Por Rafael R. Díaz Torres
Centro de Periodismo Investigativo y Todas
Claribel Millán jugó con la Selección Nacional de Puerto Rico de sóftbol durante la década de 1970 y representó al país en el Mundial de 1974 celebrado en Connecticut. Su entrega a los colores patrios estuvo en constante tensión con lo que ella nombra como el discrimen por ser lesbiana. Recuerda los dirigentes y directivos federativos del deporte que practicaba les pedían a las jugadoras que no hablaran ni manifestaran ningún tipo de afecto que sacara a relucir su orientación sexual como lesbianas. Era el comienzo de la denominada época dorada del sóftbol femenino en Puerto Rico, cuando la Selección Nacional era dirigida por el también exalcalde de Guaynabo, Alejandro “Junior” Cruz.
“Nos reunieron a todas para decirnos eso del lesbianismo. Ellos eran bien fuertes con eso”, expresó Millán a la Unidad Investigativa de Género, una alianza del Centro de Periodismo Investigativo y Todas.
“Me dejaron tres semanas antes [fuera del equipo de los Juegos Panamericanos de 1979] y yo era la cátcher de Betty [Segarra] e Ivelisse [Echevarría]. ¿Cómo te vas a quedar fuera por ser lesbiana? En mi época, la mayoría éramos lesbianas”, aseguró la exjugadora.
En 1977, a Cruz le hicieron una protesta por sus comentarios de que las jugadoras lesbianas “estaban destruyendo los equipos deportivos de Puerto Rico y debían ser controladas o eliminadas”, según plasmó la historiadora Delia Lizardi Ortiz en su artículo “Nuevas relaciones de género en el deporte puertorriqueño”. FOTO: Protesta San Juan Star
Han transcurrido 43 años desde los Juegos Panamericanos celebrados en 1979 en San Juan. Los temas de perspectiva de género y respeto a la diversidad sexual han ganado terreno en la discusión pública puertorriqueña. Sin embargo, los comentarios y las amenazas, como las hechas por Cruz hace varias décadas, prevalecen en el deporte del sóftbol.
“Yo no creo en ese estilo de vida, pero ustedes harán lo que quieran siempre y cuando sea fuera del equipo”, fueron las expresiones hechas en años recientes por el dirigente de sóftbol de las jerezanas del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP), Jorge David Santos, en torno a la política el silencio con respecto a la orientación sexual de las jugadoras, según confirmaron a la Unidad jugadoras recientes.
“Las relaciones las dejan pasar solo si son entre ‘coaches’ varones y jugadoras, pero las parejas entre jugadoras es un problema”, indicó una fuente que estuvo en ese equipo de las jerezanas.
La Oficina de Comunicaciones de la UPRRP negó la información.
“Los comentarios atribuidos al dirigente de sóftbol de parte de esas fuentes hasta ahora anónimas son negadas categóricamente por él”, expresó el director de Prensa de la institución, Mario Alegre Barrios, quien aseguró que no han recibido ninguna querella sobre Santos. “Ningún comentario de esa naturaleza sería cónsono al credo institucional sobre esos temas y a lo establecido por la Oficina de Título IX. La UPR y nuestro Recinto cuentan con una normativa institucional para atender situaciones de esa wnaturaleza una vez se adviene en conocimiento de manera formal, (por los canales correspondientes), y según dispone la reglamentación aplicable”, añadió.
Una exjugadora que representó a Puerto Rico y compitió en los Z Olímpicos de Verano en Atlanta 1996, Eiffel Lebrón Ortiz, confirmó que el discrimen contra las jugadoras lesbianas continúa en el sóftbol, particularmente desde la dirección, tanto de la Federación, como de la Selección Nacional, que actualmente es dirigida por Santos.
“Sí, todavía discriminan contra nosotras. Te digo porque soy lesbiana y estoy casada con mi esposa por cinco años y ella es jugadora también de la Selección Nacional de sóftbol”, comentó Lebrón Ortiz. Santos es también pastor cristiano en una iglesia en Trujillo Alto, según se observa en su cuenta de Facebook. Trabaja, además, para dicho municipio como Director del Departamento de Recreación y Deportes. Múltiples llamadas a la oficina de Santos en el ayuntamiento no fueron atendidas.
