntrico para efectuar compras en tiendas y restaurantes de cadena. Además, la actividad de pequeños y medianos comerciantes incrementó en la pasada década, con cerca de 15 negocios nuevos, manifestó Hernández Torres.
“Es una ciudad habitable. La gente le gusta Juana Díaz por su limpieza y su organización y de eso es que se trata”, recalcó el alcalde, quien dirige el pueblo por seis cuatrienios.
La mayoría de los alcaldes de la región sureña tienen claro que los fenómenos naturales recientes expulsaron a los boricuas de la Isla. Empero, apuestan a un futuro optimista, en el cual la población migrante podría regresar y aprovechar los recursos locales.
El alcalde de Juana Díaz resaltó que el costo de vida de países como Estados Unidos es mucho más oneroso que el de Puerto Rico. Es esta ventaja que podría motivar a los boricuas a regresar a su País. “El costo de alquiler de vivienda en los Estados Unidos (es muy costoso) dependiendo el estado, dependiendo el ‘county’ donde esté también”, dijo.
Amenaza de fondos
Más allá del optimismo de sus planes municipales, los alcaldes comprenden el riesgo que presenta este éxodo en masa ante la solicitud de fondos federales para la reconstrucción y rehabilitación de la zona. En especial, para los municipios que durante esta década cayeron en la categoría de “non-entitlement”, término del Departamento del Tesorero de Estados Unidos para identificar municipios con menos de 50,000 habitantes.
“En estos momentos, los que se ven afectados son los municipios que tenían más de 50,000 habitantes y en el Censo 2020 bajaron a menos de 50,000. Le afecta el que podían solicitar los fondos directamente (y ahora) lo tienen que hacer a través del estado. En el caso nuestro, no nos afecta de una manera dramática”, detalló el veterano alcalde de Coamo, Juan C. García Padilla.
La población de Coamo disminuyó de 40,512 en el 2010 a 34,668 en el 2020. De esta cifra, la reducción de adultos mayores de 18 años era de 1,346 y de menores de 18 años 4,498.
En términos de vivienda, el cambio porcentual de viviendas desocupadas en el pueblo bajó un 1.8%, por lo que se desocuparon 296 hogares.
“(La reducción de residentes) afecta en recaudos, que se muevan distintas industrias, comercios, la calidad de los servicios de salud podría mermar, afecta de una manera considerable. En esa dirección, trae un reto poder desarrollar nuevas estrategias y traer más población a la región”, analizó el alcalde quien ocupa el puesto por los pasados seis cuatrienios.
Coamo no vio una reducción dramática en los pasados 10 años, en comparación con pueblos vecinos.
García Padilla asoció esto a la buena “calidad de vida” y por servir como “punto medio” para otros pueblos.
“Lo reconoce mucha gente que ha venido a Coamo a vivir de esas áreas que llamamos la zona cero (donde) surgieron los terremotos. Está a solo una hora de San Juan. Es un pueblo (con muchos) servicios. Yo creo que esas son parte de las cualidades”, destacó.
Abatido Guánica
Aunque los terremotos fueron una de las razones primordiales del éxodo masivo, no fue lo único que exacerbó el panorama actual del sur. Previo a los temblores, los vientos y lluvias de los huracanes del 2017 dejaron una destrucción sin igual en todo Puerto Rico.
En adición a los fenómenos naturales, la pobreza del municipio de Guánica ha aportado a esta reducción de viviendas ocupadas. Conforme al boletín del Centro de Información Censal (CIC) -preparado por colaboradores del Recinto de Cayey de la Universidad de Puerto Rico (UPR) entre el 2013 al 2017- la tasa de pobreza en Guánica era de 65.1%, convirtiéndolo en el más pobre en Puerto Rico y todo Estados Unidos.
De los 78 municipios a nivel Isla, este pueblo sureño es el penúltimo que tuvo la mayor merma de viviendas ocupadas. El pueblo que durante 10 años vio la mayor cantidad de casas desocupadas en todo el País fue Maricao, para una merma porcentual en unidades de vivienda de 15.3%.