Por Sara R. Marrero Cabán
Un sector que ha logrado demostrar su fortaleza y solidez en medio de las emergencias, como las que ha vivido Puerto Rico en años recientes, es el cooperativismo.
La vigorización del sector se refleja, primordialmente, en la creciente cantidad de socios que se han incorporado desde el 2017. Previo al azote del huracán María, hace poco más de tres años, existían alrededor de 950,000 socios.
No obstante, luego del paso del fenómeno atmosférico, el número de socios ha incrementado continuamente, hasta alcanzar al presente, sobre 1,100,000 socios, todos distribuidas entre las 112 cooperativas de ahorro y crédito, 119 no financieras y 413 juveniles.
Este crecimiento se ha dado en medio de los terremotos recientes, la pandemia por el COVID-19 y la migración de cerca de 35,000 habitantes a jurisdicciones estadounidenses durante el 2019, según reportó el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico.
Máxime, la envergadura de estas instituciones se ha mantenido mientras que empresas y bancas financieras internacionales se han visto obligadas a cesar operaciones en la isla.
“Irónicamente, estos momentos de crisis representan una mayor relevancia para las cooperativas del país, (por) tratarse de organizaciones no lucrativas que sí son empresas, pero son empresas para dar servicio. Una cooperativa, al fin de cuentas, es una asociación de personas que se unen para resolver necesidades por medio de una empresa que es de propiedad conjunta (y) es controlada democráticamente. Por su fin primordial que es ofrecer servicios a la población, el hecho de que sus dueños son las propias personas que reciben esos servicios, (crecen) en estos momentos de crisis”, explicó José Julián Ramírez, director ejecutivo del Fondo de Inversión y Desarrollo Cooperativa.
A consecuencia de las emergencias más recientes, como el sismo de magnitud 6.4 que estremeció la región suroeste y la emergencia sanitaria mundial del COVID-19, las cooperativas han ofrecido ayudas para sus socios en acuerdos de préstamos y moratorias, como la autorización de la Corporación Pública para la Supervisión y el Seguro de Cooperativas de Puerto Rico (Cossec) para que las cooperativas de ahorro y créditos ofrecieran moratorias en el pago de préstamos.
Retos del sector cooperativista
El hecho de que las cooperativas han cobrado relevancia no quiere decir que el sector carece de retos. Un desafío enfrentado, por ejemplo, fue lograr la otorgación de préstamos de la Administración de Pequeñas Empresas (SBA, en inglés).
“Finalmente, en la segunda tirada que hizo el Congreso cuando aprobó mayores (fondos) para (la Administración de Pequeñas Empresas), cooperativas pudieron entrar, gracias a la presión pública que se hizo y lograron ofrecer sobre $16 millones en préstamos a socios que son pequeños negocios y personas que trabajan por cuenta propia y tienen sus cuentas en cooperativas”, contó Ramírez.
Por otra parte, las cooperativas juveniles se han visto interrumpidas, ya que el gobierno ha prohibido la educación en planteles escolares para evitar la propagación del coronavirus entre estudiantes y docentes. Sin embargo, se piensan reanudar una vez reinicien las clases presenciales. Igualmente, las cooperativas en complejos correccionales se han visto parcialmente interrumpidos.
Logros ante las emergencias
El Fondo de Inversión y Desarrollo Cooperativa logró tramitar sobre $400,000 de SBA a siete cooperativas no financieras. De igual modo, se promovió el proyecto Manos por Puerto Rico, el cual activó a dos cooperativas de costura en los municipios de Comerío y Utuado. Estas cooperativas transformaron su operación para producir más de 113,000 mascarillas y 8,390 batas de protección para profesionales en el campo de la medicina.
“En ese momento tan histórico donde a Puerto Rico no llegaban mascarillas, no llegaban batas para nuestros médicos y trabajadores de la salud, este Fondo de Inversión y Desarrollo Cooperativa, creada por el Movimiento Cooperativista, se activó para ayudar a dos cooperativas a producir más de 100,000 mascarillas y más de 8,000 batas en los meses de abril a junio”, indicó.
Además, algunas cooperativas de ahorro y crédito se han certificado por el Tesoro Federal como Instituciones Financieras de Desarrollo Comunitario (CDSI, en inglés) luego del paso del huracán María. Con la certificación, las instituciones podrán recibir apoyo federal y de fundaciones privadas. Recientemente, se adjudicaron 32 cooperativas y, durante el transcurso de este año, las cooperativas certificadas han recibido cerca de $10,000,000.
“Las cooperativas han demostrado con los años que son muchos más sensibles a las necesidades que tienen los ciudadanos.El servicio al cliente nunca va en menoscabo de los dueños, porque son las mismas personas. En los bancos, buscan incrementar las ganancias para darle mayores beneficios a sus accionistas. En las cooperativas de ahorro y crédito los accionistas y los clientes son las mismas personas. Así que, en ese sentido, las cooperativas-en este caso de ahorro y crédito-han demostrado una lealtad hacia sus clientes que, al fin de cuentas, son sus socios-dueños”, añadió.