“Yo nunca he tenido problemas con él [Santos], pero sí sé que él no quiere que la Selección tenga jugadoras lesbianas, y ahora que es el dirigente de la Selección, imagínate, vamos a dar 10 pasos atrás. La UPR no va a ir en contra de su dirigente, pero todos sabemos que él no está de acuerdo”, dijo sobre el dirigente nacional y de la UPR, la atleta de 40 años, quien actualmente compite en el circuito masculino de béisbol Clase A.
La Federación de Sóftbol de Puerto Rico no respondió a los correos electrónicos, llamadas y mensajes al WhatsApp institucional.
“Ya nosotras estamos en los 40 [años], pero ¿qué será de las nuevas generaciones? Ellas son las que me preocupan”, agregó. La llamada “ley del silencio” es una forma de violencia psicológica. Así lo establece la “Guía para la Prevención e Intervención ante situaciones de Violencia y Acoso en Contextos Deportivos para Clubes y Entidades Deportivas” del Departamento de Recreación y Deportes de Puerto Rico. Es una de las cinco formas de acoso y hostigamiento reconocidas en el Memorando de Entendimiento del Comité Olímpico Internacional de 2016. Las otras cuatro formas son: abuso sexual, hostigamiento sexual, negligencia y abuso físico.
A merced de la impunidad y la ausencia de protocolos
De 15 ex atletas de voleibol o sóftbol que respondieron un cuestionario creado por la Unidad Investigativa de Género sobre el hostigamiento en el deporte, cuatro indicaron haber experimentado algún tipo de hostigamiento en su experiencia deportiva. De este grupo, tres dijeron haber sufrido abuso psicológico y una indicó que experimentó “comentarios sexuales de un maestro viéndola practicar”.
Entre las 15 participantes, nueve expresaron conocer casos de hostigamiento de forma directa. De esos nueve casos, seis se relacionan a la organización a la cual la atleta o ex atleta pertenece. En la mayoría de estos casos, la persona hostigadora fue el entrenador. Al preguntársele a todas si consideraban que en el deporte puertorriqueño existen protocolos adecuados para el manejo de casos de hostigamiento sexual, 14 informaron desconocer de los protocolos y una indicó que no existen protocolos adecuados. Todas coincidieron en la necesidad de que la información relacionada a los protocolos para el manejo de casos esté accesible tanto para las personas vinculadas al deporte, como para el público en general.
¿De qué formas has visto que se da el hostigamiento sexual en el deporte?, se preguntó mediante el cuestionario a las jugadoras. Algunas respuestas fueron: “Que se acercan mucho, o te tocan”. “Gritan improperios con connotaciones sexuales desde las gradas o alrededores de las canchas y parques”. “Algunos coaches con comentarios fuera de lugar o miradas raras”. “De la manera en cómo te tocan con la excusa de ayudarte a posicionarte o mejorar la posición”. “El acercamiento de momento y las miradas obvias hacia las partes privadas”. “Acoso verbal”. “Acercamientos no deseados por parte de los dirigentes o la fanaticada”. “Amenaza de despido en caso de no permitir dicho acercamiento”.
En Puerto Rico, el voleibol es ampliamente practicado por mujeres a nivel de clubes. La Selección Nacional de voleibol ha sido exitosa y participó de las Olimpiadas de Verano en Río de Janeiro en el 2016. De otra parte, el sóftbol femenino cuenta con una importante trayectoria, que incluye la participación de la Selección Nacional en una olimpiada (Atlanta 1996), así como múltiples éxitos y medallas en torneos regionales como los Juegos Centroamericanos y del Caribe, además de Juegos Panamericanos. Actualmente, Puerto Rico ocupa la posición número cinco entre todas las selecciones nacionales de softbol a nivel mundial.
Para la abogada y actual jugadora de la Liga de Baloncesto Superior Nacional Femenino, Michelle González, si bien las ligas y federaciones no deben tener toda la responsabilidad cuando ocurren casos de hostigamiento y violencia sexual en el deporte, sí debe existir una rigurosidad con las personas que son contratadas o reclutadas para dirigir equipos de niños y jóvenes. Asimismo, la atleta abogó por terminar con la política de encubrimiento en las ligas y federaciones.
