Por Nashalys Colón Torres
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PONCE – El día 29 de enero del 2018, Génesis García Torres sufrió una caída que le cambió la vida. Después del Huracán María, estuvo cuatro meses sin luz y como la mayoría de los puertorriqueños utilizaban un generador eléctrico.
Un día, mientras cargaba unos bolsos pasó cerca del generador eléctrico tropezó con él. Los dedos de su pie izquierdo se enredaron en la base del generador, lo cual le produjo un adormecimiento momentáneo pero que luego, se tornó en un fuerte dolor que iba en aumento hasta convertirse en un dolor crónico.
Fue entonces que su historia dio un giro inesperado y doloroso. Génesis tomaba medicamentos para el dolor y con ninguna pastilla se le quitaba, por el contrario, aumentó al punto de no poder conciliar el sueño.
Génesis fue al hospital donde le realizaron radiografías pero los resultados no revelaron nada. A Génesis le desesperó el que los resultados no revelaran nada, a pesar de sufrir de dolor constante.
“¿Cómo es que no tengo nada? ¡Nadie me entendía, y es que yo tampoco entendía! Muchos pensaban que eso estaba en mi mente”, narró.
Desde entonces, vive en una tortura. Génesis dejó de dormir, de salir, no podía ver televisión y el dolor comenzó a presentarse en otras partes del cuerpo. Como resultado de lo vivido, llegó a la depresión, ansiedad, ataques de pánico y muchas otras complicaciones, “todo por un simple tropezón”, soltó.
Mayra Torres Valentín, madre de Génesis, lamenta todo lo que su hija sufre.
Explicó que visitó más de una docena de médicos y ninguno podía dar un diagnóstico certero de qué pudo haberle ocurrido a su hija.
Hasta que lograron contactar al neurólogo Charles Olivera, en Ponce, quien la diagnosticó con: ‘Síndrome del Dolor Regional Complejo’, conocido por sus siglas en inglés SDRC/CRPS.
Este diagnóstico fue verificado en un estudio llamado “Bone Scan”. La angustia para esta familia aumentó al saber que la condición no tenía cura y que aún la ciencia estudiaba ese síndrome.
“Ningún medicamento le quitaba el dolor ni tan siquiera por unas horas. Las pastillas “ultracet” hicieron que se le comenzara a caer el cabello y decidí quitárselas. Debido a su estado de ansiedad y ataques de pánicos por el fuerte dolor, el médico le recetó antidepresivos”, explicó Torres Valentín.
Es poco lo que se conoce de este síndrome. “¡Increíble, con lo avanzada que está la ciencia es difícil creer que no hay nada que lo cure!”, expresó.
Génesis ha recibido sobre 57 terapias en Cámara Hiperbárica las cuales la ayudaron a recuperar su sueño.
Torres Valentín agradece a todos los que han aportado económicamente. ¨Por un momento quisiera explicarte lo que siente mi hija, la escala de McGill mide intensidad del dolor con números del 1 al 50. El síndrome SDRC están entre los 45. Supera el dolor de dar a luz y al dolor de una amputación. ¿Alguna vez te martillaste un dedo, te pinchaste con una puerta, sufriste una fractura o una torcedura, sufriste un dolor de muelas? Esos dolores están entre 15 y 20 de intensidad del dolor. El cáncer está entre los 30¨, comparó.
Después de cinco años en continuo dolor y sufrimiento, donde cada día tenía que recurrir a Dios por fuerza y sabiduría, ya habiendo perdido las esperanzas de encontrar alivio en la medicina; un día Génesis encuentra el testimonio de una persona con el mismo síndrome que se había tratado en una clínica en Arkansas y se había recuperado.
A través de ese testimonio Génesis y Mayra dieron con “Spero Clinic”. La clínica es un centro de tratamiento médico holístico. Además, tienen una probabilidad de un 85% de recuperación. La clínica es dirigida por la doctora Katinka Van
Der Merwe especialista en Rehabilitación Nerviosa. La doctora ha tratado pacientes de alrededor del mundo con su eficaz programa de Rehabilitación Neurológica. Si el paciente sigue el tratamiento completo que le asignen, puede salir rehabilitado, y no tendría que continuar con otros tratamientos.