“El primer protocolo que tiene que seguir es evitar. Ese es el primer protocolo que tiene que existir, evitar. Y cómo estas cosas pueden suceder, que cada una de las ligas dé una charla, y no permitir la ‘encerraera’ de relaciones [entre dirigente y jugadoras]. Yo tuve una reunión con mis ‘coaches’ y les dije ‘ustedes ninguno va a hablar en privado con ninguna jugadora. No me importa si tú eres dirigente hombre o dirigente mujer. Usted no va a hablar a solas con ninguna jugadora’ y estos son protocolos que la liga y los equipos deben implementar para evitar”, dijo la también ex integrante de la Selección Nacional de Puerto Rico que participó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“El segundo protocolo que hay que implementar es, de ocurrir, ¿qué vamos a hacer? Este comportamiento del ‘ay bendito’ es un comportamiento ya social. Puede que haya que preguntarle al presidente de la liga, ¿cómo de verdad tú prefieres ocultar un acto como este y proteger un entrenador, que proteger a un menor o proteger a una mujer o proteger a un niño?”, cuestionó la abogada.
Una de las principales investigadoras del tema de hostigamiento en el deporte puertorriqueño es la Dra. Enid Rodríguez del Centro para la Aplicación y Estudio de la Psicología Deportiva en la UPR en Mayagüez. Entre los hallazgos de sus estudios, la académica especialista en psicología deportiva explica que existe una gran desconfianza de las atletas sobre cómo las ligas y federaciones manejan las quejas relacionadas a casos de hostigamiento en el deporte. Ese aspecto, según ella, provoca que muchas atletas no denuncien cuando son hostigadas o agredidas por entrenadores u otras figuras de poder en el deporte.
“Cuando hacemos las investigaciones en la universidad, a quienes entrevistamos, nos dicen ‘yo lo reporté, yo procesé una querella’, y cuando le preguntábamos a la federación nos decían que no había nada. Por eso la atleta dice, ‘esto es una mafia’, porque no importa lo que tú reportes, no va a pasar nada. La federación no dice que lo tiene [el caso reportado] porque no tiene protocolo”, explicó Rodríguez.
La académica de la UPR en Mayagüez explicó que las investigaciones a nivel internacional muestran la tendencia de que el discrimen de género, el hostigamiento y la violencia sexual son más comunes en aquellos deportes tradicionalmente practicados por hombres o “masculinizados”, pero que también son practicados por mujeres. Dentro de ese grupo se encuentra el sóftbol, el boxeo, el baloncesto, el judo, el taekwondo y el béisbol, entre otros.
En el caso del voleibol, aunque es un deporte ampliamente practicado por mujeres y que culturalmente se percibe como cónsono con los ideales de “feminidad”, las jugadoras profesionales puertorriqueñas han denunciado la práctica común de dirigentes que hacen comentarios y miradas sugestivas que las violentan. También son comunes los “acercamientos casuales” de entrenadores a jugadoras, según aseguró a la Unidad Investigativa de Género la reconocida voleibolista Karina Ocasio.
Aunque el hostigamiento y las agresiones sexuales, incluyendo las ocurridas en el deporte, son procesables por medio del Código Penal de Puerto Rico, Rodríguez entiende que si las ligas y federaciones no tienen protocolos será más difícil la solución de estos casos y la confianza de los atletas en las instituciones que rigen su práctica deportiva.
“Los atletas en Puerto Rico, si [la queja] no es procesada por el deporte, ellos no van [a la Policía]. Si yo soy atleta y voy a la policía, me van a mandar a delitos sexuales para procesarlo. Por lo tanto, no es que me van a poner en otro equipo, no es que me van a dar otro club [deportivo]. Y como el atleta sabe que la vida en el deporte es corta, pues aguanta”, expresó la también investigadora.
“La Policía no tiene registrado si ocurrió ni siquiera la violencia sexual de parte de un ‘coach’, de un padre del equipo. Es simplemente violencia sexual, hostigamiento sexual y se procesó con el paquete completo. La misma Policía no tiene esa información porque está dentro del mismo bonche. Es imposible comenzar a identificarlo”, agregó Rodríguez.
“Cuando yo hablé de eso y le pedí los datos a la Policía, me explicaron que como aparecía en el reporte era un caso de violencia sexual, área Aguadilla, comunidad x. ¿Dónde fue? Parque recreativo; pero no mezcla ni identifica esa querella en que si fue alguien de deporte, si fue un atleta, si fue un coach, si fue un padre de un niño. Esa información, ellos me dijeron que no la tienen, que la tienen de forma general. Se pueden sacar reportes de lo que ocurre en áreas recreativas, pero no todo los que son en áreas recreativas corresponden a atletas”, detalló Rodríguez.
La UPR no da la milla extra
A nivel de las universidades, el deporte es regido por la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI), que cuenta con un protocolo conocido como “Política de la Liga Atlética Interuniversitaria de Puerto Rico para establecer el protocolo de prevención, intervención y seguimiento de casos de hostigamiento sexual, acoso e intimidación”. Como parte de la prevención, el documento de la LAI establece que al inicio de cada año académico se ofrecerán talleres sobre los temas de acoso, hostigamiento e intimidación. En cuanto a los casos de hostigamiento y acoso, la víctima debe informar a la institución universitaria para que la institución “proceda con una investigación de las alegaciones”, y de ser necesario, proceder “con la formulación de cargos correspondientes”. Asimismo, “la Oficina del Comisionado [de la LAI] podrá tomar acción cautelar contra cualquiera de las partes en lo que concluye el proceso disciplinario en la universidad”.
La Unidad Investigativa de Género le preguntó al Comisionado de la LAI, Jorge Sosa, si realmente los atletas víctimas confían en delegar las investigaciones a las universidades, cuando en muchas ocasiones quienes hostigan son personas contratadas por los departamentos atléticos de estas instituciones educativas.
“Eso fue objeto de discusión en la Junta de Gobierno [de la LAI] porque las universidades tienen que tener reglamentación para recibir los fondos, bajo el Título IX. Mi deseo era que nosotros [en la LAI] tuviéramos a nivel deportivo una reglamentación, pero las universidades hicieron el punto de que ellos tenían esa reglamentación y básicamente se modifica el reglamento para que nosotros, si la queja llega a nosotros, la canalizamos, como dice aquí [el documento de la LAI] y se refiere el caso”, explicó Sosa. La LAI no contestó cuántos casos han referido en los pasados 10 años.
Aquellas universidades que reciben fondos federales deben cumplir con la reglamentación de Título IX, que es un estatuto federal creado en el 1972 para prohibir el discrimen por razón de sexo en las instituciones educativas. Dentro de las modalidades de discrimen estipuladas por Título IX se incluyen las situaciones relacionadas a la violencia de género, el acecho y el acoso sexual.
En el caso de la Universidad de Puerto Rico, las 11 unidades y la Administración Central cuentan con oficiales de cumplimiento de Título IX, como lo requiere la ley.
Pero a pesar de que el programa Título IX recomienda establecer un comité coordinador secundario, reconociendo estos problemas en el deporte, la UPR no le otorga un énfasis al problema del hostigamiento en el deporte universitario, sino que se aborda como un asunto genérico que se monitorea junto al resto de los casos de violencia y discrimen que se suscitan en diferentes oficinas universitarias.
“Para el deporte específicamente no tenemos un comité [de asuntos de género]. [El Comité de Diversidad, Equidad e Inclusión] está compuesto para atender todos los asuntos que tengan que ver con equidad de género, y pues entiendo que también se tocaría el tema del deporte”, dijo la coordinadora de Título IX y cumplimiento de Administración Central de la UPR Yarima González Crespo.
Las unidades no cuentan con un coordinador de Título IX especializado en deportes, aunque es una recomendación de la ley. “La posición no existe”, confirmó González Crespo.
Una persona que alegue haber sido víctima de hostigamiento sexual puede llevar su queja ante el Coordinador de Título IX, quien debe iniciar la investigación y citar a las partes involucradas. El proceso incluye revisar información sobre los hechos, la fecha y lugar. Además, las partes tienen derecho a un asesor que les acompañe durante el proceso. La queja, explica la UPR, se puede convertir en querella solo si “la Autoridad Nominadora o su representante autorizado informa la formulación de cargos contra el Querellado, luego de haber llevado a cabo una investigación de los hechos alegados”.
Trabanco y la Federación de Voleibol no quieren hablar del hostigamiento En enero pasado, un juez determinó causa contra el exentrenador de voleibol, Juan Hernández Lozano de abuso sexual, en violación a Ley 246 para la Seguridad, Protección y Bienestar de Menores. Al hombre, que tenía 55 años en ese momento, se le imputó actos lascivos mediante el envío de mensajes de texto de índole sexual a una adolescente de 15 años. Los sucesos ocurrieron mientras era entrenador en un colegio que no se dio a conocer y estaba libre bajo fianza y con grillete por otras acusaciones similares.
Al ser un empleado del colegio, la supervisión de su trabajo no recae bajo la Federación Puertorriqueña de Voleibol (FPV). Las escuelas, colegios y universidades no están afiliadas al principal ente rector del voleibol puertorriqueño, imposibilitando así que haya una política uniforme para el manejo de casos de hostigamiento para todas las instituciones en las cuales se practica el deporte en Puerto Rico.
La voleibolista Karina Ocasio dijo sobre ese entrenador que “es tan culpable él, como las personas que le siguen dando la oportunidad de trabajar alrededor de niños”.
“En muchas ocasiones, entre ellos mismos se tapan, por los años que llevan trabajando juntos o por no pasar una vergüenza con el club [deportivo]”, añadió la atleta, quien actualmente juega con las Criollas de Caguas en la LVSF.
Todos los clubes, ligas y torneos afiliados a la FPV deben cumplir con los reglamentos de la Federación. En los reglamentos publicados para los torneos y ligas principales auspiciadas por la FPV, la Unidad Investigativa de Género no encontró ninguna sección o protocolo relacionado al manejo de casos de hostigamiento. Solo se les pide a los entrenadores que llenen una Solicitud de Certificación de Ley 300, también conocida como la “Ley de Verificación de Historial Delictivo de Proveedores de Servicios de Cuidado a Niños y Envejecientes de Puerto Rico”.
La Unidad Investigativa llamó en varias ocasiones a la oficina de la FPV para solicitar una entrevista con su presidente, César Trabanco, pero las gestiones fueron infructuosas. En una de las llamadas realizadas, la persona que respondió la comunicación informó “que el Presidente no emitirá más comentarios sobre ese tema [del hostigamiento]”. Al tratar de llegar a oficinas de la FPV, la secretaria informó que Trabanco estaba en su oficina en Ponce y reiteró que no haría declaraciones públicas sobre el asunto.
¿De qué forma crees que el hostigamiento sexual en el deporte puertorriqueño debe atenderse?, se preguntó a las jugadoras. “Sanciones concretas dentro de las federaciones”. “Publicidad o registro de entrenadores y árbitros agresores”. “En cuanto alguien exprese sentirse incómodo deben empezar a indagar sobre el asunto. Si es sobre acoso sexual deberían remover al coach inmediatamente mientras hacen la investigación”. “Eficiente y al momento”. “Primero entiendo que las mujeres debemos estar bien orientadas sobre el tema. Pues en muchas ocasiones se aceptan conductas inapropiadas por miedo a perder una posición en el equipo”. “De manera confidencial y segura hacia la víctima”. “Que la comunicación sea lo primordial, donde haya supervisores o supervisoras en las que uno puede confiar y los derechos se hagan valer”, fueron algunas de las respuestas.
“El solo hecho de que no esté [en los reglamentos], estás dando libertad de que se haga [el hostigamiento] porque no hay cómo reprenderlo. Así que pienso que es algo que se debe añadir al reglamento de cualquier liga, de cualquier deporte, de cualquier institución, porque esto es algo que sucede. No tenerlo ahí, pues ya no hay miedo, porque no hay ningún reglamento para eso o ningunas sanciones”, añadió Ocasio, quien también representó a Puerto Rico en una Olimpiada y en varios eventos regionales.
La violencia en las canchas y estadios no se limita a los actos que pueden cometer algunos entrenadores hacia jugadoras o menores de edad. En ocasiones, el acoso puede provenir de jefes federativos, oficiales de mesa y hasta del público que asiste a los eventos deportivos. En un deporte como el voleibol, es común que hombres que asisten a los partidos de mujeres griten comentarios de índole sexual hacia las jugadoras.
“El fanático piensa que cuando paga una taquilla por entrar a un partido, esa taquilla le da unos beneficios y unos poderes de poder expresarse de la manera que a ellos les parezca. En ocasiones incurren en faltas de respeto”, comentó la ex voleibolista de la LVSF y el circuito playero Yarleen Santiago.
“Mis últimos años yo se los dediqué al voleibol de playa en donde el uniforme de juego es un poco diferente. El cuerpo de la mujer queda mucho más expuesto. Es un tema delicado, ya que estás en una playa jugando con un bikini y hay que tener mucha madurez para tú poder lidiar con ese tipo de comentarios o experiencias. Desde mi perspectiva, la madurez como mujer fue lo que me ayudó a lidiar con ese tipo de situación”, añadió quien en el 2011 ganó medalla de bronce para Puerto Rico en los Juegos Panamericanos celebrados en Guadalajara, México.
“Se normaliza este tipo de conducta y cuando lo ves como algo normal, la realidad es que no hay ningún tipo de intervención porque no ven la seriedad del asunto”, lamentó Santiago.
Retos para la psicología deportiva
La recurrencia de casos de hostigamiento y violencia en el deporte provoca que atletas busquen los servicios de profesionales en psicología. Según la psicóloga deportiva, Mercedes Rivera Morales, en la intervención con atletas que fueron víctimas de hostigamiento es común descubrir que las organizaciones deportivas incurren en la práctica de creerle al entrenador antes que validar el testimonio de la víctima.
“Es un acto violento que va contra la dignidad de esa persona. El mero roce, una mirada o una insinuación, todo eso duele y va a tener un efecto en la autoestima. El efecto sobre las víctimas de violencia de género es que se cuestionan si todavía vale la pena seguir jugando el deporte. Muchas veces las revictimizan, piensan que ellas lo provocaron. Se puede convertir en un trauma y hay que acompañar, hay que atender, hay que apoyarle, para que vaya viendo que ella es la víctima, que no se merece eso, que no tiene la culpa, que tiene sus derechos y que se debe atender su situación”, explicó Rivera Morales.
Asimismo, este tipo de casos ameritan que se integren acercamientos con perspectiva de género al estudio de la psicología deportiva, a juicio de la candidata doctoral en psicología e investigadora en temas de género y deporte, Angely Hernández.
“Los programas de psicología deportiva deben incluir la perspectiva de género. Todavía dentro del deporte se observa discrimen, sexismo, opresión y marginalización. En su mayoría, el discrimen se dirige hacia la mujer y personas trans en el deporte. Este problema es sistémico y para comenzar a desmantelarlo debemos fijarnos en los reglamentos de los cuerpos deportivos y leyes que perpetúan la inequidad hacia estas poblaciones. Esto lo considero posible a través de un abordaje con perspectiva de género”, expresó Hernández.
Prevalencia de mirada masculina dificulta la atención a casos El septiembre del 2021, el Comité Olímpico de Puerto Rico (Copur) nombró una Comisión Especial de Revisión de Reglamentos. El grupo estuvo compuesto por la ex softbolista Ivelisse Echevarría, la baloncelista y abogada Michelle González y el abogado laboral Jaime Sanabria. Uno de los objetivos de la Comisión era atemperar los reglamentos de las federaciones afiliadas al Copur a la Carta Olímpica y asuntos relacionados a la equidad de género. Semanas antes, una controversia surgió a nivel de la FPV, luego de que el reglamento de la LVSF no permitiera que el equipo de las Sanjuaneras de la Capital sustituyera, en medio de la serie final, a su jugadora importada, Destinee Hooker-Washington, quien estaba embarazada.
“Esto [el nombramiento de la Comisión] viene vinculado de forma directa con el caso de voleibol, de la jugadora embarazada que pidió salir del torneo”, explicó a la Unidad la presidenta del Copur, Sara Rosario.
“En términos del asunto de hostigamiento y de violencia en el deporte como tal, pues sí hay algunas sugerencias [a los reglamentos], especialmente en provocar los ambientes seguros que se requieren para la mujer en el deporte. Un tema de hostigamiento, de violencia de
género, pues no es fácil para la víctima hacerlo público. Lo que queremos es provocar que sí se hable, que sí se mencione, que no lo demos por hecho. La inclusión es importante en el deporte, pero tienen que haber medidas claras y específicas en cada uno de los reglamentos de las federaciones. Y estas recomendaciones van dirigidas a eso, en que en un término de tiempo, que las federaciones puedan tener asuntos claros y específicos de cómo se va a manejar”, expresó Rosario.
El CPI le preguntó luego a Rosario cuál es el término de tiempo adecuado para que las federaciones manejen estos casos, pero la Presidenta del Copur solo indicó que “le corresponderá a cada federación establecer el término y el procedimiento en su reglamento entendiendo que es un asunto de alta prioridad”.
De los cinco equipos activos en la temporada 2022 de la LVSF, solo uno cuenta con una mujer en el rol de apoderada. En el caso de las 35 federaciones deportivas afiliadas al Copur, solo tres son presididas por mujeres. Rosario entiende que esta inequidad de género en los principales puestos directivos del deporte debe cambiar para que más mujeres participen de la toma de decisiones que afectan a las atletas y que repercuten en sus necesidades como mujeres deportistas.
“Es una deficiencia que tenemos siempre en el deporte, que ha sido dominado en su mayoría por el género masculino. De que se nos hace difícil para las mujeres el llegar, el hacernos disponibles. No a todas las mujeres, ya que hay muchas tareas generales, muchas que son tesoreras y muchas que se mantienen en las juntas directivas. Pero no necesariamente aceptan el reto de dirigir. Piensan que es todavía un poco varonil, que no tienen el tiempo de las obligaciones en el hogar y demás”, dijo Rosario.
“En el sóftbol casi todos los apoderados han sido varones. Mientras no tengamos féminas en estas sillas de poder y de decisión, pues estos temas [de género] realmente van a seguir siendo un poco relegados en la agenda”, añadió la presidenta del Copur.
Por su parte, la Dra. Rodríguez de la UPR en Mayagüez discrepó. Dijo que el problema no está meramente en que las mujeres no quieren hacerse disponibles o no acepten el reto de dirigir federaciones.
“Yo no creo que esa sea la razón. Es un argumento muy machista. Está justificando que eso no pase. Para entrar a la presidencia de una federación, tú tienes que tener el visto bueno de un grupo de personas que van a votar por ti y la mayoría de este grupo de personas son varones. La gente en las federaciones están ahí por veinte años, se turnan los espacios. No hay oportunidad de entrar con otro pensamiento. Si no estás avalado por alguien de la misma federación, no va a pasar nada”, aseguró Rodríguez.
La ex softbolista Lebrón dijo que los reglamentos de su deporte en Puerto Rico no están actualizados y no responden a las necesidades de las mujeres que lo practican. Criticó, además, que en un deporte en el cual las mujeres le han dado tantos triunfos a Puerto Rico, no haya dirigentes mujeres en los equipos y en la dirección de la Selección Nacional.
“Para ellos no es tan importante poner una regla de acoso, específicamente porque todos los que están en la Federación [de Sóftbol] son hombres. Además del acoso, hay un poquito de machismo de la Federación porque no hay mujeres, no hay dirigentes femeninas. La última ‘coach’ que tuvo la Selección fue cuando yo estaba, y fue hasta el 1996. Después no ha habido más ‘coaches’ mujeres. Tantas buenas jugadoras que ha dado Puerto Rico y no hay una ‘coach’”, destacó Lebrón.
Por su parte, la única mujer apoderada en la LVSF, Lilibeth Rojas, dijo que, aunque cree que la mujer debería tener un rol más activo en la toma de decisiones deportivas, “no podemos esperar a que eso suceda [más mujeres en posiciones de liderato] para tomar acción. Hay que seguir trabajando con eso desde ya”. En ese sentido, la también ex jugadora de voleibol aboga que haya mayor orientación e información disponible hacia los niños, padres y jóvenes atletas, así como a los entrenadores, para que sepan los límites de su profesión.
“A lo mejor [las mujeres] tenemos una idea un poquito más clara de ciertas cosas y lo podemos incluir en los reglamentos. Creo que aquí lo más importante es la orientación a los niños y a los mismos ‘coaches’”, comentó la apoderada de Las Pinkin de Corozal.
Acerca de dónde deben estar disponibles los documentos de protocolos para el manejo de estos casos, las jugadoras mencionaron: “Entradas, cantinas y baños de instalaciones deportivas”. “Páginas web de federaciones y torneos avalados por las federaciones. “En cada club, escuela, liga que se juegue algún deporte”. “Debe ser incluido en los documentos que alguien firma para ser parte del equipo donde incluya toda la información desde cómo se cataloga cada cosa y pasos a seguir cuando alguien ha pasado por lo mismo”. “En internet, en los contratos y reglamentos”. “En los escritorios, oficinas de coaches, directores de escuelas, maestros y entregarles tanto a padres, madres como jugadores en reuniones”.